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12 may 2012

INTERESANTE

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Tribuna libre
"¡Aprende peruano!
Vicealmirante A.P. Gustavo Barragán Schenone (*)
30 de abril de 1980. Los tres canales de TV londinenses informaron del secuestro
en la Embajada de Irán, de un número indeterminado de rehenes, incluido el policíadesarmado que cuidaba la puerta, por terroristas iraníes, del “Grupo de mártires”. Exigían al Ayatola Jomeini liberar 91 prisioneros iraníes y su traslado a Londres en 24 horas o mataban a todos y volaban la embajada. 
La primer ministro Margaret Thatcher estaba siendo puesta a prueba. No se veía ninguna actividad pero los boinas azules y agentes de Scotland Yard acordonaron el edificio, instalaron micrófonos en la casa vecina para saber lo que ocurría al interior y picaron la pared medianera hasta dejar solamente el empaste de yeso para que los rescatistas pudieran ingresar.
Mientras tanto un pelotón antiterrorista del SAS (Fuerzas especiales de la Real Fuerza Aérea) se entrenaba en una réplica de la embajada.
5 de mayo, 13:00 horas. El policía asomó al balcón y a punta de pistola dijo que si no se atendía la demanda comenzarían a matar a los rehenes, que eran 19 iraníes, dos periodistas de la BBC, cuatro súbditos británicos y el policía.
A las 13:31 hubo disparos en el interior. A las 18:50  más disparos y tiraron por la puerta el cadáver del primer rehén asesinado.  A las 19:23 oímos la explosión de una bomba aturdidora, y vimos por TV cómo, simultáneamente, un grupo del SAS, enfundados con malla negra de pies a cabeza, voló con explosivos la ventana de seguridad de la embajada.
Otro grupo igualmente enfundado hizo descenso rappel por el patio trasero, mientras los que estaban en la casa vecina, previo apagón, irrumpieron con sus armas rompiendo el forado habilitado días anteriores.
Todos los rehenes, debidamente alertados, se tendieron en el suelo, mientras los SAS entraron disparando a todo lo que estuviera de pie. En 17 minutos terminó la operación “Nimrod”. Todos los miembros del SAS desaparecieron en dos furgonetas. Murió uno de los dos periodistas de la BBC, y los demás rehenes fueron rescatados. Trascendió que no hubo terroristas sobrevivientes. ¡La “Dama de Hierro” no negoció! 
A los tres días comparecieron ante el juez los miembros del SAS que participaron en la operación Nimrod, siempre enfundados en malla negra de pies a cabeza. No hubo testigos al interior del juzgado, donde está prohibido tomar fotos y, cuando mucho, en ciertos procesos públicos se permite dibujantes. Rindieron su testimonio y colocaron por toda seña su huella digital. Nunca nadie supo sus nombres y menos sus domicilios. La ley en Gran Bretaña los protege a ellos y a  sus familiares para que no  puedan  ser objeto de atentados y represalias.
Toda  la prensa aplaudió el operativo, la primer ministro jamás fue denunciada por “responsabilidad mediata”, los miembros anónimos del SAS nunca fueron denunciados por alguna ONG de DDHH porque actuaron al amparo del “deber cumplido”. El periodismo no volvió a escarbar el tema ni rebuscó “gallinazos”.
Ningún tribunal internacional denunció al Reino Unido por delito de lesa humanidad o de violación de los DDHH de los terroristas secuestradores. No hubo compensaciones para los deudos de los terroristas. El gobierno había cumplido su obligación de proteger a sus súbditos, preservar la paz social y salvaguardar el Estado de derecho.
22 de abril de 1997, en Lima un pelotón de comandos irrumpe por  túneles en  la residencia del embajador de Japón en el Perú para rescatar a los 72 rehenes secuestrados el 17 de diciembre de 1996, por 14 terroristas del MRTA, durante la celebración del cumpleaños del emperador Akihito.
En el operativo murieron el jefe de los comandos Comandante EP Juan Valer Sandoval, el mayor EP Raúl Jiménez Chávez y el rehén y vocal supremo Carlos Giusti. Trascendió que no hubo sobrevivientes entre los terroristas. Los comandos fueron fotografiados, identificados y denunciados por las ONG por violación de los derechos humanos de los terroristas.
Después de 15 años, se entrevistó  en  Lima a un ex defensor del Estado peruano ante la CIDH, quien afirmaba que el Perú era culpable de comienzo a fin de lo ocurrido.
El ex procurador del Estado afirmó que el Perú era culpable porque al invadir la embajada violó el derecho de extraterritorialidad de las sedes diplomáticas. Porque hubo el propósito homicida desde el inicio del planeamiento al concebir la liberación mediante una operación militar en vez de una intervención policial. Porque los comandos ingresaron con armas y sin portar esposas para enmarrocar a los secuestradores. Porque a estos no se les leyó sus derechos antes de hacer uso de las armas.
El ex presidente Alberto Fujimori, que pacificó el Perú y nos libró de la barbarie polpotiana que hubiera costado 2 millones de vidas, según estimaciones de la Secretaría de Estado, está en prisión por “responsabilidad mediata”.
Todos los comandos han comparecido en audiencias públicas y después de 15 años siguen compareciendo ante los jueces porque las ONG de DDHH han apelado al Tribunal de la CIDH.
La prensa caviar agravia a quienes expresan su protesta por este atropello contra los comandos sobrevivientes de la Operación “Chavín de Huántar”, mientras al ex ministro de Justicia que en vez de defenderlos se allanó a la CIDH se le ha premiado nombrándolo embajador.
La operación de rescate pudo abortar porque un diario de Lima filtró “la primicia” de que se estaría construyendo un túnel para liberar a los rehenes y para colmo de ironía la prensa escarba la presunta participación de “gallinazos” por la denuncia de un diplomático japonés marxista sobre la supuesta ejecución de un terrorista, aunque los testimonios y las pericias forenses demuestran lo contrario.
Compete al presidente Ollanta Humala, Jefe Supremo de las FF.AA y la Policía Nacional, desagraviar no solo a los heroicos comandos sino a todo el país porque estamos quedando ante la opinión mundial como unos bellacos.
Le corresponde rescatar nuestra soberanía, y denunciar nuevamente el lesivo Tratado,  instrumento mediante el cual la “Justicia supranacional” doblega una y otra vez al Estado peruano imponiendo el pago de cuantiosas indemnizaciones de nuestros bolsillos y exigiendo homenajear a quienes pretendieron destruir de raíz nuestra civilización.
¿Que tienen de diferente nuestros intereses nacionales y nuestra soberanía y los de los EEUU que jamás suscribió ese lesivo tratado?  ¡Aprende peruano!
 
(*) Presidente de la Asociación de Oficiales Generales y Almirantes del Perú"
 

Miraflores, 07 de Mayo del 2012.

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