Diario La Razón - Lima Peru
Alejandrino del Solar, su batallón fue el primero en disparar y último en apagar el fuego de sus fusiles en Batalla de Tacna
VÍCTOR ALVARADO
Abogado se convirtió en coronel de la Guardia Nacional
y capturó al desertor de Arica, Agustín Belaunde y dispuso su fusilamiento, luego impedido por Piérola
Un capítulo escasamente desarrollado de la Guerra del Guano y Salitre que lanzó Chile contra el Perú y Bolivia, es el protagonizado por el prefecto de Tacna, el abogado Pedro Alejandrino del Solar Gabás (1829- 1909) en la Batalla del Alto del Alianza, donde como comandante general de las Fuerzas de Gendarmería y Policía, su regimiento fue el último en apagar los fuegos de sus fusiles y el último igualmente en retirarse del campo de batalla, luego de consumarse la derrota de peruanos y bolivianos en manos de las fuerzas invasoras.
E inversamente, el batallón de gendarmes y guardias civiles, que incluyó voluntarios tacneños, comandado por Del Solar, que había sido emplazado en el ala derecha del contingente peruano y boliviano, fue el primero en ser lanzado contra el flanco izquierdo de las fuerzas invasoras chilenas e igualmente su regimiento fue el primero en recibir la embestida de la fusilería y cañoneo de los adversarios, cuyo poderío estuvo basado en su superioridad numérica y mayor poder de fuego artillero.
Del Solar era un pierolista improvisado de militar con el cargo de coronel de Guardias Nacionales, pero a diferencia de la mayoría de los pierolistas ungidos como jefes de unidades militares, que fueron cero a la izquierda e incluso desertores, él asumió con responsabilidad y entrega la tarea, pues organizó el Batallón de Gendarmes y Guardias Civiles, y marchó al combate al frente del mismo como comandante general.
Su agrupamiento estuvo conformado 750 hombres de la Columna de Gendarmes, 60 de la Columna de Guardias Civiles, 50 lanceros de la Escuela de Gendarmes de Tacna, 43 tiradores de los Gendarmes de Tarapacá y 400 ciudadanos voluntarios de Tacna, al frente de los cuales se hizo presente al Campo de la Alianza para presentar batalla a los invasores.
En su parte de batalla elevado al coronel Manuel Velarde Seoane, del Estado Mayor del Primer Ejército del Sur, da cuenta que cumplió la orden de atacar al enemigo por su lado izquierdo y haber perdido valiosos jefes en la batalla, entre ellos al capitán Samuel Alcázar, comandante general de la columna de voluntarios agricultores y tener entre los heridos graves al comandante Napoleón Vidal, primer jefe de la Columna de Gendarmes.
En su parte, hace especial mención al comportamiento heroico del coronel Luis F. Rosas, comandante Napoleón Vidal, mayor Federico Mazuelos y del capitán Alcázar, inmolado en el campo del Alto de la Alianza y reporta que en su camino, en Pachía, el jefe de las fuerzas bolivianas, general Narciso Campero, emprendió el camino de retorno a Bolivia y él con dirección a Tarata.
El mérito de Del Solar de haber luchado hasta el agotamiento de sus pertrechos y resistencias no ha sido destacado por los historiógrafos oficiales, quienes más bien lo han perennizado por otro episodio, referido a la traición del coronel pierolista Agustín Belaunde, al que captuó en plena fuga y ordenó su fusilamiento por traición a la Patria.
Del Solar, como lo dice en su carta al general Velarde, luego de despedirse de Campero emprendió la retirada hacia Tarata (Puno), con la finalidad de reunir hombres para unirse al segundo Ejército del Sur y atacar a los chilenos en mejores condiciones.
En este trayecto se encontró en el camino con Belaunde, que se dirigía a Moquegua, al interrogarlo pidiéndole noticias de las fuerzas del Ejército del Sur, no tuvo respuestas coherentes, lo que le permitió comprender que era un desertor.
El jefe de los gendarmes no estaba errado pues Belaunde en la reunión de la Junta de Guerra de Arica, celebrada el 28 de mayo, convocada por Bolognesi, dos días después de la derrota peruana en Tacna, para tomar una decisión respecto a la plaza de Arica, próximo objetivo de los invasores, fue el único que estuvo en contra de la decisión unánime de no resistir hasta quemar el último cartucho.
La orden de fusilamiento no llegó a cumplirse y los historiógrafos la han atribuido a que no hubo oficiales de la misma graduación del desertor para conformar el tribunal militar encargado de aplicarle la máxima pena y que aprovechando esta ventaja, Belaunde fugó a Bolivia, donde permaneció oculto y retornó al término de la guerra.
Pero, las razones no habrían sido esas, sino que tanto Del Solar como Belaunde eran pierolistas, y el propio dictador Piérola habría presionado al primero para que congele la medida hasta el final del conflicto y éste le obedeció a regañadientes a sabiendas de que no habría castigo para el infractor.
Por lo demás, entre Del Solar y Belaunde había kilómetros de diferencia, pues mientras el primero demostró su valentía y lealtad con la Patria batiéndose en la guerra contra los invasores, el segundo nunca entró en combate y en la primera oportunidad que debía hacerlo, en Arica, emprendió la fuga.
Piérola, más adelante, después de la guerra, premió al desertor con el cargo de diputado por Tayacaja. Del Solar también fue elegido dos veces diputado, por Pataz y Huancavelica, pero se cuidó mucho de aparecer mezclado con gente de la ralea de Belaunde.
De otro lado, es justo reconocer que Del Solar al emprender la retirada de Tacna mantuvo el firme propósito de seguir en la lucha contra el invasor, pues la historia registra que tomó contacto con el coronel Juan Luis Pacheco de Céspedes, un ciudadano cubano incorporado como voluntario en las filas patriotas, y lo hizo portador de una comunicación dirigida al Coronel Francisco Bolognesi, donde le pide evacuar la plaza y unirse a él.
Por no tener formación militar y carecer de criterios de estrategia de guerra, Del Solar no vio que lo correcto era que él se traslade con sus columnas sobrevivientes a Arica y no a la inversa, pero está a la vista que prevaleció la consigna del dictador Piérola de derivar a Arequipa los remanentes de la Batalla de Tacna, que nunca serían puestos a disposición de la defensa de Arica, por los odios subalternos que cultivaba Piérola contra los jefes militares del Morro.
Tanto Del Solar como Lizardo Montero que había comandado la sección derecha del ejército aliado en la Batalla de Tacna coincidieron en reunirse en Tarata, con tropas procedentes de Cusco y Puno que no llegaron a tiempo para el enfrentamiento en el Alto de la Alianza, y parten con dirección a Arequipa.
Luego Montero parte a Lima y Del Solar es nombrado prefecto de Arequipa y ya no participaría más en batallas. A la retirada de los invasores del Perú, Del Solar fue elegido diputado, director de la Casa de la Moneda, vocal de la Corte Suprema y llegó a ser vicepresidente del presidente Remigio Morales Bermúdez, al que reemplazó por una breve temporada por su fallecimiento el 28 de marzo de 1894. (Mañana Parte XXXI: Coronel Manuel C. de la Torre, leal con Bolognesi y leal con el “Brujo de los Andes”).
No hay comentarios:
Publicar un comentario