Posted: 08 Jun 2012 07:29 AM PDT
EL MENSAJE DE LOS TIEMPOS:
La gesta de Arica, 132 años después tiene varias lecturas. La primera es que la historia no puede ni debe repetirse. Algo dificil si confiamos en nuestra clase política, si miramos nuestro material de guerra, si recordamos gobernantes como García, Fujimori o
Toledo que se enfrascaron en discursos pacifistas y de unidad continental -que no caben con nuestros vecinos del sur -para justificar (grandes reformas de estado que nunca llevaron a cabo) el abandono de politicas de defensa para mantener el equilibrio estratégico o la capacidad disuasiva necesaria por luchar contra la pobreza y el sub desarrollo; lo que nos ha llevado a una lamentable obsolescencia de nuestros equipos bélicos. Un hecho que nos pone en una situación complicada, en el hipotético escenario de un conflicto con Chile, tras un fallo favorable al Perú del diferendo marítimo, porque resulta absurdo pensar que los sureños van a invertir o gastar, tanto dinero en armamento, simplemente para presumir o para que los militares chilenos jueguen a la guerrita, ignorando que un fallo adverso va a incentivar el patrioterismo bélico y la salida militar en el populacho.
Nuestra clase política, ha sido siempre bastante bien intencionada o ingenua frente a nuestros vecinos del sur, un país que desde hace tiempo, con visión de futuro, desde los tiempos de Diego Portales ha constituido no solo un estado nacional (que con una clase dirigente capaz y articulada) fue el instrumento fundamental para ganar la guerra; sino que. como hace más de cien años, estamos frente a una sociedad que tiene un proyecto nacional definido, para ser una potencia en el Pacífico Sur en todo el sentido de la palabra; esto es, con el componente bélico que implica el término y que le permitiria en el mediano plazo disputarle a Brasil la hegemonía continental.
El sacrificio de Bolognesi y de sus hombres, el mensaje que nos deja la guerra y la gesta de Arica, no ha sido escuchado y hoy en día recuperar nuestra capacidad disuasiva implica un proceso y un costo que requiere de plazos que pueden vencerse ante el hecho consumado de que el fallo no se respete por las razones que fueran. Para mayor abundamiento, el agua es hoy, el guano y el salitre de ayer, un líquido elemento que Chile requiere para irrigar su faja desértica del norte del país.
Arica no puede volver a repetirse, el enemigo no se llevo nada más el mundano sabor de la victoria. Perdimos militarmente y diplomaticamente el morro por la misma frivolidad e indiferencia política, que cree que el solo hablar de paz es evitar la guerra. Nuestra mediocre clase política, dio hace poco tiempo una muestra clara de esa frivolidad que anotamos y de su demagogia, al mostrar en un desfile militar, tanques chinos que conjugaron el verbo comprar de diferentes maneras, para terminar en el ridículo y la burla. El impacto mediatico de siempre, el gesto y la pose de hoy; el egoísmo, el cálculo político y las ansias de poder del Nicolás de Piérola de 1879 que pueden terminar en repetir el dramático "apure Leiva" hacia el personaje que no llego nunca.
La unidad, el sacrificio, la preparación y el heroísmo no cuentan en la guerra moderna donde la superioridad tecnológica es determinante. Nuestros soldados no pueden ni deben ser enviados al sacrificio como sucedió con Bolognesi y los heroicos defensores del morro. En ese sentido, hace rato que se debió haber re instaurado el servicio militar obligatorio, se debió o mejor dicho se debe capacitar a la juventud siguiendo el modelo israelí para la defensa de la patria. El gran problema del Perú es que Bolognesi sigue siendo un personaje épico, una leyenda y no un hombre de carne y hueso que sufrió y padeció lo que somos como sociedad como gobierno y como Estado. Un hombre que nos recuerda que hay que aprender de las lecciones del pasado. Que aquella frase de los discursos del 7 de Junio de que "Su sacrificio no fue en vano" no sea una simple frase de utileria.
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