Test

Aqui busca por apellidos, lugares,etc.

5 jun 2012

LAS DROGAS PSICODELICAS Y LA SALUD.


Un reencuentro entre los psicodélicos y la medicina científica
La comunión entre los psicodélicos y la
ciencia médica se encuentra en un franco proceso de reconciliación, a
partir de lo cual pudiesen emerger múltiples beneficios para la sociedad
contemporánea.
medicina con psicodelicos
Tras décadas de satanización de los
psicodélicos, en una movida minuciosamente orquestada por gobiernos con
ayuda de medios de comunicación e instituciones


educativas,
aparentemente se consolida una tendencia de nueva apertura ante las
bondades terapéuticas y medicinales de estas sustancias. Si bien en 1971
la Organización de las  Naciones Unidas ratificó la legalidad del uso
de ciertos psicodélicos, por ejemplo el LSD, con fines de investigación
científica y médica, lo cierto es que gobiernos locales e inclusive la
propia comunidad científica se dedicaron durante las últimas tres
décadas del siglo XX a censurar la mayoría de iniciativas que buscaba
experimentar con estas sustancias.   
Si nos remitimos al uso milenario de los
psicoactivos es que su naturaleza es esencialmente curativa –sobretodo
si tomamos en cuenta que en aquellos contextos la salud estaba
intrínsecamente asociada al espíritu. Ya fuese a través del cornezuelo
de centeno entre los griegos –fundamental en el rito de los Misterios
Eulesianos y antecedente molecular del LSD–,  la amanita muscaria entre
las tribús del norte, particularmente siberia, o las múltiples plantas
sagradas empleadas por los asentamientos mesoamericanos, decenas de
culturas alrededor del mundo aprovecharon los principios psicodélicos
como una herramienta fundamental dentro de sus prácticas medicinales.
Sin embargo, esta esencia curativa parece que fue inundada por dos
enemigos bien definidos: la propaganda negativa promulgada por las
autoridades y el abuso de su consumo por parte de la cultura pop. 
Hace un par de años celebramos en Pijama
Surf cuando un grupo de investigadores suizos, encabezados por Franz
Vollenweider, de la Unidad de Neuropsicofamacología del Hospital
Universitario de Psiquiatría en Zurich, propuso formalmente retomar el uso de diversos psicoactivos
como el LSD, la ketamina o la psilocibina, para ser aprovechados en el
combate a la depresión, desordenes compulsivos o malestares crónicos. El
12 de abril de 2012, el New York Times destacaba una nota titulada  Hallucinogens Have Doctors Tuning In Again (Los
doctores se vuelven a conectar a través de los alucinógenos). A partir
de estos antecedentes comenzaron a florecer estudios respaldados por
prestigiadas instituciones. Por ejemplo, hace
un año reportamos sobre una investigación con psilocibina (la sustancia
activa de los hongos alucinógenos) realizada por el Imperial College de Londres
, por cierto el primer estudio con psicodélicos que se llevaba a cabo en el Reino Unido desde hace décadas. 
Posteriormente emergerían nuevos
episodios de este retorno de los psicodélicos a la medicina científica.
La Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos aprobaría el uso
de psilocibina para pacientes en fase terminal, se popularizarían
clínicas contra adicciones que recurren a la ibogaina como catalizador, y
se retomarían las investigaciones sobre el uso del LSD para combatir el
alcoholismo. 
Retomando una compilación realizada por el sitio Alternet,
a continuación repasaremos brevemente cinco beneficios médicos y
científicamente comprobados de los psicodélicos, los cuales por fortuna
están ya siendo aprovechados :
1) Alcoholismo: Recientemente un grupo
de investigadores noruegos retomaron media docena de estudios realizados
entre 1966 y 1970,  sobre los beneficios de terapias con LSD para
combatir la adicción al alcohol.  Dichas investigaciones confirmaron que
536 pacientes lograron neutralizar su adicción con una sola dosis de
este psicodélico. El 56% de los pacientes tratados de este modo
superaron su problema con el alcohol en comparación con el 38% de las
personas que fueron tratados por otras vías. 

2) Pacientes terminales: Recientemente
se ha investigado el efecto positivo que pueden tener los psicodélicos
en el alivio de la angustia provocada por la proximidad de la muerte.
Científicos de prestigiadas instituciones (el Centro Médico de la
Universidad de California, la Escuela de Medicina de la Universidad de
Nueva York, el Centro Médico de Johns Hopkins Bayview, entre otras) han
administrado diferentes sustancias a enfermos terminales para evaluar
cómo inciden estas en la manera en que una persona encara la muerte. La
psilocibina, el MDMA (ectasy) y el LSD han probadamente reducido la
depresión y ansiedad de quienes están a un paso de la muerte por motivos
de salud. La psilocibina –como todas las triptaminas- tiene una
estructura química similar a la de la serotonina –la hormona que regula
los estados de ánimo- y por esto hace aleaciones con receptores de
serotonina en las neuronas. La psilocibina podría tener usos
terapeúticos  ya que el sistema de serotonina en los nervios es sobre lo
que actúan los antidepresivos existentes.
3) Depresión y ansiedad: el uso
terapéutico de la psilocibina ha probado ser especialmente eficaz en el
tratamiento de estos desórdenes (por cierto dos de los males más comunes
en la sociedad contemporanea). Esta sustancia –como todas las
triptaminas- tiene una estructura química similar a la de la serotonina
–la hormona que regula los estados de ánimo- y por esto hace aleaciones
con receptores de serotonina en las neuronas. 
 4) Migrañas crónicas: un síntoma
conocido también como ‘jaquecas suicidas’, aludiendo a las ganas de
morir que exponen los pacientes con tal de no seguir experimentando ese
dolor, ha sido tratado de forma experimental con psilocibina, obteniendo
resultados mas efectivos que aquellos conseguidos por sofisticados
fármacos. Luego de comprobar que pacientes que recurrían ilegalmente al
uso de psilocibina y LSD para aliviar con éxito su malestar, científicos de la Universidad de Harvard y el Hospital McLean trabajan en una píldora, Bol-148, que incluye el LSD como ingrediente, que podría combatir este intenso formato de dolores de cabeza. 
5) Desórdenes post-traumáticos: la
experiencias traumáticas generan un tipo particular de estrés que puede
traducirse en innumerables efectos negativos en la salud del cuerpo y la
psique. El uso de MDMA (sustancia activa en el Ecstasy) ha probado ser
significativamente benéfico para personas que han sufrido episodios de
está índole, por ejemplo víctimas de violaciones sexuales o abusados
físicamente de manera sistemática.
Una vez repasadas algunas de las
bondades medicinales de los psicodélicos, es importante enfatizar en lo
que a mi juicio podríamos considerar como la mayor virtud de estas
sustancias: la posibilidad de reprogramar la mente. Como bien lo apuntó
hace décadas Timothy Leary, polémico promotor del LSD, los momentos más
importantes en la vida de una persona, muchos de ellos, por cierto,
traumáticos, generan improntas en el cerebro humano –como una especie de
tatuaje que se marca en nuestra personalidad, el cual definirá en buena
medida nuestros patrones conductuales y nuestra percepción frente a la
realidad. Estas marcas son realmente difíciles de remover y en repetidas
ocasiones son la fuente original de muchos males (recordemos que el
cuerpo, la mente, y el espíritu funcionan como un solo engranaje. Y
precisamente una experiencia psicodélica establece las condiciones
ideales para que un individuo pueda rediseñar estas marcas, lo cual se
traduce en la liberación de traumas, miedos, y manifestaciones del ego, y
por lo tanto permite la sanción de múltiples aspectos. 
Pero con el reencuentro entre la
medicina y los psicodélicos no solo se aprovecha esta esencia
“reprogramante” de dichas sustancias, además creo que representa una
oportunidad para re-sacralizar su uso luego de décadas de consumo
clandestino, en algunos casos frívolo, que poco tiene que ver con los
orígenes ceremoniales de los cuales emergió una de las más maravillosas
tecnologías psicobiológicas que la naturaleza puso a nuestra
disposición. Los psicodélicos no ceben ser excluidos de la vida social
como si fuesen una sustancia criminal, pero tampoco deben ser tratados
como meras modas de exploración casual. Simplemente debiésemos
reconocerlos como lo que son: espejos que agudizan la auto-percepción y
por lo tanto representan una especie de cartografía ideal para
conocernos y rediseñados.

No hay comentarios: