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HISTORIA SECRETA SOBRE BARRIOS ALTOS
La historia secreta de Barrios Altos - TERRORISTAS DE SENDERO LUMINOSO
El 3 de Noviembre 2012 seran 21 años después de la matanza de Barrios
Altos, acaecida en la calle Huanta de Lima el 3 de noviembre de 1991,
los entretelones ocultos de aquel episodio trágico salen a la luz
pública por primera vez, en este informe especial, para que el mundo
entero sepa la verdad.
Durante ese tiempo, se afirmó que las
15 personas ejecutadas extrajudicialmente aquella vez eran inocentes, y
que se les ejecutó como parte de una represión indiscriminada con la que
el estado quiso aterrar a la población. Según este testimonio clave,
todos los ejecutados, excepto el niño fallecido accidentalmente, eran
terroristas o cómplices de estos.
En otro caso parecido (La
Cantuta, diez muertos), los periodistas Álvaro Vargas Llosa, Efraín Rua y
Ricardo Uceda descubrieron años después que las víctimas eran
activistas de Sendero Luminoso, pero en lo que respecta a Barrios Altos
nadie indagó a fondo lo ocurrido.
En el año 2005 se supo que
un agente del servicio secreto arrestado había sido testigo directo de
lo sucedido en el famoso solar del jirón Huanta, pero nadie se atrevió a
buscarlo y entrevistarlo por razones que no vienen al caso abordar
ahora.
Aquel testigo es el ex agente de inteligencia del
ejército Douglas Arteaga Pascual, quien lo contó todo ante el tribunal
que lo juzga injustamente, acusado de presunto violador de derechos
humanos. La Fiscalía ha reconocido que Arteaga jamás integró el Grupo
Colina, pero igual lo acusa absurdamente de “complicidad”, por razones
políticas.
Este periodista logró acceder a las actas
judiciales que registran el testimonio que brindó Arteaga a la 1ª Sala
Penal Especial de Lima que preside la vocal Inés Villa Bonilla, y a
partir de ella hemos conocido los hechos ocultos que hoy salen a la luz
en este informe.
Como consta en las actas respectivas, el
agente Arteaga declaró al tribunal que vivió tres años (1989-1991) en el
solar del jirón Huanta donde se produjeron los hechos, como infiltrado
en una célula de Sendero Luminoso que tenía su base en esa quinta.
Arteaga rindió su testimonial en tres audiencias consecutivas de la
sala Villa Bonilla realizadas los días 15, 22 y 29 de marzo del 2006. Su
declaración había sido mantenida en secreto total, hasta ahora.
Agente Infiltrado
En la primera acta, consta que Arteaga se infiltró en Sendero Luminoso
en 1989 cumpliendo un plan del Servicio de Inteligencia del Ejército
(SIE) llamado “Telaraña”, que tenía por objetivo original recoger
información sobre la penetración terrorista en las ONG y en los partidos
políticos de izquierda marxista.
El agente fue “sembrado”
primero en un asentamiento humano de Villa El Salvador, simulando ser un
vendedor ambulante que trabajaba de noche y de día era un activista de
la organización vecinal de su sector, en la que después logró hacerse
elegir dirigente.
Dicho cargo le permitió asistir a las
asambleas de la Comunidad Autogestionaria de Villa El Salvador (Cuaves),
donde fue contactado por una ONG izquierdista que le sirvió para
infiltrarse en los partidos Patria Roja y Partido Unificado
Mariateguista (PUM), marxistas.
Después de un trabajo paciente, y con ayuda de un supuesto militante del PUM, fue contactado por Sendero Luminoso.
Un senderista, según el testimonio de Arteaga, lo buscó en su puesto
ambulante y le pidió que lo acompañara a recoger latas vacías (usadas
para hacer granadas artesanales) en los basurales de Pampas San Juan.
Poco tiempo después lo invitó a un “bingo” que resultó ser una reunión
clandestina en la que le obsequiaron ejemplares del vocero terrorista El
Diario.
“Empiezo en La Rinconada, me llevan a un local en la
noche, era de esteras y allí estaban reunidos jóvenes, y dicen hay un
nuevo compañero, bienvenido seas… recibí clases de entrenamiento
político, ideológico, como 15 días… los instructores nos hablaban de
Marx, Lenin, pensamiento Gonzalo, había documentos…Lo primero que
aprendí fue la regla de oro (nunca admitas que eres del partido)…”.
El SIE le ordenó entonces que trabajara exclusivamente dentro de
Sendero, para lo cual le dio una identidad falsa junto con el nombre
clave de “Abadía”, y le prohibió visitar las instalaciones militares. Un
tiempo después, el agente llegó a ser “mando político” de la célula de
Sendero Luminoso que actuaba en Barrios Altos.
Las “polladas”
Sobre su paso por la “escuela popular” de terroristas, Arteaga declaró a
los jueces que aquella estaba a cargo de personas jóvenes de carácter
endurecido por el fanatismo, algunas de los cuales venían de provincias.
“Eran duros, me estudiaban psicológicamente para ver si estaba
mintiendo. Tuve varias citas con ellos, me hicieron preguntas muy duras…
pero aprobé esos exámenes, lo supe hacer porque yo sabía de
interrogatorios…después me dijeron te vas compañero a tal sitio, me
destacaban a varios destacamentos de células, acá en Lima”, relató.
El agente también les contó a los jueces como enviaba sus informes al
Puesto de Inteligencia de Lima (PIL): “Normalmente mandaba mis informes
cada 15 días, 20 días, de acuerdo a como se presentaba la oportunidad…
informes, directivas, nombres, relaciones, croquis, locales donde se
estaban realizando actividades… todo con lujo de detalles… me cuidaba
después que los aniquilamientos fallaban… yo daba cuenta a mi comando
advirtiendo que iba a haber un atentado a esa autoridad, contra ese
puesto, etc…”.
En ese mismo testimonio, confirmó que en 1991
Sendero Luminoso realizaba polladas libremente en varios distintos
puntos de Lima, sin que nadie molestara a su gente.
“En el año
91 todo estaba normal… las polladas que se realizaban eran normal… no
solo en la zona de Barrios Altos, en diferentes lugares: en San Fernando
(facultad de Medicina de San Marcos), también en el mercado de Lince,
en Villa El Salvador, etc.”
“Cuando había ceremonias por el
cumpleaños del camarada Gonzalo siempre se realizaban eventos… y en
nuestros cumpleaños hacíamos velas con la forma de la hoz y el martillo…
no había por qué temer entonces”.
Arteaga reveló luego que
después de haber pasado por la “escuela popular” de formación de
terroristas fue enviado a integrarse en un destacamento integrado por
siete personas, encargado de realizar atentados en diferentes zonas de
Lima.
Barrios Altos
Al testificar sobre lo sucedido en
Barrios Altos, declaró a la sala que el solar del jirón Huanta donde se
produjeron las ejecuciones judiciales del 1 de noviembre de 1991 era una
base de operaciones de Sendero Luminoso.
Precisó que cada vez
que Sendero ordenaba que su destacamento ejecutara un ataque, él y los
demás terroristas del grupo eran encerrados tres días antes en un cuarto
de dicho solar, y de allí salían directamente a cumplir su misión
criminal, a las 7 u 8 de la noche.
Con respecto a la pollada
cruenta del 1 de noviembre, Arteaga contó de manera detallada como fue
organizada aquella reunión fatídica: “La actividad, la pollada que
estaba prevista, la hemos hecho nosotros, el partido (Sendero
Luminoso)…”
“…Los vecinos sabían y no decían nada, sabían que
éramos compañeros…Yo trabajé dos años en esa casa, me conocen todos los
vecinos, me conocen como de ahí, pero no sabían que me llamaba Arteaga…”
El agente precisó que durante los dos años vivió en una habitación del
primer piso, que compartió con la familia del “compañero” Filomeno León
León, uno de los ejecutados extrajudicialmente.
“El compañero
León era mi amigo, no lo niego… vivía con él en ese cuartito que él
alquilaba. León arreglaba cocinas, había un televisor grande y sobre el
televisor había siempre un gato grande, le decíamos Pirincho, era
nuestra mascota…”, afirmó.
En otro momento, declaró al
tribunal que Sendero Luminoso tenía dos locales en la quinta del jirón
Huanta, y los ocupó en principio con el objeto de asesinar al entonces
primer vicepresidente de la república y presidente del Congreso Máximo
San Román.
“¿Por qué creen que (los senderistas) tomaron ese
local de Barrios Altos?. Les voy a decir la verdad, para que sepa todo
el mundo, es sorpresa quizá para ustedes: Cuando en ese tiempo estaba el
ingeniero (Máximo) San Román de vicepresidente, por ese lado pasaba
todos los días con su carro negro, por el jirón Huanta; entonces ¿Cuál
era el objetivo? Era accionar, a través de un control remoto (una
bomba), para volarlo con su carro. No se llevó a cabo eso porque peleó,
hubo problemas, pero ese era el objetivo…”, narró Arteaga Pascual.
También reveló que el grupo terrorista del solar del jirón Huanta
utilizaba triciclos y carros de heladeros para transportar dinamita,
anfo y armas.
“En esos triciclos, que vendían aparentemente
macetas y abono para plantas, en Miraflores y San Isidro, llevábamos el
anfo, en los maceteros vacíos llevábamos los medios…, también en las
carretillas de Donofrio, de heladero…”, declaró.
Guarida terrorista
En la audiencia del 22 de marzo, preguntado por la presidente del
tribunal para que haga algunas precisiones a su anterior declaración,
Douglas Arteaga reveló que en el departamento que ocupaba junto con
Filomeno León, había una base y una “escuela popular” que tenían como
cubierta un supuesto taller de reparación de cocinas:
“En ese
ambiente había una escalera de madera sobre el piso, pegada a la pared,
(por la que) nosotros, de rato en rato, cada hora o media hora, subíamos
al segundo piso (altillo), donde había siete u ocho camarotes, ahí
dormíamos. Y no solo yo, venía gente de provincia y se alojaba allí…
hacían un trabajo (atentado) en Lima y se regresaban”
“Tapábamos ese recuadro (entrada) del techo raso y quedaba como si no
hubiese nada… cuando alguien llegaba, no se veía ninguna escalera y el
techo raso estaba normal… se ponía un radio o un televisor encendido a
volumen, y arriba, en la pizarra acrílica, se daba instrucciones… la
escuela funcionaba normalmente”.
“En la puerta (del solar)
había un letrero ‘se arreglan cocinas Surge’, y ahí estaban las
herramientas, ahí estaba el señor arreglando, el compañero…”, pero todo
era aparente, para encubrir las verdaderas actividades que realizaban
los terroristas en el lugar.
Después de la matanza
En la
audiencia del 15 de marzo, Arteaga contó otro hecho inédito: los
terroristas que sobrevivieron a la incursión con ejecuciones
extrajudiciales en el viejo solar de Barrios Altos se reunieron al día
siguiente de esos hechos, para hacer un balance de lo sucedido:
“Después de este problema que hubo (la matanza) hemos hecho un arqueo,
un balance, al día siguiente que pasó esto. Nos hemos reunido en Acho,
donde un compañero de nosotros… hemos hecho como que hemos ganado… A mi
me ha sorprendido que en el segundo piso (del solar) también se realizó
una pollada… eso no estaba previsto”
Arteaga dio a conocer
después que la dirigencia limeña de Sendero Luminoso había ordenado que
se cancele la pollada fatídica del jirón Huanta, pero aquella orden se
incumplió porque las invitaciones ya habían sido repartidas y
confirmadas. Además, según reiteró, las polladas de terroristas eran
frecuentes y nunca había ocurrido nada:
“El Comité (Sendero)
nos dijo la actividad se va a suspender, ya no vayan compañeros, ya no
vayan. Pero fue muy tarde, porque ya se habían repartido las tarjetas,
15, 20 tarjetas en cada una de las diferentes bases… para que vayan y
colaboren con el partido…”.
Arteaga dijo que él mismo vendió
tarjetas de la pollada a varios terroristas y miembros de base de
Sendero Luminoso que asistieron a la reunión y murieron en ella.
En la misma audiencia, el agente de inteligencia relató al tribunal que
durante el tiempo que permaneció infiltrado en la banda armada maoísta
se esforzó por demostrar que era un buen agente del servicio de
inteligencia del ejército:
“Quería esmerarme, quería demostrar
que podía combatir solo… las claves y señas que aprendí adentro las
mandaba por escrito (al SIE). Aprendí un montón de claves dentro del
partido… las daba (al SIE) y ellos las empleaban. Entonces yo desbaraté,
rompí esa clave para poder capturarlos. Por eso me siendo orgulloso,
siento que he cumplido mi misión…”.
“Lo he hecho porque tenía
ese coraje, tenía esa valentía, digamos esa argucia, ese arte de uno que
le gusta trabajar sin ser descubierto. No me han descubierto en tres
años que he trabajado con ellos, ni siquiera he dejado que salga una
sospecha… yo me siento como un héroe… he combatido al enemigo…”, agregó
Douglas Arteaga.
Masacre de Húsares
En las actas
judiciales consta además que Arteaga narró que la célula senderista de
Barrios Altos perpetró el ataque terrorista contra el ómnibus de la
escolta presidencial Húsares de Junín, acaecido el 3 de junio de 1989,
en el que murieron seis soldados y un policía. Este hecho continúa aún
en la impunidad, sin haberse esclarecido judicialmente.
Con
lujo de detalles precisó que los terroristas que asesinaron a los
Húsares de Junín se disfrazaron de basureros con ayuda de infiltrados en
el sindicato de obreros de la municipalidad de Lima que les dieron los
uniformes y carros recolectores. Aquel día los criminales colocaron una
bomba debajo del bus militar y lo hicieron volar en pedazos.
En el atentado también fue asesinado un policía que repelió a los
terroristas con su pistola, y quedaron heridas once personas entre
militares y civiles. La onda expansiva de la potente bomba destruyó
además 11 casas modestas.
La versión del agente indica
igualmente que en aquel ataque resultaron heridos algunos terroristas.
En el acta está registrado así:
“En la plaza 2 de Mayo nos
juntamos en la noche (anterior) para repartir los cochecitos de hacer la
limpieza en la madrugada… inclusive tengo ex camaradas que están
heridos de ahí, se han quedado lisiados…”
Libias senderista?
En la audiencia judicial del 29 de marzo del 2006, el agente Arteaga
hizo una revelación importante que tampoco mereció la atención de las
autoridades judiciales, ni del representante del Ministerio Público, al
testificar que el sobreviviente de la matanza de Barrios Altos Tomás
Libias Ortega es al parecer miembro de Sendero Luminoso.
La
abogada Milagritos Malpica Risco le preguntó así a Arteaga: “La sesión
pasada usted nos mencionó de que había una persona sobreviviente que era
miembro de su partido (Sendero), no recordaba el nombre, pero ¿si yo se
lo digo puede usted reconocer a esta persona por el nombre de Tomás
Libias Ortega?”
El agente respondió lo siguiente: “Así es,
doctora… exacto doctora, con él he ido varias veces a La Parada, a La
Victoria, al comité (senderista) de La Victoria, doctora”
Libias ha sido presentado por algunas ONG de derechos humanos como
víctima inocente, ajena al terrorismo, y en esta misma condición
participó como testigo de cargo de la parte civil en el juicio a Alberto
Fujimori por los casos Barrios Altos y La Cantuta.
Es cierto
que un solo testimonio es insuficiente para llegar a una conclusión,
pero si se realizara una investigación independiente y objetiva sobre lo
revelado por “Abadía”, se corroboraría su autenticidad o falsedad. No
obstante, nadie ha querido investigar.
Proclamados inocentes
No obstante todo lo mencionado, la sala penal suprema que integran los
vocales César San Martín, Víctor Prado y Hugo Príncipe, absolvió de toda
sospecha de terrorismo a los de Barrios Altos.
Esta decisión
es sospechosa ya que dicha sala conoció el testimonio de Arteaga, según
consta en la sentencia a Fujimori, en la que citan textualmente pasajes
de dicha testimonial. Todo indica que el tribunal tomó solo la parte de
la declaración que le convenía.
El 5 de mayo pasado fue
presentada al Congreso de la República una denuncia constitucional
contra los vocales San Martín, Prado y Príncipe, por haber exculpado
indebidamente del delito de terrorismo a los de Barrios Altos y La
Cantuta.
Han pasado más de cuatro meses y la denuncia “duerme” en alguna comisión parlamentaria.
Magistrados y ONGs encubren crímenes de comando terrorista de Barrios Altos
Los graves crímenes atribuidos por Arteaga a la célula terrorista que
tenía su base en la vieja quinta del jirón Huanta han sido ignorados por
las autoridades jurisdiccionales que tienen la obligación de hacer
justicia a las personas que fueron asesinadas por ese grupo senderista.
“Abadía” ha identificado plenamente a los autores de la matanza de los
Húsares de Junín, también a los que intentaron asesinar a Máximo San
Román y cometieron otros atentados, pero ninguna autoridad fiscal o
judicial ha hecho algo para esclarecer tales crímenes.
Según
consta en las actas, el testimonio del agente fue escuchado por las
vocales Inés Villa Bonilla, Inés Tello de Ñecco e Hilda Piedra, y
ninguna de ellas le demandó al fiscal que cumpliera con su deber de
denunciar a los presuntos terroristas.
También lo escuchó el
fiscal superior Jorge Cortez Pineda, quien estaba obligado a investigar
de oficio los hechos denunciados por Arteaga, pero tampoco lo hizo.
La misma actitud asumió el entonces Procurador Público (abogado del
gobierno) para el caso Barrios Altos, Pedro Gamarra Johnson, actual
máximo procurador anticorrupción.
Estuvieron presentes
igualmente los abogados Gloria Cano Legua, David Velasco Rondón y
Gustavo Campos Peralta, de las ONG Aprodeh, Fedepaz y Comisedh, quienes
tampoco han defendido los derechos humanos de las víctimas de los
terroristas de Barrios Altos, más bien han ocultado este tema,
cubriéndolo con un manto de silencio cómplice e injusto.
Esta
actitud asumida por las autoridades señaladas es al parecer delictiva. Y
en el caso de las ONG, no sería ilegal, pero sí es politizada, inmoral y
repugnante.
Fuente: Internet
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