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28 oct 2012

HAZ DE TU HIJO UN DELINCUENTE.

Consecuencias emocionales de la educación permisiva y sin límites

FUENTE RPP.
Consecuencias emocionales de la educación permisiva y sin límites
El exceso de sobreprotección de los padres a sus hijos, el encubrimiento de los errores que cometen, así como dejarles que hagan lo que quieran, sin control ni límites, son quizás algunas de las razones por las que los chicos crecen sin un norte conductor.

¿Cuánto de esta permisividad podría afectar el desarrollo emocional y sexual del adolescente?, ¿cómo saber si la forma cómo se educa a los hijos, en función a como fuimos educados por nuestros padres es la correcta?

Una investigación realizada por la profesora Ana Córdoba, sobre la intervención psicoeducativa en la niñez y la adolescencia, señala que aunque el adolescente quiere libertad, en el fondo no quiere total libertad ni desarraigo emocional respecto a sus padres, desean el aumento en las oportunidades para la autodeterminación y la participación en la toma de decisiones.

Agrega que son necesarias las barrera protectoras, que ahora no se dan, debido a la excesiva permisividad en muchas familias que no le dan al adolescente seguridad, control y límites; y a la vez una manifestación de que son queridos y, por tanto, cuidados.

Este estudio indica que en las familias está prohibido el “No”, porque puede dañar al niño y provocarle traumas, que a la larga pueden frustrarlo. En ese sentido, se ha pasado del autoritarismo a dejarles hacer lo que quieran, hasta llegar al actual vacío de normas.

Precisamente, el aumento de violencia entre los menores se justifica porque no se les ha puesto límites, no han recibido una educación en responsabilidad y no soportan la contradicción, concluye la investigación.

Estos jóvenes, cuando lleguen a la edad del enamoramiento, de la convivencia en pareja, subconscientemente seguirán repitiendo esos patrones. Esperarán que la pareja actual les solucione sus problemas, creerán que tienen la razón en todo, su modelo de conducta será imperante.

He aquí diez pasos para formar un hijo delincuente, que todo padre y madre debiera conocer:

1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
2. No le dé ninguna educación espiritual. Espere que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
3. Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto le animará a hacer más cosas graciosas.
4. No le regañe nunca ni le diga está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
5. Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes... hágaselo todo, así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos, cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero que su mente se llene de basura.
7. Dispute y riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así no se sorprenderá ni le dolerá demasiado el día en que la familia quede destrozada para siempre.
8. Dele todo el dinero que quiera gastar, no vaya a sospechar que para disponer de dinero es necesario trabajar.
9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores, vecinos, etc. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarle.

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