Enrique Franco Mendiola
A
mi dueño ofrezco mi oración. Aliménteme, deme agua y cuideme. Cuando el
día de trabajo esté acabando deme abrigo, una cama seca y limpia y un
establo suficientemente grande para que yo pueda acostarme con
comodidad.
Sea siempre gentil conmigo. Converse conmigo. A
menudo su voz significará lo mismo que las riendas para mí. Acarícieme a
veces, así yo trabajaré más feliz y aprenderé a amarlo. No dé tirones
violentos en las riendas, y no me azote cuando esté subiendo una ladera.
Nunca me pegue o me patee cuando yo no entienda lo que Ud. quiere,
deme
una oportunidad de entenderlo. Obsérveme si yo no cumplo las órdenes,
verifique si no hay algún problema en mis patas o en el arreo.
No puedo decirle si estoy son sed, por lo tanto, deme agua limpia y fresca con frecuencia.
No puedo avisar cuando estoy enfermo, entonces obsérveme y a través de
mis señales podrá saber en que condición me encuentro. Siempre deme toda
la protección posible contra el sol fuerte. Coloque una frazada sobre
mí no cuando esté trabajando sino cuando esté al rocío y al frío.
Nunca coloque nada congelado en mi boca, entíbielo un poco con el calor de su mano.
Yo intento llevarlo a Ud. y su carga sin un lamento, y lo espero
pacientemente durante largas horas, de dia o de noche. Como no tengo el
poder de elegir mis herraduras o el terreno por donde camino, a veces
caigo en piso duro, por el cual ya recé para que fuese de una naturaleza
tal que permitiese que mis patas tuvieran una base segura. Recuerde que
yo debo estar listo para perder mi vida en cualquier momento a su
servicio.
Y finalmente, cuando mi fuerza útil me abandone, no
me deje morir de hambre o frio ni me venda a un dueño cruel que me
torture lentamente o me deje morir de hambre. Por el contrario, máteme
muy gentilmente, que Dios lo va a recompensar en la vida y en la muerte.
No me considere irreverente si yo le pido eso en nombre de Él, que
nació en un establo.
Amen.
A
mi dueño ofrezco mi oración. Aliménteme, deme agua y cuideme. Cuando el
día de trabajo esté acabando deme abrigo, una cama seca y limpia y un
establo suficientemente grande para que yo pueda acostarme con
comodidad.
Sea siempre gentil conmigo. Converse conmigo. A menudo su voz significará lo mismo que las riendas para mí. Acarícieme a veces, así yo trabajaré más feliz y aprenderé a amarlo. No dé tirones violentos en las riendas, y no me azote cuando esté subiendo una ladera. Nunca me pegue o me patee cuando yo no entienda lo que Ud. quiere,
deme una oportunidad de entenderlo. Obsérveme si yo no cumplo las órdenes, verifique si no hay algún problema en mis patas o en el arreo.
No puedo decirle si estoy son sed, por lo tanto, deme agua limpia y fresca con frecuencia.
No puedo avisar cuando estoy enfermo, entonces obsérveme y a través de mis señales podrá saber en que condición me encuentro. Siempre deme toda la protección posible contra el sol fuerte. Coloque una frazada sobre mí no cuando esté trabajando sino cuando esté al rocío y al frío.
Nunca coloque nada congelado en mi boca, entíbielo un poco con el calor de su mano.
Yo intento llevarlo a Ud. y su carga sin un lamento, y lo espero pacientemente durante largas horas, de dia o de noche. Como no tengo el poder de elegir mis herraduras o el terreno por donde camino, a veces caigo en piso duro, por el cual ya recé para que fuese de una naturaleza tal que permitiese que mis patas tuvieran una base segura. Recuerde que yo debo estar listo para perder mi vida en cualquier momento a su servicio.
Y finalmente, cuando mi fuerza útil me abandone, no me deje morir de hambre o frio ni me venda a un dueño cruel que me torture lentamente o me deje morir de hambre. Por el contrario, máteme muy gentilmente, que Dios lo va a recompensar en la vida y en la muerte. No me considere irreverente si yo le pido eso en nombre de Él, que nació en un establo.
Sea siempre gentil conmigo. Converse conmigo. A menudo su voz significará lo mismo que las riendas para mí. Acarícieme a veces, así yo trabajaré más feliz y aprenderé a amarlo. No dé tirones violentos en las riendas, y no me azote cuando esté subiendo una ladera. Nunca me pegue o me patee cuando yo no entienda lo que Ud. quiere,
deme una oportunidad de entenderlo. Obsérveme si yo no cumplo las órdenes, verifique si no hay algún problema en mis patas o en el arreo.
No puedo decirle si estoy son sed, por lo tanto, deme agua limpia y fresca con frecuencia.
No puedo avisar cuando estoy enfermo, entonces obsérveme y a través de mis señales podrá saber en que condición me encuentro. Siempre deme toda la protección posible contra el sol fuerte. Coloque una frazada sobre mí no cuando esté trabajando sino cuando esté al rocío y al frío.
Nunca coloque nada congelado en mi boca, entíbielo un poco con el calor de su mano.
Yo intento llevarlo a Ud. y su carga sin un lamento, y lo espero pacientemente durante largas horas, de dia o de noche. Como no tengo el poder de elegir mis herraduras o el terreno por donde camino, a veces caigo en piso duro, por el cual ya recé para que fuese de una naturaleza tal que permitiese que mis patas tuvieran una base segura. Recuerde que yo debo estar listo para perder mi vida en cualquier momento a su servicio.
Y finalmente, cuando mi fuerza útil me abandone, no me deje morir de hambre o frio ni me venda a un dueño cruel que me torture lentamente o me deje morir de hambre. Por el contrario, máteme muy gentilmente, que Dios lo va a recompensar en la vida y en la muerte. No me considere irreverente si yo le pido eso en nombre de Él, que nació en un establo.
Amen.
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