Consejos para una buena comunicación con las personas ciegas
Tal vez usted muchas veces has querido ayudar a una persona ciega y no
se ha atrevido a hacerlo por temor a cometer un error. He aquí algunos
consejos para conocerla y serle útil:
En primer lugar, tenga en
cuenta esto. Cuando entre a un lugar donde se encuentra un ciego o
ciega, hable aunque sea sólo una palabra de saludo. Es preciso hacerle
notar su presencia y también prevenirlo cuando usted se retira.
Jamás se dirija a él por intermedio de otra persona, en los casos en
que le pueda hablar libremente. Hágalo con normalidad y asegúrese que él
sepa que usted se está dirigiendo a él llamándolo por su nombre,
tocándole un brazo o de cualquier otra forma.
No modifique su
modo de expresarse para evitar ciertas palabras como "ciego" o "ver". La
discapacidad visual es la ceguera y se llama "ciego" a quien la porta.
Esto no puede ofenderle y su uso natural por parte de quien la lleva es
parte de su aceptación del déficit. Usted puede utilizar sin temor
palabras que hacen alusión a la vista, como "mirar", "ver televisión",
"bonito" o "hermoso". A ellos no les molestan estos términos e incluso
los usan con toda naturalidad. Por ejemplo: "¿Viste ayer la teleserie?"
refiriéndose a escuchar la novela por televisión.
Cuando se encuentre con él o ella, pregúntele si desea que lo acompañe pero no insista si dice que puede arreglárselas solo/a.
Si una persona ciega acepta su servicio, ofrézcale siempre el brazo
pues así podrá seguirlo y realizar los mismos movimientos que usted, lo
que le será imposible si usted lo toma del brazo y lo empuja hacia
adelante.
Cuando cruce una calle acompañando a un ciego,
deténgase un momento junto al cordón de la vereda o cuneta, a menos que
él prefiera que se le advierta mediante una presión del brazo.
Encare las veredas de frente, nunca en diagonal. Lo mismo rige para las
escaleras fijas y mecánicas. No lo abandone hasta que ambos se
encuentren sanos y salvos al otro lado de la calle. Permanezca junto a
él salvando cualquier tipo de obstáculos, tales como: montículos de
arena, escombros, trabajos en la vía pública, bicicletas que circulan
por las veredas, etc.
Si usted está apurado/a, pida a alguien
que lo reemplace o señálele a la persona ciega brevemente todos los
peligros que se encuentran en el camino a seguir.
Para
indicarle un asiento, tome su mano derecha y póngala sobre el respaldo
de la silla o sobre el brazo del sillón y él o ella sabrá tomar asiento
por sus propios medios.
Para subir a un auto, coloque la mano
del ciego sobre la manija de la puerta, o si está abierta, sobre el
techo del vehículo e indíquele si el frente del auto está a su derecha o
a su izquierda. El ciego se ubicará de inmediato en el lugar correcto,
sin ninguna otra ayuda.
Para subir una escalera común,
colóquele la mano sobre el pasamanos. Si se trata de una escalera
mecánica, indíquele si sube o si baja, luego colóquele la mano sobre la
cinta sin fin, en el momento que vaya a usarla.
Para pasar por
una puerta giratoria: Si el ciego prefiere precederlo, coloque su mano
sobre uno de los paneles giratorios para que él se de cuenta de la
dimensión del compartimento e inicie el movimiento; si él prefiere
seguirlo, hágale saber cuando entra, para que él suelte su brazo y entre
a su vez en el compartimento siguiente, pero jamás en el mismo que
usted.
Si usted entrega a un ciego billetes de distintos
valores, entrégueselos por separado, agrupados por cada valor,
identificándolos vez por vez.
Si un ciego le pide una
dirección, indíquesela tan precisamente como sea posible, señalándola la
distancia a recorrer, si debe doblar a izquierda o a derecha o seguir
en línea recta. Si usted es carabinero/a, preséntese como tal, pues él
puede tener necesidad de una ayuda de su parte, que no aceptaría
proviniendo de otra persona.
Evite especialmente la lástima o
una solicitud excesiva. Al acompañarlo háblale como a todo el mundo,
ayúdenos discretamente y no insista cuando él le diga que ya no lo
necesita.
Si convive con alguna persona ciega en su casa, lugar
de estudio o trabajo, procure que las puertas y ventanas estén siempre
completamente abiertas o completamente cerradas, e infórmele de los
cambios que se produzcan en la ubicación de los muebles.
Cuando
se encuentre con un conocido ciego, preséntese por su nombre al
saludarlo, no pretenda que él siempre sepa con quién está hablando. Es
de muy mal gusto jugar con su ceguera al "adivina quien soy".
Aplicando estos consejos usted estará brindando un gran servicio a las
personas ciegas. Recuerde que usted o un ser querido podrían adquirir
esta discapacidad por enfermedad o accidente y no les agradaría ser
tratados con indiferencia, rudeza ni lástima. Los ciegos son personas
con las mismas necesidades que todo el mundo, dependiendo de su edad y
ocupación, y desean integrarse normalmente a la vida ciudadana.
Tal vez usted muchas veces has querido ayudar a una persona ciega y no se ha atrevido a hacerlo por temor a cometer un error. He aquí algunos consejos para conocerla y serle útil:
En primer lugar, tenga en cuenta esto. Cuando entre a un lugar donde se encuentra un ciego o ciega, hable aunque sea sólo una palabra de saludo. Es preciso hacerle notar su presencia y también prevenirlo cuando usted se retira.
Jamás se dirija a él por intermedio de otra persona, en los casos en que le pueda hablar libremente. Hágalo con normalidad y asegúrese que él sepa que usted se está dirigiendo a él llamándolo por su nombre, tocándole un brazo o de cualquier otra forma.
No modifique su modo de expresarse para evitar ciertas palabras como "ciego" o "ver". La discapacidad visual es la ceguera y se llama "ciego" a quien la porta. Esto no puede ofenderle y su uso natural por parte de quien la lleva es parte de su aceptación del déficit. Usted puede utilizar sin temor palabras que hacen alusión a la vista, como "mirar", "ver televisión", "bonito" o "hermoso". A ellos no les molestan estos términos e incluso los usan con toda naturalidad. Por ejemplo: "¿Viste ayer la teleserie?" refiriéndose a escuchar la novela por televisión.
Cuando se encuentre con él o ella, pregúntele si desea que lo acompañe pero no insista si dice que puede arreglárselas solo/a.
Si una persona ciega acepta su servicio, ofrézcale siempre el brazo pues así podrá seguirlo y realizar los mismos movimientos que usted, lo que le será imposible si usted lo toma del brazo y lo empuja hacia adelante.
Cuando cruce una calle acompañando a un ciego, deténgase un momento junto al cordón de la vereda o cuneta, a menos que él prefiera que se le advierta mediante una presión del brazo.
Encare las veredas de frente, nunca en diagonal. Lo mismo rige para las escaleras fijas y mecánicas. No lo abandone hasta que ambos se encuentren sanos y salvos al otro lado de la calle. Permanezca junto a él salvando cualquier tipo de obstáculos, tales como: montículos de arena, escombros, trabajos en la vía pública, bicicletas que circulan por las veredas, etc.
Si usted está apurado/a, pida a alguien que lo reemplace o señálele a la persona ciega brevemente todos los peligros que se encuentran en el camino a seguir.
Para indicarle un asiento, tome su mano derecha y póngala sobre el respaldo de la silla o sobre el brazo del sillón y él o ella sabrá tomar asiento por sus propios medios.
Para subir a un auto, coloque la mano del ciego sobre la manija de la puerta, o si está abierta, sobre el techo del vehículo e indíquele si el frente del auto está a su derecha o a su izquierda. El ciego se ubicará de inmediato en el lugar correcto, sin ninguna otra ayuda.
Para subir una escalera común, colóquele la mano sobre el pasamanos. Si se trata de una escalera mecánica, indíquele si sube o si baja, luego colóquele la mano sobre la cinta sin fin, en el momento que vaya a usarla.
Para pasar por una puerta giratoria: Si el ciego prefiere precederlo, coloque su mano sobre uno de los paneles giratorios para que él se de cuenta de la dimensión del compartimento e inicie el movimiento; si él prefiere seguirlo, hágale saber cuando entra, para que él suelte su brazo y entre a su vez en el compartimento siguiente, pero jamás en el mismo que usted.
Si usted entrega a un ciego billetes de distintos valores, entrégueselos por separado, agrupados por cada valor, identificándolos vez por vez.
Si un ciego le pide una dirección, indíquesela tan precisamente como sea posible, señalándola la distancia a recorrer, si debe doblar a izquierda o a derecha o seguir en línea recta. Si usted es carabinero/a, preséntese como tal, pues él puede tener necesidad de una ayuda de su parte, que no aceptaría proviniendo de otra persona.
Evite especialmente la lástima o una solicitud excesiva. Al acompañarlo háblale como a todo el mundo, ayúdenos discretamente y no insista cuando él le diga que ya no lo necesita.
Si convive con alguna persona ciega en su casa, lugar de estudio o trabajo, procure que las puertas y ventanas estén siempre completamente abiertas o completamente cerradas, e infórmele de los cambios que se produzcan en la ubicación de los muebles.
Cuando se encuentre con un conocido ciego, preséntese por su nombre al saludarlo, no pretenda que él siempre sepa con quién está hablando. Es de muy mal gusto jugar con su ceguera al "adivina quien soy".
Aplicando estos consejos usted estará brindando un gran servicio a las personas ciegas. Recuerde que usted o un ser querido podrían adquirir esta discapacidad por enfermedad o accidente y no les agradaría ser tratados con indiferencia, rudeza ni lástima. Los ciegos son personas con las mismas necesidades que todo el mundo, dependiendo de su edad y ocupación, y desean integrarse normalmente a la vida ciudadana.
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