ALVARO VARGAS LLOSA Y LOS CONGRESISTAS DE LA REPÚBLICA: DECLARACIONES Y AUMENTOS DE SUELDO
En un país como el Perú, como en toda sociedad contemporánea, los intelectuales y los políticos tienen una relación de vieja data, con una serie de aristas interesantes de analizar o de apuntar; en lo sustantivo estamos frente a dos personajes privilegiados, que forman parte de la élite de la sociedad; que colisionan o se complementan históricamente según los escenarios y las circunstancias del momento.
En nuestro país, en un país de
masas ignorantes, de gente que no lee, de ausencias de políticas culturales y de carencias de conciencia cívica; los intelectuales si bien pesan en cuanto a imagen, han sido desplazados por los técnicos del entorno del poder o de la participación misma de la política activa. Tal vez Luis Alberto Sánchez, Martha Hildebrant o Pablo Macera, son los últimos intelectuales que hemos visto participando en política activa; Luis Peirano actual Ministro de Cultura que llego al cargo de la mano de Mario Vargas Llosa, es más un Comunicador Social o un Promotor Cultural, que un intelectual en el contexto de definir el término como el de un hombre que vive por las ideas.
Hace rato que la política peruana no tiene intelectuales de peso en política militante o en cargos importantes (ministros o congresistas) como lo fueron Porras Barrenechea, Víctor Andres Belaunde o el propio Luis Alberto Sánchez; la razón tal vez pueda encontrarse en el hecho de que sin partidos políticos, sin ideas políticas, sin liderazgos de solera; con una sociedad que le da la espalda y repudia a los cascarones con registro que se llaman partidos políticos; los intelectuales conscientes de la mediocridad y de la demagogia existente, no quieren quemarse y malograr su prestigio enbarcandose en aventuras que van a terminar en nada o en medio del rechazo popular. En el caso de Humala; Mario Vargas Llosa le dio un respaldo político para que este le ganara a Keiko Fujimori, le sugirió algunos nombres como Peirano y Pedro Cateriano; pero no ha sido un asesor ni un proveedor permanente de ideas para el buen gobierno.
En el caso de los políticos y por ende de los partidos, las cúpulas no quieren gente de peso y /o de capacidad que les haga sombra o que los pueda desplazar y prefieren pegarla de intelectuales, de escritores, de ideologos, de técnicos; sabedores de que en la interna de los partidos o fuera de ellos por clientelismo, hay un recua de oportunistas y de ayayeros que los van a alentar y aplaudir. Estos seudo intelectuales tienen muy claro que de lo que se trata es de ilusionar, de engatusar, de atraer al elector para conseguir su voto y terminan por ello, desde haciendo el ridículo en programas cómicos, hasta ofendiendo la estética y la retórica, escribiendo huachaferia y media sin contenido.
Una vez con la curul en el bolsillo, nuestros congresistas se quejan de que el sueldo no les alcanza y legislan en beneficio propio sin importarles, su descredito, el que dirán del elector. El incremento de los gastos operativos, que es un aumento de sueldo, que se han regalado en el fin de la legislatura es una muestra de ello. El Congreso de la República que no es realmente expresión de una élite, política o intelectualmente hablando; termina siendo así, la meta de una serie de personajes demagogos, oportunistas y politiqueros (con honrosas excepciones) que son la fiel expresión de la crisis de la política y de los partidos en el Perú; y que son también, parte de un objetivo mayor por parte de determinados intereses que forman plataformas para llegar al poder.
El resto es más de lo mismo, un país que se puede gobernar en piloto automático, que ha logrado un determinado nivel de tecnificación para impulsarse (con la particularidad de matices que le da cada gobierno) pero que permite "a quienes están en política" disfrutar del poder mostrando cifras positivas que esconden lo mucho que nos falta. Por eso es que no hay reformas sustantivas en el aparato del estado; por eso la inclusión es retórica y nuestros gobernantes siguen siendo demagogos, pintorescos y folkloricos.
En ese marco conceptual, es que aparece un intelectual como Vargas Llosa, que en principio , en un país donde hay democracia y por tanto libertad de expresión, tiene todo el derecho de decir lo que piensa. El problema es que la clase política peruana le ha dado a sus declaraciones más importancia de la que tiene el personaje. Alvaro Vargas Llosa no es un intelectual de nota, es un hombre que gracias al padre ha tenido una buena educación y los contactos para poder moverse en el medio intelectual, en el jet set internacional "como pez en el agua", lo que le permite con algo de imaginación, escribir en los diarios del mundo donde su padre tiene amistades; o también vincularse a universidades, institutos y a los medios de comunicación que acogen los artículos del progenitor. Finalmente, la vara, la palanca o la muñeca, valen en todo el mundo y ser hijo de un personaje de talla mundial sirve bastante.
Con esas credenciales, el hijo del escribidor se cree al igual que sus padre, un ciudadano del mundo, un hombre que ya no siente el nacionalismo, que ve a su país subdesarrollado, siendo él un producto del primer mundo. Y como "intelectual universal" con algo de "originalidad" y de ese figuretismo que algunos pensadores envidian de los políticos, Alvaro Vargas Llosa, rompe según sus propias palabras los "tabúes ideológicos" y escribe en Chile contra los intereses peruanos para aparecer más papista que el Papa.
Pero lo concreto y lo real es que Avaro Vargas Llosa que se llama liberal, no representa a nadie. No es un pensador que el mundo respete intelectualmente y siga a pie y juntillas como guru. Si esto es así, es absurdo que se diga que Chile va a a usar sus declaraciones en contra nuestra o que el Tribunal de la Haya las va a tomar en cuenta. Para mi esto es un incidente de celos políticos, Vargas Llosa quiso un momento de notoriedad para su "intelectualidad". Sus demonios internos, el apellido, esa vanidad que lo hace sentir superior y que necesita auto alimentarse lo hizo hacer el ridículo, escribir una soberana tontería (no por el fondo sino por su falta de criterio) y esto porque hasta la "honestidad intelectual" tiene sus límites. Como ese es el reino de los políticos criollos, estos se sintieron invadidos por las declaraciones de Vargas Llosa y salieron a defender a la patria, a sus predios y a responderle. Vivir en el Perú me gusta, requiere una cuota de humor y de paciencia. Y yo la tengo.
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