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28 ene 2013

CAMBIO DE ACTITUD POR ALBERTO JORDAN


Alberto Jordán Brignole

AMIGOS ES EL MOMENTO DEL CAMBIO DE ACTITUD Y CUMPLIR CON EL MANDATO QUE LA CONSTITUCIONAL POLÍTICA DEL ESTADO EN SU ARTÍCULO Nº 166 LE ENCARGA A LA POLICÍA NACIONAL, LA DE GARANTIZAR, MANTENER Y RESTABLECER EL ORDEN INTERNO, NO HAY OTRA INSTITUCIÓN EN EL PAÍS QUE PUEDA USURPAR SUS FUNCIONES.

El día que se cambie la Ley de Seguridad Ciudadana y la Policía Nacional haga respetar el mandato de la Constitución Política del Estado con relación al Artículo 166º en que indica “La Policía Nacional tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el orden interno. Presta protección y ayuda a las personas y a la comunidad. Garantiza el cumplimiento de las leyes y la seguridad del patrimonio público y del privado. Previene, investiga y combate la delincuencia. Vigila y controla las fronteras”, ese día nos estiremos fortalecidos y orgullosos de ser Policías.

Hoy nos encontramos con una fuerza paralela a la Policía que es el Serenazgo que cada día está tomando más fuerza ante la ciudadanía, ya que tienen los medios necesarios logísticos para poderlo hacer, los Consejos Municipales invierten gran cantidad de dinero en la seguridad de sus comunas, al ver que el Estado Peruano durante muchos años no se preocuparon de la Seguridad Ciudadana, de mantener una Policía profesional, equipada y de acercamiento a la ciudadanía.

Si nos remontamos a la década de los 80, comenzó el fenómeno de la subversión con sus tácticas de llevar la guerra interna a la ciudad y fue inicialmente la policía la encargada de enfrentarla, a costa del sacrificio de muchos de sus miembros.

Por otro lado, el flagelo del narcotráfico comienza a golpear con fuerza el país, sumándose a la evolución de las formas delictivas y criminales de diversa índole, es decir una criminalidad organizada. Por ello, se hace necesario contar con una sola fuerza policial, moderna y eficiente. Así, el 6 de diciembre de 1988 se unificaron las tres fuerzas y nació la Policía Nacional del Perú.

La PNP, con sus respectivas especialidades, pudo así vencer a las organizaciones subversivas Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Túpac Amaru. Después que esta pesadilla terminó y volvió la calma, gracias a la pacificación, la policía comienza a sacar las tranqueras de las Comisarías y Unidades Policiales que habían sido instaladas como medio de protección ante los múltiples atentados terroristas contra sus instalaciones y personal. Sin embargo, verificamos que la situación y condición para ejercitar nuestra labor eran diferentes, el ciudadano encontró a una policía con otro trato, con sentimientos encontrados; la delincuencia se había incrementado, y los alcaldes habían formado una fuerza paralela llamada “Serenazgo”, que suplió las necesidades de la Policía debido a su ausencia en la población.

El Serenazgo es producto de las falencias que trajo la subversión, debido a que las ciudades quedaron desguarnecidas porque la mayoría de sus miembros fueron enviados a combatir en lugares alejados la subversión y el narcotráfico. Para agravar la situación de la policía ante la sociedad, el gobierno de Fujimori cierra las escuelas de policía por seis años, sin una razón valedera para haber tomado dicha medida, que indudablemente creó un grave problema con el transcurso de los años.

Muchos oficiales en retiro fueron captados para laborar en las municipalidades y en su calidad de asesores, éstos emplearon la técnica que conocían y era nada menos que la prevención, razón por la que verificamos la existencia de “Serenazgos” exitosos, además, porque tienen apoyo logístico, justamente, lo que el Estado no le dio ni le otorga a la policía, motivo por el cual se constata una mejor aprobación en la opinión pública, respecto al Serenazgo, frente a la policía.

El descrédito de nuestra policía ha quedado corroborado por las diversas encuestas que se realizan en la opinión pública, cuyo resultado es que la credibilidad que se tiene en las comisarías es muy baja, mientras que, es mayor en el Serenazgo, es decir, se pierde la confianza en la Policía en forma acelerada. La consecuencia directa de esta situación es que la institución policial está desmotivada, sin aliento, sin mística, todo ello ha terminado de quebrar a la policía.

De acuerdo a lo que viene sucediendo, en lo que respecta a la policía, podemos vislumbrar que su futuro no es nada halagador, todo indica que irá de mal en peor. Ya hay alcaldes que están sugiriendo la idea de hacerse cargo de las funciones de la Policía de Tránsito. Obviamente porque esta especialidad policial está muy venida a menos, no sólo por su pésima preparación, sino por la escasez de sus efectivos y bajos alicientes.

Lo que se debe hacer es que la Policía Nacional del Perú, es enrumbarse en una reingeniería con relación a Capacitación, Especialización, cambio de actitud de su personal, apoyo logístico en todas las formas, ya sea en el equipo personal del policía, en la tecnología de punta en las comisarias, en contar con un sistema de comunicación eficiente, vehículos adecuados para la función policial, etc., y tres cosas muy importante;

PRIMERO.- Un Plan de seguridad integral para el desarrollo Institucional a corto, mediano y largo plazo, lo cual debe de ser refrendado por Ejecutivo, para que le sirva de guía a los diferentes Comandantes Generales.

SEGUNDO.- El cambio de actitud de nuestro personal.

TERCERO.- El replanteamiento del la Ley de Seguridad Ciudadana, en el sentido que los Consejos Municipales inviertan en el equipamiento de las comisarias y que el personal de Serenazgo dependa del Comisario de la Jurisdicción, hasta que la Policía se fortalezca y recobre la confianza ciudadana de acuerdo a la Constitución Política del Estado en la que indica que “La Policía Nacional es la única encargada garantizar, mantener y restablecer el orden interno”.
AMIGOS ES EL MOMENTO DEL CAMBIO DE ACTITUD Y CUMPLIR CON EL MANDATO QUE LA  CONSTITUCIONAL POLÍTICA DEL ESTADO EN SU ARTÍCULO Nº 166 LE ENCARGA A  LA POLICÍA NACIONAL, LA  DE GARANTIZAR, MANTENER Y RESTABLECER EL ORDEN INTERNO, NO HAY OTRA INSTITUCIÓN EN EL PAÍS QUE PUEDA USURPAR SUS FUNCIONES.

El día que se cambie la Ley de Seguridad Ciudadana y la Policía Nacional haga respetar el mandato de la Constitución Política del Estado con relación al   Artículo 166º en que indica “La Policía Nacional tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el orden interno. Presta protección y ayuda a las personas y a la comunidad. Garantiza el cumplimiento de las leyes y la seguridad del patrimonio público y del privado. Previene, investiga y combate la delincuencia. Vigila y controla las fronteras”, ese día nos estiremos fortalecidos y orgullosos de ser Policías.

Hoy nos encontramos con una fuerza   paralela a la Policía que es  el Serenazgo que cada día está tomando más fuerza ante la ciudadanía,  ya que tienen los medios necesarios logísticos para poderlo hacer, los Consejos Municipales invierten gran cantidad de dinero en la seguridad de sus comunas, al ver que el  Estado Peruano durante muchos años no se preocuparon de la Seguridad Ciudadana, de mantener una Policía  profesional, equipada y de acercamiento a la ciudadanía.

Si nos remontamos a la  década de los 80, comenzó el fenómeno de la subversión con sus tácticas de llevar la guerra interna a la ciudad y fue inicialmente la policía la encargada de enfrentarla, a costa del sacrificio de muchos de sus miembros.


Por otro lado, el flagelo del narcotráfico comienza a golpear con fuerza el país, sumándose a la evolución de las formas delictivas y criminales de diversa índole, es decir una criminalidad organizada. Por ello, se hace necesario contar con una sola fuerza policial, moderna y eficiente. Así, el 6 de diciembre de 1988 se unificaron las tres fuerzas y nació la Policía Nacional del Perú. 

La PNP, con  sus respectivas especialidades,  pudo así vencer a las organizaciones subversivas Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Túpac Amaru.  Después que esta pesadilla terminó y volvió la calma, gracias a la pacificación, la policía comienza a sacar las tranqueras de las Comisarías y Unidades Policiales que habían sido instaladas como medio de protección ante los múltiples atentados terroristas contra sus instalaciones y personal. Sin embargo, verificamos que la situación y condición para ejercitar nuestra labor eran diferentes, el ciudadano encontró a una policía con otro trato, con sentimientos encontrados; la delincuencia se había incrementado, y los alcaldes habían formado una fuerza paralela llamada “Serenazgo”, que suplió las necesidades de la Policía debido a su ausencia en la población. 


El Serenazgo es producto de las falencias que trajo la subversión, debido a que las ciudades quedaron desguarnecidas porque la mayoría de sus miembros fueron enviados a combatir en lugares alejados la subversión y el narcotráfico. Para agravar la situación de la policía ante la sociedad, el gobierno de Fujimori cierra las escuelas de policía por seis años, sin una razón valedera para haber tomado dicha medida, que indudablemente creó un grave problema con el transcurso de los años. 


Muchos oficiales en retiro fueron captados para laborar en las municipalidades y en su calidad de asesores, éstos emplearon la técnica que conocían y era nada menos que la prevención, razón por la que verificamos la existencia de “Serenazgos” exitosos, además, porque tienen apoyo logístico, justamente, lo que el Estado no le dio ni le otorga a la policía, motivo por el cual se constata una mejor aprobación en la opinión pública, respecto al Serenazgo, frente a la policía. 

El descrédito de nuestra policía ha quedado corroborado por las diversas encuestas que se realizan en la opinión pública, cuyo resultado es que la credibilidad que se tiene en las comisarías es muy baja, mientras que, es mayor en el Serenazgo, es decir, se pierde la confianza en la Policía en forma acelerada. La consecuencia directa de esta situación es que la institución policial está desmotivada, sin aliento, sin mística, todo ello ha terminado de quebrar a la policía. 

De acuerdo a lo que viene sucediendo, en lo que respecta a la policía, podemos vislumbrar  que su futuro no es nada halagador, todo indica que irá de mal en peor. Ya hay alcaldes que están sugiriendo la idea de hacerse cargo de las funciones de la Policía de Tránsito. Obviamente porque esta especialidad policial está muy venida a menos, no sólo por su pésima preparación, sino por la escasez de sus efectivos y bajos alicientes.

  Lo que se debe hacer es que la Policía Nacional del Perú, es enrumbarse  en una reingeniería con relación a Capacitación,  Especialización, cambio de actitud de su personal, apoyo logístico en todas las formas, ya sea en el equipo personal del policía, en la tecnología de punta en las comisarias, en contar con un sistema de comunicación eficiente, vehículos adecuados para la función policial, etc.,  y tres cosas muy importante; 

PRIMERO.- Un Plan de seguridad integral para el desarrollo Institucional a corto, mediano y largo plazo, lo cual debe de ser refrendado por Ejecutivo,  para que le sirva de guía a los diferentes Comandantes Generales.

SEGUNDO.- El cambio de actitud de nuestro personal.

TERCERO.- El replanteamiento del la Ley de Seguridad Ciudadana, en el sentido que los Consejos Municipales inviertan en el equipamiento de las comisarias y que el personal de Serenazgo dependa del Comisario de la Jurisdicción, hasta que la Policía se fortalezca y recobre la confianza ciudadana de acuerdo a la Constitución Política del Estado en la que indica que “La Policía Nacional es la única encargada  garantizar, mantener y restablecer el orden interno”.

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