TOLEDO Y EL RACISMO DE UTILERIA POLÍTICA:
Decía el maestro Luis Alberto Sánchez -a quien era un gusto escucharlo y al que es hasta hoy un placer leerlo- en su libro, PERÚ RETRATO DE UN PAIS ADOLESCENTE, que "el Cholo que tiene plata se agringa y que el gringo pobre se achola" . Nadie puede negar que hay racismo en el Perú, que hay histórica y culturalmente un desvaloriación hacia el indio, hacia el cholo. Una expresión que tiene que ver con esa actitud mental del criollo, del mestizo; de negar una parte de su existencia y de sentirse superior al originario de estas tierras, por su raíz hispana y europea. La razón tal vez tenga que ver con el hecho de que a diferencia de los mexicanos, los peruanos asimilamos de diferente manera el mestizaje.
Los criollos en México, la élite intelectual, la clase política, por factores geográficos geopolíticos, demográficos, que tienen que ver con el vecino que
les toco en suerte, con la población, con los dos frentes oceánicos, desarrollaron un pensamiento propio, una cultura que marco diferencias y distancias con la de la península (y que asimilo otras experiencias) en medio de una sociedad eminentemente rural, en la que lo indígena es la piedra angular de la construcción de una nación y no solo como se dio en el Perú, desde el punto de vista retórico o del discurso político.
Hubo indudablemente, una clase política, una generación que se vio obligada a construir una estructura democrática e institucional, un concepto de nación y de nacionalismo y una ideología que fuera un dique contra el expansionismo norteamericano. En esa multiplicidad de expresiones culturales, hay una valoración por lo autóctono, en la que el culto a la Virgen de Guadalupe ocupa un lugar central, en medio de las ideas liberales que Juarez represento y de la Revolución Mexicana, por citar algunos iconos de esta identidad.
En el Perú, el problema del indio, del cholo, del serrano, ha sido abordado intelectualmente por Mariátegui, por Víctor Andrés Belaunde, por Uriel García, etc, desde diversas perspectivas (Matos Mar y la migración urbana) pero en lo estrictamente político, sigue siendo un tema pendiente en la agenda republicana. El crecimiento económico no ha resuelto el problema de hombre andino, ni en lo social, ni en lo cultural, ni en lo relativo a la salud y a la educación. Su desarrollo y la inclusión social de la que tanto se habla, sigue siendo entendida como clientelismo y la clase política sigue desarrollando alrededor de ellos un discurso político demagógico y efectista que genera el descontento, desesperanza y frustración en lo que tiene que ver como percepción del ejercicio de poder.
En el marco descrito, tengo la absoluta seguridad, que a un personaje de origen campesino y facciones aindiadas como Alejandro Toledo, que gusta de los licores caros y de veranear en Punta Sal, se le puede decir Cholo, Serrano, Indio; pero no verlo mayoritariamente como un hombre que representa a los cholos, a los serranos o a los indios del Perú. Toledo tomando la definición de Luis Alberto Sánchez, es el Cholo con plata (y con poder) que se agringa, que más bien por su demagogia, sus contradicciones y su histrionismo, pretende (utilizando la frase popular) agarrarnos de Cholitos, y tomarnos el pelo, con estas indignadas públicas, que solo parte de la utileria política, de quien quiere volver a ser presidente y utiliza cualquier coyuntura para el efecto mediático. Toledo no es el tipo persona que se sienta discriminado porque le llamen Cholo; es mas bien el individuo que sabe sacarle provecho a su origen racial y este es el caso.
Toledo no representa a todos los cholos del Perú, ni todos los serranos, los andinos, los cholos del Perú se sienten representados por Toledo. Alejandro Toledo Manrique es un Cholo especial, de elit; un Serrano que con inteligencia y con audacia, supo aprovechar su momento y la coyuntura para llegar a ser Presidente del Perú. El tiene un status especial, es visto como un hombre que proviene de un origen humilde, campesino, de facciones aindiadas y en ese sentido puede ser ejemplo de superación y de "mejoramiento racial" en el imaginario popular, por casarse con una europea. Pero no es una expresión genuina, un icono de los de su raza; por el que la agresiones a él se encarnen en los millones de peruanos de origen andino. Si esto no fuera así, si Toledo representara a los Cholos del Perú, en las pasadas elecciones, el voto rural, el de los sectores campesinos, le hubiera favorecido aluvionalmente al verse representado en él.
En la frase del DIARIO EXPRESO, no veo una connotación racista hacia el hombre andino en general. Es un dardo dirigido al político, al político de origen campesino, de facciones aindiadas, que no representa a las mayorías étnicas del Perú del que proviene, pero que es Cholo, que es serrano. Si esto fuera así, los blanquitos en el Perú, los de origen europeo, deberían sentirse discriminados cuando alguien se refiere en malos términos a PPK como un "gringo de miercoles". Hizo mal el DIARIO EXPRESO, en claudicar frente al poder, en no hacer docencia política, en no desenmascarar este histriónico y demagógico intento de Toledo de hacerse notar, de querer llamar la atención. De defender supuestamente, a un sector del Perú, del que lo que más le importa, son, sin temor a equivocarme, sus votos.
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