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5 feb 2013

5 DE FEBRERO 1975

5 de Febrero de 1975 
  



La manifestación policial empezó el sábado 1º de febrero de 1975, y al día siguiente se extendió de comisaría en comisaría, conformándose una comisión representativa que se instaló en la sede de Radio Patrulla, en la avenida 28 de Julio del distrito de La Victoria. Los policías amenazaron
con una huelga total de no atenderse sus reclamos; al fracasar las negociaciones, consumaron la amenaza y el martes 4 Lima quedó completamente desguarnecida. En las últimas horas de la tarde de ese día empezaron a sentirse las consecuencias, sobre todo por la congestión del tráfico y el aumento de atracos y delincuencia.
Hacia la medianoche del 4 al 5 de febrero, unidades blindadas del Ejército sitiaron Radio Patrulla exigiendo la entrega de los dirigentes policiales y el fin de la huelga; al no haber respuesta, a las cuatro de la madrugada se produjo la toma violenta del local. Muchos policías huyeron y otros se rindieron. En los barrios colindantes la población podía escuchar el tableteo de ametralladoras y estruendo de tanques. Debido al cerco militar de la zona, que impidió el acceso, nunca se pudo precisar el número de muertos y heridos entre los huelguistas. La versión oficial negó que hubiese habido bajas, lo que resulta harto improbable. Culminada su labor, el Ejército se retiró.

Las horas siguientes en las calles del centro de Lima fueron de incertidumbre. La gente temía salir de sus casas, pero poco a poco comenzó a darse cuenta de la falta de control. En la mañana, la protesta estalló tanto en Lima como en el Callao.



Turbas recorrieron la ciudad e incendiaron el Casino Militar (situado en la Plaza San Martín), el local del diario Correo y el Centro Cívico (donde se hallaban las oficinas del SINAMOS). Los ataques a estos últimos, al parecer, estuvieron encabezados por estudiantes apristas que trataron de dirigir la espontánea explosión popular. Los vándalos se dirigieron a continuación hacia la sede del diario Expreso, pero sus trabajadores bloquearon las entradas con enormes bobinas de papel y se defendieron. Paralelamente se produjeron saqueos de tiendas y supermercados.


Desde Palacio de Gobierno se ordenó la salida de las tropas de la segunda región militar con sede en Lima, a cargo del general Leonidas Rodríguez Figueroa. Las tropas, montadas en tanques, tanquetas y hasta helicópteros, salieron recién a mediodía y reprimieron a sangre y fuego tanto a los saqueadores como a los manifestantes.






Asimismo, mediante comunicado oficial, el gobierno suspendió las garantías constitucionales y declaró el toque de queda a partir de las 6 de la tarde. El día 6 se dispuso que el toque de queda fuese a las 8 p.m. Más adelante fue a las 10 p.m., y, finalmente, a medianoche, pero pasó algún tiempo sin que pudiera retirarse definitivamente.

Desde el mediodía el Ejército ocupó la ciudad imponiendo el orden. El saldo oficial fue de 86 muertos, 155 heridos, 1,012 detenidos y 53 policías enjuiciados.

El gobierno acusó oficialmente a la CIA y al Partido Aprista de alentar los disturbios y protestas. Una caricatura publicada en el diario Correo representó a Víctor Raúl Haya de la Torre (líder del APRA) rodeado de matones incendiarios, con la leyenda: “Solo el Apra quemará al Perú” (parafraseando el lema aprista de “Solo el Apra salvará al Perú”).

Los policías se sentían postergados por un régimen militar que los consideraba como “fuerzas auxiliares” y no contaban con representación alguna en los organismos de gobierno. Pedían además la mejora de sueldos y el fin de los maltratos que sufrían. Esto originó una protesta que terminó con serios incidentes de triste recordación.

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