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16 feb 2013

LA VOLUNTAD DE NO SABER

Reseña del libro: La voluntad de no saber, las patologías de Maciel toleradas por el Vaticano


Reseña de La voluntad de no saber, las patologías de Maciel toleradas por el Vaticano
Bernardo Barranco
Una de las grandes vulnerabilidades de la visita de Benedicto XVI a México es que no se encontrará con víctimas de abuso sexual por parte del clero, especialmente aquellas perpetradas por el siniestro  Marcial Maciel. Resulta absurda e incomprensible tal desatención. Máxime si Benedicto XVI en sus últimos viajes ha incluido espacios y se ha dado tiempo para
consolar y encontrarse con víctimas de abuso sexual. Así lo hizo en su viaje a Estados Unidos y Australia (2008), Portugal y Malta (2010), Reino Unido y Alemania (2011). Imágenes que han dado la vuelta al mundo nos presentan al Papa consternado, avergonzado y cercano humanamente con las víctimas de la pederastia clerical. En Malta incluso se le ve llorando ante los testimonios y relatos de las personas víctimas de abuso por religiosos. Ahí el propio pontífice condenó los “crímenes indescriptibles”. Sin embargo, en la agenda de viaje a México, destaca la ausencia de dicho gesto con las víctimas de Marcial Maciel. Desconocemos si incorporará el tema en sus mensajes, pero llama la atención el vacío, en particular porque  el propio Marcial Maciel y los legionarios de Cristo son de origen mexicano.
Se ha puesto en circulación el  libro  que será una bomba.  El título es sutil y  elocuente “La voluntad de no saber: lo que sí se conocía sobre Maciel en los archivos secretos del Vaticano desde 1944” de la editorial Ramdom House Mondatori. Los documentos expuestos en el libro con el respaldo de una página web, demuestran que  curia romana siempre tuvo  información  sobre la trayectoria llena de aberraciones  del fundador de los legionarios.  Lo peor, el  Vaticano  no solo lo toleró sino que lo protegió. El libro recapitula el tortuoso proceso de denuncia contra Maciel y registra la terca  resistencia de las estructuras de la Iglesia para amparar la conducta reprobable de un personaje siniestro: la diferencia de muchos otros textos sobre Maciel, es la sólida base documental que los autores ponen a disposición del público. Los documentos  provienen de los archivos de la Congregación para Institutos y Sociedades de la Vida Consagrada, abarcan el periodo 1944-2002. Los textos acumulados por la historia, son testigos implacables e  irrefutables, que exhiben una realidad cruda: el Vaticano ha mentido sobre Maciel, la curia romana  ha simulado en la beatificación “exprés”  del Papa Juan Pablo II.  El cuerpo principal que respalda el libro, está contenido por  212 legajos que hasta hace poco eran resguardados en las entrañas del Vaticano, éstos ponen de manifiesto  la  complicidad y la simulación altas autoridades de la curia romana que protegieron  las patologías del perverso Maciel.
Se han escrito ya muchos libros  sobre Marcial Maciel. Pero aun son insuficientes para documentar la repugnante trayectoria  de un personaje que en vida fomentó la mentira, la intriga, la simulación y la corrupción en el nombre de Dios; que sucumbió a las adicciones y tuvo una vida sexual torcida por los  abusos cometidos a menores  y otras las prácticas que hemos venido conociendo a cuenta gotas del fundador de los Legionarios de Cristo;   no olvidemos también, el culto a su personalidad que fomentó en el propio nicho de los Legionarios que le facilitó estructuralmente dilatar su conducta criminal.  Dichas prácticas fueron arropadas por la institución religiosa  más importante del mundo contemporáneo, la Iglesia católica.  Su discurso, un cristianismo enmielado,  fundamentó y fermentó todas sus perversiones. Maciel se legitimó con una teología del poder,  disfrazado de empalagosos lugares comunes católicos,  como  miembro del alto clero a nivel internacional con pasaporte directo a la curia romana y a la selecta antesala del primer círculo del Papa Juan Pablo II, en especial contó con la complicidad de Angelo Sodano, mano derecha del Papa polaco.
Maciel fue arropado por prominentes personajes de la Iglesia y del poder.  Este peso lo hizo sentir entre las elites de diferentes países entre los que destacan España, Estados Unidos, Irlanda,  Chile y por supuesto México.  El título de este libro no puede ser más sugerente: La voluntad de no saber, encierra la actitud de muchos actores que desean encapsular el “caso Maciel” y enviarlo en un cilindro del tiempo al infinito para que ahí se diluya y olvide. Muchos nos hemos venido preguntando si Marcial Maciel es solo un accidente trágico en la vida religiosa de la Iglesia. Lamentablemente los escándalos que han sacudido estos años a la Iglesia católica a nivel internacional, nos muestran a cientos de sacerdotes y religiosos con comportamientos perniciosos y enfermizos que se repiten con diversos grados de envilecimiento en los más apartados puntos de la latitud de la Iglesia. Por ello, están aun en puerta muchas otras investigaciones en las que Maciel parece ser la punta de un enorme isberg   de inmoralidad e impunidad religiosa
La voluntad de no saber,  la  irrefutable denuncia.
En tal circunstancia, la presente obra es una apuesta por la verdad. Los autores José Barba, Alberto Athié y Fernando M. González han dado testimonio de una incansable lucha, enfrentando desde diversas trincheras las infamias de una congregación religiosa respaldada por poderosos actores clericales y de los poderes seculares. José Barba es un tenaz luchador con altísimo reconocimiento moral en la sociedad mexicana, pues junto con otros ex legionarios no sólo padeció los abusos del depredador Maciel sino que remó a contracorriente para denunciarlo desde la década de los años ochenta, justo cuando los Legionarios se encontraban en la cima del poder. A esta causa se sumó Alberto Athié, quien como pocos resistió el embate de uno de los mayores protectores del pederasta Maciel, el cardenal arzobispo primado de la arquidiócesis de México, Norberto Rivera Carrera —quien está a la espera de varios libros de denuncia—; en congruencia, Alberto abandona el sacerdocio pero no la lucha por alcanzar la verdad. Por último, el doctor Fernando González es sin duda uno de los investigadores que mejor conoce los diferentes ángulos que retratan descarnadamente el comportamiento siniestro de Marcial Maciel. Sus libros son sólidos y contundentes. Fernando conoce a fondo los documentos del Vaticano que aquí se presentan, orienta su lectura contextualizándolos  y da una panorámica completísima para utilizarlos. Buena parte de los documentos están en italiano, inglés, francés, latín y hasta en polaco. Muestran la dimensión internacional de la Iglesia y el alcance mundial  que adquirió la acción de Maciel y de los Legionarios. Faltaría un personaje cuya presencia se hace sentir en los textos de nuestros autores y que a todas luces merece un reconocimiento, me refiero al sacerdote Antonio Roqueñí (1934-2006), asesor jurídico de la arquidiócesis de México, quien fue uno de los motores de esta causa por alcanzar la verdad y la justicia.
Cada autor, presenta e introduce diferentes procesos y diversos documentos. Los relatos de José Barba y Alberto Athié son testimonios que relatan historias muy diferentes que finalmente se entrelazan y confluyen para ahora hacerse una sola. Son historias que muestran con crudeza cómo la jerarquía de la Iglesia, sus estructuras y actores institucionales, maltratan a aquellos que discrepan. Athié nos muestra su lucha por hacer justicia al interior de una Iglesia  autista e imperturbable;  Athié solo demandó ser fieles al evangelio  y congruentes  a sus enseñanzas, y a cambio,  recibió rechazo y arbitrariedad del cardenal Norberto Rivera. Al hacer suya la causa de ex legionario, agonizante,  Juan Manuel Fernández Amenábar por alcanzar la justicia en la propia Iglesia, Athié se ve obligado abandonar el sacerdocio pero no la búsqueda de la verdad. José Barba, tenaz luchador con altísimo reconocimiento moral en la sociedad mexicana,  junto a otros ex -legionarios  no solo padecieron los abusos del depredador Maciel sino siempre remaron a contracorriente para denunciarlo desde los años ochenta,  justo en el cenit de poder de  los Legionarios como del propio Marcial Maciel. A esta causa se sumó Alberto Athié quien como pocos resistió como pudo el embate de uno de los mayores protectores del devastador  Maciel, nos referimos al cardenal arzobispo primado de la arquidiócesis de México Norberto Rivera Carrera quien está a la espera de varios libros que pongan en evidencia su comportamiento poco cristiano y sobre todo su soberbia.
Algunas revelaciones de los documentos secretos del Vaticano
Fernando M. González, notable investigador que conoce a fondo los archivos y la larga historia de imposturas del Vaticano,  realiza en el libro un doble esfuerzo. En una primera parte, recapitula la historia de denuncias ahora con la certeza de una vasta documentación de soporte tiene un ligero toque de ironía. Recupera la larga cadena de imputaciones y forcejeos,   los disimulos y las omisiones  de los actores eclesiales con la mayor certeza que dan las pruebas. De la primera denuncia de los ex legionarios  en 1997 en el periódico Hartford Courant, hasta la pasmosa actitud de gradualismo reformador que ha tomado el delegado pontifical, el cardenal Velasio De Paolis ante la restructuración de la congregación de los Legionarios de Cristo. El segundo esfurzo de Fernado, probablemente el más complejo, es llevarnos de la mano por algunos documentos de los archivos multimencionados en esta  nota. Los hechos mostrados por los documentos  registran  un cúmulo de contradicciones  que en diferentes periodos supondrían la catástrofe del proyecto de Marcial Maciel  y la institución siguió  adelante. Incluso aceptando  como señala el doctor González, a regañadientes mutilarse del personaje que conformaba su centro, pero sin renunciar al tipo de discursos y prácticas que aprendió de él.  El todo caso sale a flote la perversa habilidad de Maciel de salir airoso, con mentiras, complicidad y corrupción de cíclos muy adversos.
Recordemos que son 212 documentos que van desde la década del cuarenta hasta inicios del presente siglo.  La mayoría de los textos aquí presentados son del archivo de la Congregación  para Institutos de La Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, antigua  Sagrada Congregación para el Clero. El autor, nos sitúa tiempo y circunstancias, nos ubica personajes, nos refiere en la geografía de los textos y principalmente  las tramas que están en juego en cada legajo seleccionado por él mismo. Ante la imposibilidad de registrar en el libro todos y cada uno de los expedientes, los autores ponen a disposición del público una página  web que podrá ser  ser consultada en www.lavoluntaddenosaber.com, donde están escaneados en su formato e idioma original.
La voluntad de no saber,  muestra desencarnadamente a Marcial Maciel en sus visicitudes y ambiciones desmedidas. Los documentos dan para futuras investigaciones y valoraciones.
De este modo, faltan muchos libros por escribir y leer acerca del fundador de los Legionarios que den cuenta de que las patologías de Maciel también reflejan las patologías de la Iglesia católica y de la propia sociedad mexicana. ¿Qué nivel de responsabilidad guardan aquellos sectores que lo defendieron, que lo legitimaron y que ahora se ocultan en el silencio? Pareciera existir un desentendi­miento de lo que hizo Maciel hasta en su congregación religiosa, en la que se le quiere sepultar en el olvido para borrar sus rastros y fecho­rías. Muchos quisieran que todo quedara ahí y ver a Maciel como un accidente lamentable. Darle un tratamiento de “chivo expiatorio”, es decir inmolarlo y que su sacrificio sirva, como en las antiguas comu­nidades, como un salvoconducto de purificación y salvación. Por ello, a la muerte del legionario en febrero de 2008, resalta la portada de Proceso 1631, que en el titular, resume editorialmente la línea de este libro:  “Ni perdón ni olvido”.

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