1).- Aunque el contexto social y político no sea el mismo, es necesario recordar el pasado para no cometer los mismos errores. Alan García había ganado las elecciones en 1985 de manera abrumadora, con mayoría absoluta en Diputados y Senadores. Y al asumir el mando reafirmó su compromiso con la reforma policial. Para ser justos existía un gran consenso nacional. Es que, en plena lucha contra la subversión terrorista, las disputas, celos y peleas entre la
Guardia Civil (GC), la Policía de Investigaciones (PIP) y la Guardia republicana (GR) cubrían las primeras planas. Eran tres institutos policiales sin una coordinación adecuada, con mandos y estados mayores propios. Hasta se produjeron enfrentamientos públicos entre sus efectivos, llegándose a atacar dependencias y locales.
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Carlos Tapia
Carlos Tapia
Opinión Columnista
2).- El Partido Aprista ante esta importante responsabilidad había preparado el grupo especializado que se haría cargo. La mayoría eran ciertos oficiales simpatizantes del APRA de los tres Institutos y un reducido número de cuadros partidarios de extrema confianza, donde resaltaba Agustín Mantilla, ex secretario personal de Alan García, que lo acompañó desde las vicisitudes internas partidarias hasta su elección presidencial. Se encargó al ingeniero Abel Salinas como el ministro encargado de encabezar la reforma policial y a Agustín Mantilla -viceministro- como operador principal de esta. LA PRIMERA tarea fue la de pasar al retiro a cientos de oficiales, producto de una lista previamente seleccionada, y poner en los máximos cargos a los generales simpatizantes con los que ya se había conversado. No se pudo evitar las zancadillas, celos y favoritismo en la elaboración de las listas. Basta un ejemplo, el por entonces coronel Ketín Vidal fue pasado al retiro y solo después de batallar varios años, pudo conseguir su reincorporación.
3).- Se formó, con fórceps, un Comando Unificado de las “Fuerzas Policiales”, conformado por la Policía General (ex GC), Policía Técnica (ex PIP) y Policía de seguridad (ex GR). En realidad, lo que se quiso fue conseguir la unidad, pero mellando la identidad de cada institución, basada en su especialización, y querer reemplazarla por alguna otra que todavía no estaba bien pensada, es decir un medio salto al vacío. Ya en 1988 es que se forma la actual PNP. Pero por la improvisación y otros avatares, producto del desorden interno, tuvimos ex PIP cuidando las torres de electricidad, ex GR integrados al patrullaje de las calles y ex GC cuidando las fronteras. Sin embargo, la lucha contra el terrorismo -tarea principal- ocultó estas deficiencias.
4) La Policía se partidarizó. Revisen la nómina de los exministros del Interior y verán cómo casi todos fueron después secretarios generales del APRA y no pocos candidatos a la presidencia del país (Salinas, Alva Castro, Cabanillas). Por esa época, los diputados apristas entraban gritando a las comisarías de sus departamentos. En las zonas de estado de sitio, los Policías tenían la orden de resguardar las calles para proteger a los piquetes apristas que pegaban propaganda electoral. Agustín Mantilla, sí, el mismo, estuvo los cinco años como viceministro mandamás de la PNP. Después, en la práctica, fue sucedido por Montesinos, con el aval de Fujimori. Para aprender ¿no?
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