“Problemas internos y externos de una policía desamparada”
La Policía Nacional del Perú encargados de velar por la seguridad de los peruanos, es tradicionalmente señalada como ineptos y corruptos por una sociedad fastidiada de su ineficacia, abusos, actos de complicidad con los criminales y las omisiones que favorecen la comisión de delitos. No obstante, pocas veces son comprendidos y muchas menos reconocidos.
Si bien es cierto que la policía Peruana enfrenta un problema
grave de salud, en el cual alguna parte de sus elementos están prácticamente desahuciados, resulta también cierto que no todos al interior están enfermos, que existen personas que presentan ciertos síntomas, otras tantas que son vulnerables a enfermarse y que muchas otras se encuentran perfectamente sanas.
Más allá de continuar únicamente con las críticas a los policías, como sociedad, deberíamos informarnos para conocer y comprender la situación que enfrentan en su lucha diaria contra la criminalidad, sin apoyo del gobierno de turno en lo más básico que son sus salarios y en su apoyo logístico, la policía para paliar sus males lo soluciona a través de las instancias de participación ciudadana, eventualmente, lograr su restablecimiento y condición de salud, para beneficio de todos.
Si a esto aunamos el concepto de ineptitud y de corrupción en el que tenemos la mayoría de los ciudadanos a los policías y, encima de ello, observamos la falta de respeto y los insultos que se les profieren en cada oportunidad, el escenario donde se desempeñan estos servidores públicos no es nada prometedor.
Valdría la pena reflexionar en el hecho de que los actos de corrupción, y concretamente el delito de cohecho, lo comete tanto el que recibe, como el que otorga. ¿No será acaso que a lo largo de los años, a través de las dádivas y *coimas* a los policías, fuimos sembrando pequeñas semillas de corrupción y que, al cabo del tiempo, crecieron y se convirtieron en auténticas plantas carnívoras? ¿Podríamos aseverar que los fuimos condicionando de cierta manera, que se convirtió ya en un estilo de vida, tanto para ellos como para nosotros?
Nuestra policía está enferma, no permitamos que se convierta en una enfermedad crónica y ayudemos a su recuperación, pues para contar con niveles adecuados de seguridad, es preciso ayudarla a vivir.
La fórmula requerida se llama Policía Comunitaria con una participación Ciudadana, con la cual, a través de comités y observatorios ciudadanos, no sólo se pueden auditar y supervisar sus acciones, pues al mismo tiempo se debe estimular a los seres humanos que se encuentran debajo de cada uniforme, mostrándoles el respeto debido al tiempo mismo de obligarlos a cumplir con su deber y misión, de acuerdo con el rol que ellos mismos han asumido para desempeñar en nuestra sociedad.
La Policía Nacional del Perú encargados de velar por la seguridad de los peruanos, es tradicionalmente señalada como ineptos y corruptos por una sociedad fastidiada de su ineficacia, abusos, actos de complicidad con los criminales y las omisiones que favorecen la comisión de delitos. No obstante, pocas veces son comprendidos y muchas menos reconocidos.
Si bien es cierto que la policía Peruana enfrenta un problema
grave de salud, en el cual alguna parte de sus elementos están prácticamente desahuciados, resulta también cierto que no todos al interior están enfermos, que existen personas que presentan ciertos síntomas, otras tantas que son vulnerables a enfermarse y que muchas otras se encuentran perfectamente sanas.
Más allá de continuar únicamente con las críticas a los policías, como sociedad, deberíamos informarnos para conocer y comprender la situación que enfrentan en su lucha diaria contra la criminalidad, sin apoyo del gobierno de turno en lo más básico que son sus salarios y en su apoyo logístico, la policía para paliar sus males lo soluciona a través de las instancias de participación ciudadana, eventualmente, lograr su restablecimiento y condición de salud, para beneficio de todos.
Si a esto aunamos el concepto de ineptitud y de corrupción en el que tenemos la mayoría de los ciudadanos a los policías y, encima de ello, observamos la falta de respeto y los insultos que se les profieren en cada oportunidad, el escenario donde se desempeñan estos servidores públicos no es nada prometedor.
Valdría la pena reflexionar en el hecho de que los actos de corrupción, y concretamente el delito de cohecho, lo comete tanto el que recibe, como el que otorga. ¿No será acaso que a lo largo de los años, a través de las dádivas y *coimas* a los policías, fuimos sembrando pequeñas semillas de corrupción y que, al cabo del tiempo, crecieron y se convirtieron en auténticas plantas carnívoras? ¿Podríamos aseverar que los fuimos condicionando de cierta manera, que se convirtió ya en un estilo de vida, tanto para ellos como para nosotros?
Nuestra policía está enferma, no permitamos que se convierta en una enfermedad crónica y ayudemos a su recuperación, pues para contar con niveles adecuados de seguridad, es preciso ayudarla a vivir.
La fórmula requerida se llama Policía Comunitaria con una participación Ciudadana, con la cual, a través de comités y observatorios ciudadanos, no sólo se pueden auditar y supervisar sus acciones, pues al mismo tiempo se debe estimular a los seres humanos que se encuentran debajo de cada uniforme, mostrándoles el respeto debido al tiempo mismo de obligarlos a cumplir con su deber y misión, de acuerdo con el rol que ellos mismos han asumido para desempeñar en nuestra sociedad.
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