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10 abr 2013

LAS CUTRAS DE ALAN GARCIA

Alan libró de la justicia a implicado en millonario robo al Estado
El caso del aprista Julio Espinoza Jiménez, uno de los 232 indultados por el expresidente Alan García, puede tener dos explicaciones. La primera es que debido a esa cercanía con Dios de la que se ufana el líder aprista, dicho personaje se ha convertido en una representación milagrosa de lo que una gracia presidencial puede hacer con un indultado por razones humanitarias:
una vez libre, Espinoza está más sano que nunca.

La otra explicación, más terrenal, es la que tiene la Megacomisión que investiga al segundo gobierno de García. En su preinforme por el caso de los indultos de ese régimen, estableció que esta administración “tuvo especial interés en proteger” a Espinoza de la justicia pese –o debido– a que él, como exjefe del Seguro Integral de Salud (SIS), era el principal responsable de la sobrevaloración en la adquisición de bienes para los damnificados del terremoto de 2007.

El sismo más devastador que ha soportado el Perú en las últimas décadas ocurrió en Pisco el 15 de agosto de 2007, con un saldo de casi 600 muertos, más de dos mil heridos y 76 mil viviendas destruidas. En ese contexto, hubo gente que aprovechó la situación para obtener beneficios propios y, de este modo, robarle al país.

Según la Fiscalía, una de esas personas inescrupulosas habría sido Espinoza, un militante aprista que en 2006 postuló al Congreso sin éxito. En 2007, como jefe del SIS, este personaje contrató varias empresas, como Plamol SRL, para adquirir, por ejemplo, raciones alimenticias al exorbitante precio de S/.34 cada una, cuando su precio real no superaba los S/.15.

Las compras sobrevaloradas aprobadas por Espinoza representaron un desembolso de S/.19 millones. Debido a que este fue indultado por García, ahora la justicia nunca podrá procesarlo por este caso.

PROTEGER AL COMPAÑERO

La Megacomisión concluyó que el primer intento del gobierno de García por proteger a Espinoza fue el envío de un proyecto de ley al Congreso, el 22 de agosto de 2007, para que la Contraloría suspenda sus facultades de control previo y simultáneo en las zonas declaradas en emergencia por catástrofes naturales. Es decir, en Pisco.

Lo firmó García y el entonces primer ministro, Jorge del Castillo. No obstante, la Comisión de Fiscalización del Parlamento archivó este pedido.

Ante lo escandaloso de este caso, el 16 de octubre de 2007, la Fiscalía formuló la denuncia y el Sexto Juzgado Penal abrió instrucción por los delitos contra la administración pública, colusión desleal, malversación y delito contra la fe pública, falsedad ideológica. Así, ordenó la captura de Espinoza. Pero este desapareció.

Una semana después se entregó, fue recluido en el Penal para Reos Primarios, ex San Jorge, y, una vez ahí, cuando su proceso estaba en etapa de instrucción, el 27 de marzo de 2008 presentó una solicitud de indulto humanitario aduciendo que padecía de un cáncer colorectal.

Espinoza fue operado para extraerle el tumor maligno y su recuperación se dio de forma satisfactoria, tal como se señala en su historia clínica. Superado este episodio, siguió con una vida normal, como cualquier interno, y así lo señaló el certificado del Centro de Educación Técnico del penal, el 14 de abril: “Espinoza se encuentra registrado como cualquier alumno y registra asistencia diaria”.

¿INDULTO HUMANITARIO?

Esta situación probada, de que si bien tuvo un tumor cancerígeno, pero que tras su intervención su recuperación fue satisfactoria, no impidió que García lo indulte por razones humanitarias el 13 de junio de 2008, a menos de ocho meses de que fuera recluido y cuando el proceso en su contra se hallaba en etapa instructiva.

“El accionar del Ejecutivo al proponer (...) un proyecto de ley con el fin de evitar que la Contraloría ejerza su función (…), inmediatamente después de que esta entidad informara sobre las anomalías encontradas (…), permite establecer un preordenamiento de hechos destinado a librar a Espinoza de una posible investigación fiscal (…), y de la subsecuente investigación judicial, como ocurrió al concedérsele la gracia presidencial”, se lee en el preinforme.

Por entonces, la Comisión de Gracias recomendó el indulto señalando que Espinoza, “pese a no padecer enfermedad terminal, la naturaleza de las condiciones carcelarias puede colocar en grave riesgo su vida, salud e integridad”

A inicios de julio de 2011, el programa televisivo Cuarto Poder encontró a Espinoza caminando por las calles de Lima con absoluta normalidad. Por entonces, había vuelto a enseñar en una universidad y sus alumnos decían que este nunca faltaba a clases.

Cuando se le preguntó por su salud, respondió culposo como si le hubieran preguntado acerca del caso de sobrevaloración: “Yo estoy al margen de todo”. Y añadió: “Estoy haciendo mi vida dentro de lo que puedo”.

EL DATO
Al haber sido beneficiado por un indulto humanitario, el aprista Julio Espinoza Jiménez nunca podrá ser procesado por este caso, pese a que tiene mucho qué explicar en este escándalo. Quedó en libertad y, milagrosamente, hace su vida con normalidad y no presenta ninguna enfermedad grave. 

LUIS GARCÍA ROJAS
lgarcia@diario16.com.pe

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