Represión de la Sexualidad Natural
La causa de muchos males....
La raíz de muchos de los males que aquejan la sociedad contemporanea es
la negación de la sexualidad natural. Cuando esa sexualidad natural es
reprimida, negada o vilificada, los deseos e impulsos naturales
del
individuo quedan atrapados en una zona intermedia del subconciente,
rebotando de un lado a otro, afectando adversamente la formación del
caracter, creando tensión, alimentando fantasías, degenerandose poco a
poco hasta qué, cuando finalmente emergen al exterior, emergen como
impulsos degenerados, destructivos, en busqueda de una reinvindicación,
de una libertad, de una salvación enfermiza y degenerada.
En la mayoria de los casos la identidad personal se desarrollará en base
a la sexualidad natural. En estos casos la capa de represion intermedia
es percibida como una fuente de maldad, de "pecado", de conscupicencia,
de inestabilidad emocional y depravacion moral dentro de uno mismo. En
casos específicos, sin embargo, la represión sexual consigue neutralizar
y ocultar la sexualidad natural al punto de que los impulsos sexuales
naturales no llegan a la plena conciencia, sino que son reprimidos y
transformados por la barrera intermedia en lo opuesto de lo que eran. De
ahí surgen indentidades sexuales secundarias y opuestas a la identidad
sexual natural del individuo.
La inmensa mayoría de las personas son por naturaleza heterosexuales.
Pero también hay personas que son por naturaleza homosexuales,
bisexuales y asexuales. Cuando los impulsos sexuales de estas personas
son reprimidos totalmente esto causa el surgimiento de una identidad
contraria a la naturaleza sexual original del individuo.
Los homosexuales naturales que han desarrollado una identidad
heterosexual secundaria y enfermiza se distinguen por proyectar una
imagen de supermachos, siempre haciendo ejercicios para verse más que
varoniles. Casi enamorados de si mismos. El Don Juan. El casanova. El
hombre de todas las mujeres. El nene de las nenas. El super macho que,
contradictoriamente, disfruta más la "amistad" de sus amigos que el amor
de su mujer. Que ve la mujer como un objeto sexual con quien liberar
momentaneamente una tensión sexual, pero maá allá de eso: La mujer le
apesta y su dignidad le importa un carajo. Disfruta atacarlas,
denigrarlas y humillarlas. Amante del bochinche y del ataque
personalista. Siempre quejandose de, condenando y atacando a todo el
mundo. Más sensible que un testículo cuando le dan un cantasito, pero
más agresivo que un perro rabioso, cuando quieren meterse en la vida de
los demás. Se cree el centro del universo, con Dios apoyandolo desde
arriba y el diablo sumiso bajo sus pies.
En el caso del heterosexual cuya sexualidad natural ha sido negada; aquí
tenemos el caso típico del niño que fue abusado y sometido por un
enfermo sexual y que de adulto se ve y se siente obligado a actuar y
pensar como "pato". Se ve y se autodefine como homosexual y hasta puede
practicar el sexo homosexual por compulsión pero internamente odia dicha
práctica y anhela que algo o alguien lo libre de su maldad y de su
pecado. Estos son los homosexuales que eventualmente escapan de ese
"mal" y encuentran su "salvación" y su "liberación" en algún tratamiento
médico o fe religiosa. En su caso particular el homosexualismo que
experimentaban ciertamente era "pecaminoso", "corrompido", y
"abominable". Hicieron bien en dejarlo atras. Pero que no generalizen.
No todos los homosexuales son como ellos. La inmensa mayoria son
homosexuales naturales para quienes su conducta romántica, afectiva y
sexual es completamente natural.
El bisexual es más flexible. Puede adaptarse más facilmente a
cualesquiera situación que se le presente. Pero ante la represión
sexual, esa misma flexibilidad, esa misma capacidad de adaptación lo
llevará a evitar asumir posiciones firmes. Los impulsos naturales que
surgen de su núcleo emocional al pasar por la capa intermedia del
caracter seran modificadas, redirigidas, permitidas o negadas, no en
base a la estructura natural del caracter, sino en base a la
conveniencia del momento. Ambivalencia, infidelidad, incapacidad para
fijar un curso de acción, estos son los efectos negativos que la
represión sexual tiene sobre las personas asexuales.
El asexual también es afectado por la represión sexual pero no en forma
directa. Sus impulsos sexuales o no son grandes o no son una prioridad
formativa de su vida y su conducta. Sus relacciones afectivas se basan
en otras formas de atracción e interacción que la sociedad no percibe
como dañinas o peligrosas. El aspecto fisiológico de la sexualidad no es
para el asexual una fuerza dominante que lo obliga a actuar de esta o
aquella forma, sino una característica del cuerpo físico que estudia,
evalua y busca controlar con un cierto espíritu de curiosidad e interes
intelectual.
Esta actitud lo inmuniza contra los efectos psicológicos de la represión
sexual, pero no así contra la incomprensión y las falsas expectativas
de la sociedad.
Cada grupo sexual tiene sus características y sus expectativas en cuanto
a la conducta de los demás. Cada grupo y cada individuo tiende a
fijarse una forma de conducta, un modelo o norma de como se debe actuar
basado en la experiencia propia.
La persona promedio tiende a pensar que la naturaleza humana es la misma
para todos. La de los demás es igual a la mia, por tanto, lo que no es
natural para mi, también tiene que ser natural para los demás. Esta
forma de pensar es casi universal entre los heterosexual dado que
estadisticamente los heterosexuales componen la gran mayoria, de un 90 a
un 99 por ciento de la sociedad. Pero una situación similar se da entre
algunos homosexuales que piensan que todos somos "homosexuales
potenciales", la única diferencia siendo que unos lo aceptan y otros no.
Algo similar piensan los bisexuales. Para ellos todos somos bisexuales.
Observese sin embargo, que en cada una de las cuatro orientaciones
fundamentales: heterosexual, bisexual, homosexual y asexual; la persona
puede desarrollarse aceptando su naturaleza sexual y desarrollandola en
forma responsable y afirmativa, o puede, por el contrario, desarrollarse
negando su propia naturaleza sexual y asumiendo como propia la
naturaleza opuesta. De esta forma el heterosexual desarrolla una
identidad homosexual que va en contra de sus verdaderos impulsos
naturales y el homosexual desarrolla una identidad heterosexual que va
en contra de sus verdaderos impulsos naturales. El bisexual, por su
parte, niega su bisexualidad, y termina desarrollando una sexualidad
descontrolada y corrompida que continuamente trata de reprimir; mientras
que el asexual se esfuerza por mostrar interes por el sexo, casarce,
formar un hogar, etc. etc., aun cuando sus verdaderos intereses vitales
estan en otros temas y otros asuntos.
Vemos por tanto que el "homosexualismo secundario" al igual que el
"heterosexualismo secundario" son trastornos psicológicos que tienen
cura. No así el heterosexualismo y el homosexualismo natural que son, en
si mismos, condiciones naturales. No todos los heterosexuales son
"patos en potencia", como alegan algunos homosexuales, ni todos los
homosexuales son "pervertidos o endemoniados" que necesitan liberación.
Lo importante es que cada persona se busque y se encuentre a si mismo, a
su verdadera naturaleza sexual-afectiva, y estructure su identidad en
base a la misma.
En esta busqueda, el grupo social cuya existencia no ha sido ampliamente
reconocida son los asexuales. Una persona asexual es una persona que
desarrolla relaciones afectivas no en base al la atracción
romantico/sexual sino en base a la amistad. Aunque pueden sentir
impulsos sexuales de variada magnitud, sus relaciones afectivas no se
desarrollan en base a estos impulsos sino en base a la amistad, la
lealtad, el patriotismo, etc. etc. Por tanto, más que una bendición,
perciben sus impulsos sexuales como algo que los obstaculiza o limita en
su función social.
Los asexuales son la minoria "afectiva" más pequeña, la que menos se
interesa en temas sexuales, y la que menos defiende y reclama su espacio
social. En este caso aun no se ha desarrollado una conciencia grupal y
en lugar de identificar y rodearse de personas afines a si mismo, el
asexual tiende a relaccionarse con todo el mundo, sin tomar conciencia
de que los demás lo perciben como un ser distinto, diferente, que no
responde a los prejuicios, traumas y limitaciones sociales de tipo
sexual, que caracterizan a casi todo el mundo, unos de una forma y otros
de otra.
El homosexual cuando entran en contacto con un asexual, inicialmente
piensan que está tratando con otro homosexual. Al ver una persona que no
lo rechaza, que no lo estigmatiza, que no lo ataca, la reacción inicial
es pensar que "ese es uno de los nuestros." Con el tiempo se da cuenta
que no es así. Si en la relación habia desarrollado sentimientos
romántico-sexuales, entonces será muy dificil que la misma pueda
continuar. El despecho, la verguenza, la desilución, posiblemente
destruyan la relación. Aun en casos óptimos la toma de conciencia, por
parte de ambos, de sus diferencias fundamentales, los llevara a tomar
caminos distintos. Si lo que se habia desarrollado era una amistad, la
relación pudiera continuar, aunque no tan cercana o estrecha como era
antes.
La reacción de la comunidad heterosexual es distinta. Los demás grupos
sexuales son minoria y reciben a todo aquel que los apoya. La comunidad
heterosexual es mayoria, no se siente perseguida y piensa que lo normal
es que todo el mundo sea heterosexual. Por tanto, los esfuerzos del
asexual por convivir armoniosamente con la comunidad heterosexual no son
ni apreciados ni entendidos. Por el contrario, en lugar de apreciar sus
esfuerzos, lo que hacen es exigirle que asuma todas las actitudes,
complejos y temores de la comunidad heterosexual. Y si no lo hace, pues
entonces lo clasifican como homosexual, punto se acabó.
Al asexual, por tanto, la represión sexual lo afecta y limita no en su
desarrollo interno, sino en sus relaciones sociales, en la forma en que
otras personas lo perciben, prejuzgan y condenan.
Así pues, la a represión sexual nos afecta a todos, no importa cual sea
la orientación sexual natural de cada cual. Su efecto, en la mayoria de
los casos, consiste en crear un área intermedia en el caracter de la
persona que altera los impulsos sexuales naturales y positivos que
emergen del núcleo psicológico y emocional del individuo y los
transforma en impulsos secundarios, dañinos y corrompidos. Cuando la
represión sexual es extrema, los impulsos originales son tan reprimidos
que no llegan al nivel de la conciencia sino que son transformados en
impulsos opuestos a si mismos, generando así una identidad sexual
opuesta a los impulsos sexuales originales. Los más afectados por esto
son los homosexuales cuya sexualidad es prohibida, perseguida y
criminalizada por la mayoria heterosexual. Como resultado muchos
homosexuales desarrollan identidades heterosexuales falsas, enfermizas y
corrompidas mediante las cuales se hacen un gran daño tanto a si mismos
como a toda la sociedad.
Los asexuales aunque son los menos afectados en su formación
psicológica, son los más afectados en términos sociales. Tanto a
heterosexuales como a homosexuales se les hace dificil entender y
aceptar al asexual. A los homosexuales se les hace dificil aceptar que
el asexual no es igual a ellos. El heterosexual, por su parte, en lugar
de tratar de entenderlos lo que hacen es condenarlos y descartarlos,
tratando de definirlos como homosexuales. Y dado que, hasta hace poco
tiempo, los asexuales mismos no habian tomado conciencia colectiva de su
realidad asexual, son muy pocos los grupos de apoyo y los organismos
sociales que buscan llenar sus necesidades afectivas y sociales.
Podemos concluir que el gran mal social que nos aqueja a todos es la
represión de la sexualidad natural. Solucionar este problema envuelve
reconocerlo en su manifestacion actual, con todos sus síntomas y sus
causas fundamentales. Debemos buscarle alivios a los síntomas para
mitigar el daño que estos causan de día a día y para evitar que surgan
situaciones explosivas que pongan en peligro tanto al individuo como a
la sociedad. No podemos, sin embargo, olvidar que la raiz del problema
no está en los sintomas sino en su causa fundamental: la represión de la
sexualidad natural.
Para evitar esa represión es imprescindible reconocer que la orientación
sexual natural del ser humano tiene distintas vertientes. Todas ellas
son validas. Lo importante es que se reconozcan estas vertientes y se le
provea a cada niño el ambiente social de respeto en donde se pueda
desarrollar plenamente en base a su propia naturaleza sexual. Si esa
naturaleza es heterosexual, pues que se desarrolle como heterosexual. Si
es homosexual, pues que se desarrolle como homosexual. Si es bisexual,
pues que se desarrolle como bisexual. Si es asexual, pues que se
desarrolle como asexual. Lo importante es reconocerle y proveerle ese
espacio de soberania personal a cada individuo, desde el nacimiento
hasta la muerte, donde se pueda desarrollar plenamente en base a su
propia naturaleza y sus propias determinaciones.
Garantizarle esa libertad real, esa soberania personal a cada ser humano
a lo largo y ancho de toda su vida: ese es el gran reto.
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