Por Dante Bobadilla Ramírez
Si eres de izquierda… ubícate!!!
¿No
les parece sospechoso que todo el mundo quiera ser de izquierda? Hasta
el cocinero Gastón Acurio dice que "ser de izquierda es un deber moral".
No sé pero algo pasa que la gente cree que ser
de izquierda es la posición correcta, cool, fina. Parece que las mamás
ya no les dicen a sus hijos que sean buenos chicos sino que sean de
izquierda. Más o menos esta es la idea que parece primar en un gran
sector de nuestra sociedad. Entonces resulta que en la izquierda
encontramos una galería de lunáticos que van desde Abimael Guzmán hasta
las candorosas niñas que marchan por causas nobles y justas que ellas
misma no entienden ni conocen bien.
Me parece que la izquierda
es como un manicomio en donde cada quien padece su propio trastorno
mental. En nuestra izquierda hay de todo. Así que para tratar de
ubicarnos en ese terreno hemos hecho una especie de guía. Puede servirle
a la gente que dice ser de izquierda para ubicarse en alguna de estas
categorías, aunque algunas ya se están extinguiendo:
a) La
izquierda romántica y cojuda.- Creen que si sienten pena por los pobres
ya son de izquierda; si les preocupan los animales, el planeta o el
medio ambiente entonces tienen que ser de izquierda. Si están a favor de
la justicia, los derechos, la igualdad, en contra de la discriminación y
creen que la política debe consistir en ayudar a los más pobres,
entonces ya ni hablar, definitivamente sienten que deben ser de
izquierda. La verdad es que a estos no les gusta ni les interesa la
política pero se declaran de izquierda.
Son amantes de los
pensamientos dulces y las frases cursis en el Facebook o como logo final
de su e-mail…. Creen que pueden resolver el problema del hambre en el
mundo con un concierto, una caminata, una maratón, una bicicleteada o un
apagón.
Les encanta marchar con sus polos especialmente
diseñados para la ocasión de la protesta. Son pacifistas inocentones que
creen en el arrepentimiento de los terroristas y que la violencia fue
por causa de la pobreza.
Están convencidos de que Jesucristo fue
de izquierda y que el Evangelio es una doctrina de izquierda. En esta
categoría está nuestro bienamado chef Gastón Acurio.
b) La
izquierda caviar y snob.- Son aquellos que creen que la izquierda es una
pose intelectual, que declararse de izquierda les otorga caché y los
convierte en "progresistas". Conocidos también como "progres", están en
contra de toda sombra y gesto de discriminación social y viven atentos a
todo acto sospechoso de discriminación para montar una telenovela de
varios días.
Son limeños blanquiñosos, originalmente
miraflorinos, hoy expandidos por Surco y La Molina, conocen la sierra
por turismo y a los cholos por foto, pero escriben libros enteros acerca
del cholo.
Apoyan todas las causas que signifiquen odio al sistema.
Son
apitucados, hijitos e hijitas de papá y mamá, niños bien, estudiantes
cumplidores y casi todos profesionales de buena universidad, ricachones
intelectualoides con sentimientos de culpa y traumas sociales, que
tratan de expiar sus pecados veniales mediante la prédica social,
generalmente a través de artículos en sus columnas o entregados al
activismo social.
Hay una buena cantidad de gays en este sector y, por supuesto, encabezan y promueven a los LGTB, que también son de izquierda.
En
general los caviares son de buenos gustos y de buena vida, habitúes de
los cafés más fichos de Lima. Aparecen siempre firmando cuanto
manifiesto haya a favor de alguna causa justa.
Muchos han
ejercido alguna función pública o están permanentemente dispuestos a
ofrecerse como ministros. Mientras tanto, adoptan el papel de tribunos,
dueños de la conciencia social del país desde la comodidad de su
oficina, escritorio, buffete o buró. Algunos son consumados blogueros o
tuitean obsesivamente desde sus Blackberrys.
c) La izquierda
ignorante y placera.- Estos ni siquiera saben a qué lado está la
izquierda. Socialmente son el reverso de los caviares. Pertenecen a una
sufrida clase media, emergente y rencorosa y se han creído todos los
cuentos de los agitadores políticos marxistas.
Creen que el
hecho de ser trabajadores asalariados los hace seres explotados y, por
ende, de izquierda, y que para ejercer su derecho al reclamo tienen que
militar en la izquierda radical.
Son la clientela predilecta de
los predicadores marxistas. Desconfían de los caviares porque no los
entienden ni los leen. Prefieren creerle a los agitadores sociales que
los llenan de consignas y de mentiras, guiándolos por el camino de la
subversión. Sueñan con llegar a la política mediante la acción sindical.
Su manera de hacerse notar es apelando a la violencia. Conciben
que su única posibilidad de reivindicación es la lucha callejera y
cuanto más violenta mejor.
Son pendencieros, manipuladores,
oportunistas y corruptos, saltimbanquis, tránsfugas, mataperros y
trepadores, capaces de cualquier fechoría cojuda por ganarse alguito.
A
falta de argumentos y de versación intelectual, prefieren las acciones
directas. Se manejan a base de consignas, clichés y fórmulas
conceptuales que les sirven como todo sustento de raciocinio.
d)
La izquierda intelectual.- Víctimas de su época. Educados en la escuela
marxista, dominante en todas las ciencias sociales durante el siglo XX.
Preocupados por explicar la realidad nacional desde la perspectiva del
materialismo histórico, la mayoría de ellos cayó en la tentación de
apegarse al simplismo de las fórmulas marxistas, propias de la Era
Industrial del siglo XIX, cuando el Perú nunca tuvo una Era Industrial.
Concibieron
el escenario político nacional como si se tratara de una novela de Ian
Flemming, manejada por los oscuros intereses de un Poder Mundial, cuyos
torcidos y caprichosos designios son los únicos causantes de la
situación de pobreza y postergación de los indios, y del Perú en
general. Con esta tesis alimentaron a través de sus libros y teorías el
ambiente académico.
Sirvieron como referentes para algunos
gobiernos, especialmente el de Velasco Alvarado, y para toda la
generación de izquierda de los 70 y 80 incluyendo Sendero Luminoso. Hoy
se mantienen calladitos, pero de cuando en cuando aparecen con sus
pergaminos desenrollados para dictar cátedra, como cuando intentaron
servir de asesores a Ollanta Humala o cuando escriben algún artículo que
resalta como el medallón de la abuela en el fondo del baúl.
e)
La izquierda delirante.- Dementes alienados con la ideología marxista.
Alucinados que no conciben más realidad que la que leen en sus textos
doctrinarios. Viven todavía detrás de la cortina de hierro. Están
cargados de odio de clase. Repiten como loros sus doctrinas políticas
que memorizan como una oración.
Se organizan en agrupaciones que
conservan un rígido esquema, incluyendo uniformes, consignas, himnos y
rituales donde predomina un abominable color rojo. Consideran que todos
los demás están equivocados, que son pecadores, infieles y dignos de
castigo.
En su empeño por conseguir el pensamiento marxista más
puro, llegan a dividirse en facciones incontables, acusándose mutuamente
de revisionistas o desviacionistas. Su símbolo sigue siendo la hoz y el
martillo, y sus banderas todavía muestran a Marx y al Che. Flamean sus
banderas rojas indiferentes al fracaso mundial del comunismo.
Están
dispuestos a revivir las guerrillas y el terrorismo fanático. Han
parido organizaciones electoreras para capturar algunos feudos por la
vía electoral.
Suelen salir de sus cavernas con sus banderas
rojas cada vez que se presenta la ocasión, como cuando la izquierda
convoca a sus insufribles marchas.
f) La izquierda asolapada.-
Extremistas del ayer, fracasados, arrepentidos y frustrados, que hoy
viven disfrazados de defensores de algo. Son oenegientos,
derechohumanistas, ambientalistas y otros ismos de moda.
Incluso
son ahora expertos senderólogos que se prestan como opinantes ante los
medios. Sobrevivientes del cataclismo mundial de la izquierda, luego de
la caída del Muro de Berlín, hoy reptan camuflados en una nueva
actividad aparentemente no política. Ocultan su pasado como si fuera un
tatuaje de la hoz y el martillo en la palma de la mano donde reciben sus
cheques.
Algunos llegaron tarde a la política y se quedaron con
las ganas, pues el comunismo mundial se derrumbó antes de que pudieran
hacerse famosos. Ahora se consuelan defendiendo a la dictadura cubana y
simpatizando con todos los extremistas mundiales, desde Noam Chokmsky
hasta Naomi Klein. Difunden los ideales bolivarianos de Hugo Chávez y
las ideas de Paul Krugman. Han transformado el activismo político en
activismo social a través de lo que llaman candorosamente "la sociedad
civil".
Hacen política sin caer en la política porque se
disfrazan de académicos opinantes. Su emblema puede ser una flor, un
planeta, un sol radiante. Sus organizaciones tienen nombres de nido,
como "mundo feliz".
Están atentos a lo que ocurre con los presos
por terrorismo y claman venganza contra los militares y fujimoristas,
pero siempre bajo la mascarada de los derechos humanos y la
reconciliación nacional. Utilice esta guía para ubicar a cualquier
izquierdista que salga por ahí con sus escritos o consignas. Si usted se
siente de izquierda, ya puede elegir a qué clase pertenece. Lo mejor
sería exorcizar a la sociedad peruana. Por lo menos vacune a sus hijos
contra la fiebre de estupidez izquierdista. Los libros son una buena
cura.
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