La vida de estudiante se caracteriza en buena medida por su
precariedad económica, que permite poseer apenas un puñado de
pertenencias. La fotógrafa Sannah Kvist realiza una serie en que da
constancia de este deambulatorio modo de vida.
La vida estudiantil tiene fama de ser
una de las etapas más precarias de la vida, una en que las finanzas
personales son sumamente endebles y permiten la sobrevivencia casi con
nada más que lo indispensables (aunque también es cierto que este
concepto de lo “indispensable” es en el estudiante bastante laxo).
Inspirada sin duda por este hecho, la fotógrafa Sannah Kvist, avecindada en Gotemburgo,Suecia, ideó la serie All I Own, Todo cuanto tengo,
en la cual retrata a estudiantes suecos al lado de todo aquello que
pueden decir que es verdaderamente suyo, una pila de pertenencias que
cubre apenas una superficie mínima.
El resultado son elocuentes estampas de la vida estudiantil, la quintaesencia de este modus vivendi
que se reduce a una cama y quizá un sillón o un sofá, un televisor, una
computadora, audífonos, muchos libros, algún instrumento musical, algún
aparato de ejercicio y poco más. Un puñado de enseres que hablan
también del constante deambular que caracteriza a los estudiantes
universitarios.
Asimismo, como otros han señalado, las
fotografías nos invitan a reflexionar también sobre lo que es de veras
necesario en la vida en cuanto a pertenencias materiales se refiere.
Aunque es más o menos normal que conforme se ganen años se gane también
más dinero (y que con este se adquieran más productos), quizá valdría la
pena tener siempre en mente esos años en que la satisfacción personal
se encontraba en unas pocas posesiones.
Por otro lado también vale la pena
recalcar que el fardo de pertenencias de estos jóvenes, que podría
parecer muy poco cuantioso en Suecia, seguramente en otros países
asiáticos, africanos o latinoamericanos podría indicar una existencia
material bastante acaudalada.
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