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28 oct 2013

NUEVA HORNADA DE SICARIOS

NUEVA HORNADA DE ASESINOS
 El terrible asesinato del director del penal El Milagro de Trujillo, Jorge Izquierdo Quijano, a manos de un sicario a plena luz del día y frente a por lo menos una decena de compañeros de trabajo de la víctima, ha remecido a los políticos y a la opinión pública en Lima y el resto del país. Y no es para
menos. Sin embargo, en esa ciudad donde la ministra de Trabajo y Promoción del Empleo, Nancy Laos, acaba de señalar que hay empleo pleno y cada año aparecen más malls y finos restaurantes, los crímenes a manos de pistoleros a sueldo son cosa de todos los días. Llegué a vivir en esa ciudad a inicios del año 2010 y era el ocaso de las bandas "históricas" de extorsionadores y asesinos como "Los malditos del Triunfo", "Los plataneros", "Los ochenta" y "Los pulpos". Sus cabecillas y principales integrantes o fueron arrestados y enviados a El Milagro, o eliminados por la Policía, lo que contribuyó a incrementar la fama de "justiciero" del coronel PNP Elidio Espinoza, quien según la leyenda urbana mandó a la otra a 47 hampones, varios con un tiro en la sien, aunque el Poder Judicial lo ha absuelto de toda culpa hace apenas unos meses. Sin embargo, desde cuando estaba yo por volver a Lima a fines del 2012, la realidad del hampa trujillana es otra cosa, y muy preocupante. Cada día son más los delitos cometidos por menores de edad, que son usados para acciones que van desde el dejar una carta con amenazas a un transportista o pequeño empresario para que pague un cupo, hasta el meterle un tiro en la cabeza a quien sea, a cambio de unos cuantos billetes. Esta es la realidad actual de Trujillo, donde la promesa que en el 2011 lanzó el entonces candidato Ollanta Humala de acabar con la delincuencia, cayó en saco roto. Y es precisamente esta inacción del gobierno de un personaje como Humala que se presentó como el salvador de los extorsionados y de los posibles asesinados y sus familiares, lo que ha permitido la proliferación de una nueva generación de hampones en Trujillo. Ya no están "Los pulpos" ni "Los plataneros", pues andan presos o muertos, pero hoy vemos a decenas de menores de edad armados y prestos a recibir algún encarguito criminal junto a un sobre con dinero, para asesinar a quien sea. El tal "Gringasho" es apenas uno de esos noveles hampones del presente. Lo preocupante hoy no solo es que tenemos a "nuevos valores" de la extorsión y el crimen en esa ciudad, sino que nada nos hace pensar que este gobierno vaya a tomar acciones decididas contra la delincuencia en Trujillo y el resto del país. La más grande muestra de eso es la lavada de manos que se ha dado el Mandatario el sábado último, al señalar que el problema de la delincuencia que ha ocasionado la muerte del director del penal trujillano viene de hace 20 años, con lo que nos ha mandado a reclamarle a Alberto Fujimori, Valentín Paniagua, Alejandro Toledo y Alan García por la situación. Humala tiene tres años para hacer algo al respecto y no pasar a la historia como un "político tradicional" (esos a los que irónicamente tanto critica), que prometió de todo en la campaña y al final no hizo nada y se escudó en el argumento de que el problema lo heredó de gestiones anteriores. Sin embargo, si el Mandatario sigue aletargando y permitiendo que la violencia lo supere como desde el 2011 a la fecha, será recordado también como el padrino de esa nueva generación de hampones y asesinos que hoy no llega a la mayoría de edad y que en los próximos años, lamentablemente, dará mucho que hablar. IvÁn Slocovich Pardo

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