10 hábitos de las personas altamente miserables
“Nada es miserable a menos que pienses que lo es; por otro lado, nada trae felicidad a menos que estés dispuesto a recibirla.”
-Boecio
El imperativo de nuestros días es claro: disfruta.
Esto es patente en la publicidad y virtualmente en cualquier espacio de
la sociedad de consumo en la que vivimos. Disfrutar se ha vuelto
sinónimo de bienestar, y si no disfrutas, puede que necesites ir al
psiquiatra, o cuando menos, sentirte miserable
respecto a tu propia
vida.
¿Pero qué pasa si no queremos ni
disfrutar ni tener una vida plena, tranquila, con el afecto de algunas
personas y seguridad en nuestra forma de vida? La psicoterapeuta Cloe Madanes
ha hecho un interesante ejercicio de psicología inversa y se ha
propuesto remarcar algunos hábitos de la gente altamente miserable, es
decir, de aquellas personas que, lejos de disfrutar la vida en sus
pequeños y grandes asombros y placeres, se dedican a hacérsela
miserable, tanto a ellos como a los que tienen la mala suerte de estar
en torno suyo.
Y es que ser miserable, lo que se dice
auténticamente miserable, es un trabajo de tiempo completo: una forma de
arte, incluso, si observamos con atención, notaremos el cuidado con que
las personas se convierten en verdugos de sí mismas. No hace falta que
existan guerras en nuestro entorno, enfermedades y hambrunas: la
imaginación humana es capaz de hacer la existencia más próspera un
auténtico calvario, un valle de lágrimas, para utilizar la conocida
imagen cristiana.
He aquí algunas sugerencias que sin duda harán de tu vida una experiencia insufrible para ti y para los que te rodean:
1. Ten miedo de perder tu trabajo
El apremio económico puede generar
miseria en las condiciones materiales de la vida, pero aunque tengas un
trabajo estable y agradable puedes ponerle un poco de sabor a la vida
quejándote todo el tiempo de lo que haces (hablaremos de las quejas más
adelante), además de temer perderlo. El mercado laboral siempre está
fluctuando y no sabemos cuándo nuestra cabeza será la siguiente en la
guillotina. Repetirte tus errores constantemente, actuar de manera
servil o francamente hipócrita con tus compañeros o simplemente imaginar
lo que será morir de hambre en las calles cuando te despidan es una
práctica diaria que requiere toda tu angustia.
2. Practica el aburrimiento
Las personas miserables suelen tener un
aura de sabelotodos: nada los asombra, y lo que asombra a los demás debe
ser rápidamente denunciado como lo que es, una copia burda de algo más.
Cultivar el sentimiento de que todo es predecible, de que todo ya ha
sido hecho por alguien más, de que el tedio es insufrible, puede hacerte
ver a tus propios ojos como una persona culta que ha agotado todas las
formas de asombro (sin mencionar que, dejando el asombro fuera de tu
vida, nunca estarás en riesgo de verte expuest@ a que algo maravilloso
te ocurra).
3. Adopta una identidad negativa
Si no sabes por dónde empezar puedes
asumir algún diagnóstico físico o mental y vivir de acuerdo a él: si
estás deprimido vuélvete una Persona Depresiva; si te sientes ansioso,
vuélvete una Persona Ansiosa. Simplemente deja que tu diagnóstico
condicione todos los aspectos de tu existencia y lograrás vivir como un
convaleciente, con todas las ventajas que aporta: la gente estará
preocupada constantemente por tu frágil estado, y en vez de ser una
persona compleja, con días buenos y malos, puedes dar por descontado que
incluso los días buenos serán pocos si tu identidad negativa comienza a
tomar el control.
4. Discute por cosas tontas
No hablamos de un debate filosófico sino
de un asunto de poder: para las personas altamente miserables, tener la
razón es más importante que dialogar con el otro para encontrar una
verdad común o un terreno de interlocución. Es especialmente útil cuando
estás en una relación de pareja, pues el otro siempre manifiesta
pequeños detalles que son suficientes para arruinarle el día a los que
quieren ser miserables. Discutir es un inmejorable sustituto del amor,
pues las constantes peleas erosionarán un afecto mutuo que de otro modo
podría crecer y volverse imprevisible y, por tanto, peligroso.
5. Desconfía de las intenciones de los demás
Uno nunca sabe si un comentario, un
halago o una pregunta que nos hacen no es en realidad un insulto o una
forma velada de humillación. La gente altamente miserable siempre está
pendiente de lo que los otros no dicen, más que de lo que dicen
efectivamente. Esto puede complementarse con el chisme: no hay nada más
miserable que hablar de las segundas intenciones de los demás cuando
éstos no están escuchando. Se sabe que, eventualmente, la gente
miserable está tan sola que termina relacionándose únicamente con
personas tan miserables como ellos mismos (y desconfiando de ellos
también, claro).
6. Evita la gratitud a toda costa
La gratitud puede ser el elemento común
de todas las vías religiosas, y algo que inmediatamente te ayude a ver
lo positivo dentro de las situaciones negativas. Es por eso que debes
evitar sentir gratitud a toda costa: nunca digas gracias, por
ejemplo: la gente a tu alrededor tiene la obligación de servirte por tus
evidentes dotes en (coloca aquí el talento que nadie te reconoce), y
sólo un idiota creería que hay tal cosa como “bendiciones”: la vida (eso
lo saben mejor que nadie los miserables de corazón) es sufrimiento en
la antesala de la muerte. ¿Qué hay que agradecer en ello?
7. Si todo falla, culpa a tus padres
En cierto sentido, una persona miserable
es un niño en busca de afecto. Pero ese niño puede aprender también que
sus errores no son suyos (y por tanto no hacerse responsable por
ellos), sino que sus defectos y fallas son culpa de quienes nos criaron:
los padres. No eres tú quien decide cada día el curso de tu propia
existencia, sino que estás sobredeterminado por los errores de crianza
de tus padres. Repite lo anterior varias veces al día y terminarás
odiándolos verdaderamente (y nada mejor para una persona miserable que
el odio gratuito).
8. No disfrutes de los placeres de la vida
¿Música, comida, paisajes naturales,
arte? Esas son cosas superficiales para gente tonta que no sabe nada de
la vida. Las personas altamente miserables saben que todo placer es
transitorio y, de alguna forma, egocéntrico, pues son una distracción
que no puede nunca compensar el miserable estado del mundo actual. Nada
mejor que recordarse constantemente que el mundo es un lugar horrible,
lleno de pobreza, enfermedad y devastación para echar a perder cualquier
momento de placer.
9. Glorifica o sataniza el pasado
Dicen que todo tiempo pasado fue mejor,
pero el pasado también es el lugar de las oportunidades perdidas,
desperdiciadas o ignoradas. Si algún día experimentas placer con el
estado actual de tu vida, recuérdate cuando no tenías dinero, cuando te
divorciaste, cuando te despidieron de algún trabajo o te pusieron una
mala nota en la escuela, sin importar que hayan pasado 20 años. “Los
malos recuerdos son para siempre”, podría ser un buen eslogan para tener
a la vista en cualquier situación.
10. Quéjate. Quéjate. Quéjate
Las personas miserables saben que la
crítica podría abrir un fecundo espacio de diálogo: por eso se esfuerzan
en permanecer en los lindes de la queja, que no es sino la expresión de
su fascinante mente maestra para hallar algo negativo en cualquier
situación. Las quejas funcionan también como recordatorios valiosos que
los demás siempre estarán dispuestos a escuchar de ti: piensa que no hay
nada más fascinante que escuchar a alguien quejarse sobre la política,
el clima, sus relaciones o su trabajo. Por otra parte, quejarse tiene la
ventaja de hacerte perder la oportunidad de generar en tu vida los
cambios que podrían hacerte una persona menos miserable, además de ser
un hábito que puede realizarse a solas o acompañado.
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