Cortesia La Repblica.
Cuando estalló el escándalo del resguardo a la
residencia de Óscar López Meneses, el suboficial de la policía William
Pingo Cienfuegos relata que sus superiores de la Sub Unidad de Acciones
Tácticas (SUAT) le ordenaron que afirmara falsamente que la seguridad en
dicha vivienda era verificada por oficiales del Ejército que laboraban
en la Casa Militar de Palacio de Gobierno.
Doris AguirreWilliam Pingo Cienfuegos, piurano de 52 años, licenciado del Ejército, había cumplido 30 años de
servicio en la Policía Nacional cuando se convirtió en un testigo clave del caso del operador montesinista Óscar López Meneses.
Pocas horas después de que “América Noticias” divulgó una copia del cuaderno de control que registra las incidencias del resguardo en la casa de López Meneses, y que supuestamente demostraba que oficiales de la Casa Militar de Palacio de Gobierno verificaban el servicio policial en la vivienda del operador, uno de los jefes de Pingo lo llamó para que confirmara lo que había difundido el programa de televisión. Lo presionaron para que diera validez a un documento adulterado. Al final a los conspiradores les salió el tiro por la culata, como lo demuestra el revelador testimonio del suboficial William Pingo.
“Eran las 2 y 30 de la tarde del miércoles 20 de noviembre y me encontraba de servicio en un banco en mi día de franco. Recibí una llamada telefónica del (jefe de la SUAT) coronel Walter Arrué Pereyra, quien me dijo: ‘Pingo, hemos encontrado un cuaderno en la que aparece la firma de un mayor del Ejército (Kenny Abuhadba Moscoso) y de acuerdo con el control tú estabas de servicio en ese momento’. La noticia me cayó como un balde de agua fría. Yo le contesté: ‘Mi coronel, no recuerdo si estuve de servicio. ¿Usted me está comprometiendo?’. Arrué me respondió: “No sé, tú tienes que decir la verdad’. Y me cortó el teléfono.
La conversación que sostuve con mi coronel Arrué me dejó pensativo porque estaba seguro de que me querían involucrar en algo malo”, relató William Pingo a La República.
Pocas horas después, a las 10 y 10 de la noche del mismo día, sin que William Pingo lo supiera, “América Noticias” difundió una copia adulterada del cuaderno de control del que le había hablado el coronel Arrué. Se denunciaba que el mayor EP Kenny Abuhadba Moscoso, que cumplía servicios en la Casa Militar de Palacio de Gobierno, verificaba que la SUAT resguardaba la vivienda de López Meneses.
La información generó una nueva crisis en el gobierno. El presidente Humala ordenó una investigación en el acto. Entonces se produjo la reunión de emergencia en la sede de la Dirección contra el Terrorismo (Dircote), en la avenida España, esa misma noche. Pingo no sabía que llegaría hasta ese lugar como testigo clave.
CONTRA LA PARED
A la una de la mañana del 21 de noviembre, William Pingo dormía en su casa de Puente Piedra. De pronto alguien que tocaba fuertemente la puerta lo despertó de un salto.
“Era un suboficial que estaba a bordo de un patrullero. Mi esposa me dijo que me estaban buscando del trabajo. En esos momentos no entendía porque habían venido hasta mi casa.
Al salir, un suboficial al verme, se comunicó por su celular y dijo: ‘Mi mayor, ya ubiqué a Pingo’. Le pregunté qué es lo que pasaba: ‘Tengo órdenes de llevarte porque el mayor (Paul) Olaya (Alarcón) te está esperando en el puente La Ensenada’. Olaya Alarcón es mi jefe del Primer Pelotón de la SUAT. Hasta ese momento no sabía lo que pasaba. Al llegar al puente el mayor Olaya estaba en un patrullero y me dijo: ‘Pingo, sube al carro rápido, nos están esperando. En el trayecto, me dice: ‘Pingo, tú sabes que existe un cuaderno de control donde ha firmado un mayor del Ejército. Y tú tienes que decir que ese mayor te ha controlado en la casa del jefe del Comando Conjunto, en la calle Batallón Libres de Trujillo.
Nosotros comparamos la firma del mayor del Ejército y es la misma que aparece en su ficha del Reniec. ¡Es la misma, Pingo! Por eso tienes que decir que este mayor (Kenny Abuhadba Moscoso) te controló en la calle Batallón Libres de Trujillo’, me dijo Olaya. Le pregunté adónde íbamos y me respondió que a la Dircote, lo que me confundió más todavía”, explicó William Pingo.
“Al llegar a la Dircote vi que estaba el viceministro del Interior, Iván Vega; el director de la Policía, Jorge Flores Goicochea; y otros generales de alto mando. Olaya les dijo; ‘Aquí está Pingo’. Y me hicieron sentar. El primero en interrogarme fue el viceministro Vega. ¿Usted conoce a este mayor?’, me dijo mostrándome la fotografía del Reniec de Kenny Abuhadba Moscoso. Le dije: ‘Sí, señor, lo conozco. Es el mayor Kenny porque cuando me tocaba dar seguridad a la casa del presidente Ollanta Humala, el mayor Kenny venía a controlar el servicio y firmaba los cuadernos’. Vega me volvió a preguntar: ‘¿Usted conoce la casa de López Meneses?’. ‘No’, le contesté. Al poco rato el viceministro en voz alta dijo: ‘¡Vamos todo a Palacio para hablar con el Presidente’”, continuó Pingo.
“Al llegar a Palacio, el viceministro Iván Vega y el director de la Policía, el general Jorge Flores, ingresaron hablar con el presidente Ollanta Humala. Yo me quedé afuera. Al poco rato, traté de ir a los servicios higiénicos, pero fui abordado por el coronel Walter Arrué, por los comandantes Alfredo Marín Salazar y Milton Quipuscoa Peralta, y por el mayor Paul Olaya. Ellos me presionaron nuevamente para decir que el mayor del Ejército Kenny Abuhadba había controlado el resguardo en la calle Batallón Libres de Trujillo. Marín y Quipuscoa me insistían en que dijera eso. Incluso me amenazaron de que me iban a dar de baja. ‘No, yo voy a decir la verdad’. Pero ellos persistían en su versión. Una versión falsa”, narró en detalle el suboficial William Pingo.
BAJO PRESIÓN
“Al poco rato Arrué me dijo: ‘Todo depende de ti, tú dices la verdad’. Una hora después de hablar con el presidente Humala, salió el general Flores y nos ordenó a todos: ‘A las 7 de la mañana los espero en mi despacho’. Yo no pude ir a mi casa, porque el comandante Marín me llevó a la base de la SUAT y en el trayecto persistió en que dijera que el mayor del Ejército había controlado el servicio de la calle Batallón Libres de Trujillo.
‘No te va a pasar nada, Pingo. Tú eres un policía disciplinado, tú no eres corrupto. Solo di que el mayor del Ejército controló el servicio en la (supuesta) casa del jefe del Comando Conjunto. Hasta ese momento no sabía que el comandante Marín había adulterado el cuaderno de control”, apuntó Pingo.
“A las 7 de la mañana del 21 de noviembre, en compañía del comandante Marín, nos dirigimos al despacho del director de la Policía Nacional, general Flores. ‘General , quiero hablar con usted a solas’, le dije. ‘Mi general, quiero decir la verdad. El mayor del Ejército Kenny Abuhadba nunca controló la casa del jefe del Comando Conjunto’, le dije. ‘¿Cómo?’, se sorprendió el general Flores. Y añadió: ‘¿Y ahora qué le digo al presidente de la República?’. Lo le contesté: ‘Solamente la verdad, mi general’. Y le conté: ‘Desde que se instaló el servicio de resguardo en la calle Batallón Libres de Trujillo, nadie controlaba. Era tierra de nadie. Prácticamente ese servicio estaba botado. Ni la Inspectoría de la Policía iba a controlar. Esa es la verdad”, declaró Pingo.
El suboficial William Pingo Cienfuegos, conocido como “Blindado” por sus compañeros debido a su fortaleza, se doblegó por la emoción. Y rompió a llorar ante el director de la Policía Nacional.
“General Flores, esa es mi verdad. Yo no puedo mentir. Soy un policía de honor”, le dijo. Y así fue.
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