CORTESIA LA MULA
ORIGINAL AQUI
Por RAUL WIENER (*)
La información que tenemos desde hace
algunos días indica que el presidente Humala ha reducido severamente sus
salidas al interior del país y descartado cualquier viaje al
extranjero, porque sobre su mesa se encuentra un informe con varios
sellos de reservado y secreto de la Dirección de Inteligencia,
que dan
cuenta de una serie de movimientos de personajes del APRA buscando
contactos en la Policía con la finalidad de sondear la posibilidad de
organizar una huelga contra los maltratos que se supone están recibiendo
y que se concatenaría con una explosión de desorden con saqueos y
violencia contra la propiedad pública y privada, que buscaría acorralar y
debilitar al gobierno.
La decisión de impulsar una asonada
que ha sido imaginada bajo el recuerdo del 5 de febrero de 1975 (huelga
de policías y ola de saqueos y violencia en Lima, durante el gobierno de
Velasco), habría sido adoptada en el más alto nivel de la dirección
alanista que ha venido sesionando con una intensidad que no se le
conocía, a lo largo de las últimas semanas. La evaluación es que el
gobierno ha llegado a un aislamiento que lo hace enormemente vulnerable.
Más allá del plano estrictamente político, el gobierno ha perdido
confianza entre los militares, especialmente la Marina y el Ejército
(que se encuentran enfrentados por el control del Comando Conjunto y el
VRAEM), y por supuesto en los distintos sectores de la Policía; está
peleado con el Poder Judicial; mantiene a Castilla como el hilo que aún
lo liga con la gran empresa donde se están acumulando descontentos; y
tiene en contra al grupo mediático empresarial más poderoso que
editorializa todos los días para zamaquearlo de un lado a otro.
En síntesis el gobierno está acosado seriamente desde la derecha y
los poderes fácticos, cumplidos dos años desde que se peleó con su ala
izquierda. En ese escenario preciso, la dirigencia de Alfonso Ugarte ha
discutido lo que se debe hacer ante inminencia de la publicación de los
informes de la Megacomisión. No es sólo que va a entrar en agenda la
posibilidad de votar más de una moción de inhabilitación por infracción
constitucional, o que se haya reunido munición suficiente para varios
procesos judiciales. Más importante que todo eso es la censura social
que se viene y la situación de virtuales rehenes del fujimorismo en que
quedarán los del APRA al depender de su voto para no ser colgados.
En esa lógica, el caso López Meneses funciona como una especie de
globo de ensayo de hasta dónde se le puede crear una crisis artificial
al gobierno y hacerlo caminar en el sentido que sus enemigos le imponen.
Hasta hoy el tema del operador que se hace poner una guardia desmedida,
camina orondo por instituciones militares y policiales, y se fotografía
con medio mundo, carece de elementos de fondo, más allá del juego de
mostrar con quién ha estado más relacionado a través del tiempo. Pero si
una bagatela como esta tumba un ministro, un superasesor, una
interminable cantidad de uniformados, suscita una pelea sin fin en el
Congreso y hace desaparecer al nuevo primer ministro, es como para
pensar la hipótesis de lo que pasaría en una crisis mucho más fuerte.
Las fuentes que hemos consultado indican además que el APRA ya ha
iniciado consultas con fujimoristas y toledistas, aparentemente con el
compromiso de proceder al enfriamiento de todas las investigaciones
sobre corrupción y alcanzar la reconciliación de la clase política. A
Toledo se le estaría ofreciendo un retiro honroso de la política y a
Fujimori alguna forma de salida de la DIROES. Un abrazo de la
corrupción, ni más ni menos.
¿Cuál podría ser el efecto de jugar a un nuevo 5 de febrero? Es
inimaginable. Podría desde empujar a un golpe de Estado "estabilizador";
hasta crear una crisis de gobernabilidad que fuerce el reclamo de
adelanto de las elecciones; hasta obligar al gobierno a rendirse y
entrar al pacto de impunidad en nombre de la “unidad nacional”.
Por ahora, lo que se sabe, es que Ollanta ha reducido sus horas
de sueño y el tiempo con sus hijos. Mientras tanto el clima político del
país se enrarece. Cuando despunta el sol del verano, aumentan los
nubarrones y los rumores de movidas políticas.
2 comentarios:
La Policia no debe ser manipulado por los politicos de turno en busca de sus intereses, ahora es cuando mas se tiene que trabajar y ganarse a la poblacion. Daria mas verguenza que de una huelga policial salgan ganando el gordo vago y su horda de delincuentes. Estamos advertidos.
jajjaaaa .... puede ser cierto ? ... hmmm lo dudo ...Este articulo intenta deslizar un poder que el APRA no tiene : mover a la Institucion Policial hacia una huelga desestabilizadora ... Si a alguien odia el personal policial , en actividad o retiro , es a ... Alan Garcia ... !!!! Buen intento de la izquierda , que trata de decirle al Poder que Ollanta debe regresar al Gran Cambio ( propiciado por los caviares ) y apoyarse en personalidades rojizas para enfrentar el segundo tramo de su gobierno , con mayor tranquilidad ( ? ) .... Pero ... ojo , el tema da para mayores analisis ..
Publicar un comentario