CORTESIA IDL REPORTEROS
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Fueron varios meses de pasividad mientras el narcotráfico cambiaba rápidamente de rostro en el VRAE,
las caravanas de mochileros pasaban a la historia y la droga volvía a
ser masivamente exportada por aire. Con el aumento constante de vuelos,
se multiplicaron las pistas clandestinas de aterrizaje y el ruido de
avionetas en vuelo y despegue subrayó un auge creciente e impune.
Eso cambió a partir de esta semana. En la mañana del martes 17 un
gran operativo de fuerzas
combinadas de la Policía y la Fuerza Armada
lanzó una ofensiva contra el masivo puente aéreo en el tráfico de drogas
desde el Valle hacia Bolivia y Brasil.
Sin posibilidad, hasta ahora, de
llevar a cabo una interdicción aérea, las fuerzas conjuntas se
concentraron en atacar las pistas de aterrizaje. Cuatro equipos
especiales, con treinta agentes cada uno, se desplegaron por helicóptero
desde la base de Pichari, para intervenir en varias pistas clandestinas
a la vez.
Hacia el mediodía del martes, el
personal de fuerzas especiales había inutilizado con explosivos diez
‘narcopistas’. En las áreas cercanas a las pistas, los agentes
encontraron algunas pozas de maceración y caletas, donde se esconde la
droga antes de ser despachada por aire. En Paquichari, por ejemplo,
donde fueron dinamitadas dos pistas, se encontraron dos pozas de
maceración recién montadas.
De hecho, las primeras acciones de
este operativo en el VRAE se iniciaron el lunes, en la zona de Santa
Rosa. Ahí, personal de la Marina destruyó 14 pozas de maceración (aunque
según el comunicado conjunto de los ministerios de Defensa e Interior,
fueron 24 las pozas destruidas).
El operativo prosiguió desde las 4
de la mañana del miércoles 18. Las unidades combinadas de las Fuerzas
Armadas y la PNP continuaron con la inutilización simultánea de
‘narcopistas’.
Las pistas inutilizadas se
encontraron dentro de un radio relativamente corto, desde el encuentro
de los ríos Apurímac, Mantaro y Ene, como puede verse en el mapa. La
profusa concentración de pistas en los sectores más planos y cercanos a
los ríos, da una idea de la intensidad del negocio del narcotráfico,
demuestra las áreas en las que confluía la droga para su exportación por
aire y revela la percepción de impunidad con la que se movilizaron los
narcotraficantes durante los últimos meses.
IDL-R recogió
testimonios coincidentes de participantes en el operativo y habitantes
de la zona que afirman que una parte importante de las ‘narcopistas’ se
ha hecho con maquinaria pesada. El corte de las pistas que aparecen en
las fotos parece respaldar esa afirmación. Como hay poca maquinaria de
esas características en la zona, no debe resultar difícil saber quiénes
las hicieron y quiénes las encargaron y pagaron.
Viendo lo cercanas que estaban las
pistas de aterrizaje entre sí –incluso entrecruzadas– parece que los
narcotraficantes no esperaban ninguna acción importante de freno a la
aeroexportación de cocaína. El operativo, parece, los tomó por sorpresa.
Al final, luego de los dos días de
intervenciones, un total de 20 pistas de aterrizaje clandestinas fueron
temporalmente inutilizadas, según fuentes oficiales con conocimiento de
causa.
Aunque se trata a la fecha del mayor
golpe al puente aéreo del tráfico de cocaína desde el VRAE a Bolivia y
Brasil, su efecto es el de demostración de voluntad antes que de
interdicción efectiva. Un número mayor de pistas en todo el Valle no ha
sido tocado.
En un reciente reportaje (ver: ‘El vuelo de la cocaína’), IDL-Reporteros
informó que en el VRAE había alrededor de 40 ‘narcopistas’, aunque solo
alrededor de 20 estaban activas, con un promedio de 3 a 4 vuelos
diarios. Desde entonces, el número de pistas y de vuelos se incrementó.
Teniendo en cuenta la frecuencia de
vuelos diarios, en avionetas cargadas con 350 kilos de droga cada una,
estimados prudentes indican que el VRAE exporta diariamente en promedio
1.2 toneladas de cocaína por vía aérea. Esto significa, en cálculos
conservadores, 28.8 toneladas por mes.
En el operativo, el gobierno
desplegó, junto con las regulares, a las fuerzas especiales organizadas
para la lucha contra Sendero. Personal especializado de la Dircote y la
Dirandro, de la PNP, participó junto con los militares de la FEC, del
Comando Conjunto. Fueron acciones rápidas, intensas y sobre todo
inesperadas. El efecto sobre los narcotraficantes parece haber sido de
confusión y repliegue momentáneo.
Como se ha dicho, sin embargo, una cantidad importante de pistas clandestinas no fue tocada.
Está claro, además, que una
estrategia de voladura de pistas no es sostenible en el largo plazo.
Primero porque rellenar los cráteres que dejan las explosiones es
relativamente rápido y sencillo, segundo porque los operativos son
costosos y de riesgo creciente, y, tercero, porque es más fácil
habilitar espacios de aterrizaje que incapacitarlos.
Diversas fuentes con conocimiento de
causa indican que lo más probable es que el gobierno peruano empiece a
organizar rápidamente un programa de interdicción aérea, basado en la
experiencia del éxito que tuvo el que se puso en práctica desde mediados
de la década del noventa hasta el derribo accidental de la avioneta
con misioneros estadounidenses en 2001.
El problema es que resulta poco
probable que Estados Unidos proporcione el apoyo de radares e
inteligencia que fue de importancia decisiva. Hoy, a diferencia de
entonces, los Estados Unidos no están dispuestos a respaldar acciones de
interdicción que incluyan el derribo de aeronaves que se nieguen a
aterrizar.
Es muy probable que en las semanas
siguientes haya una animada discusión entre los dos países sobre los
métodos, protocolos y límites de la interdicción aérea. Lo más probable,
aunque no seguro, es que las posiciones se mantengan discrepantes hasta
el final.
El gobierno peruano, sin embargo,
tendrá otras cartas que jugar. Brasil, para empezar, tiene un manifiesto
interés (en tanto buena parte de la droga exportada llega a esa nación)
en colaborar con el Perú en el control del espacio aéreo.
Mientras tanto, las 20 pistas
dinamitadas en dos días tuvieron una fuerte resonancia inmediata y
parecieron indicar además que el inexplicable tiempo de pasividad había
llegado a su fin♦
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