Cortesia Indignacion Policial
Lima, 26 de noviembre de 2013.
Señor
Policía Nacional del Perú
Presente.-
De mi especial consideración:
Sirva la presente para
saludarlos cordialmente a cada uno de los integrantes de la Policía Nacional
del Perú. Institución grande y digna,
sobre todo cuando se evoca aquellos
aciagos años del terrorismo infame y
ferocidad delincuencial que trató de socavar la gobernabilidad
democrática y el Estado de derecho en nuestra Nación. Precisamente restablecida
por los valerosos mártires y héroes del Perú profundo, que orgullosos vistieron
el uniforme policial.
Que ignominia, saber
que con el correr del tiempo, el sacrificio
de cientos de Policías, que se inmolaron para devolver la tranquilidad y paz a
todos los peruanos -con una sola frase anodina- pero oportuna, para acallar el escándalo en
una coyuntura social que se venía venir, por la improvisación y falta de
prospectiva, hayan sido vilipendiados cientos, miles de policías honestos,
precisamente por quien debiera ser su principal promotor y adalid.
Hoy se quiere
desvalorizar la función del Ser Policía, y con ello debilitar la Institucionalidad.
Al parecer, el Ser Policía es una profesión ingrata, donde todos pueden lanzar ofensas, diatribas e
insultos contra él, aún a sabiendas que el policía está cumpliendo con su
deber. Todos quisieran que la ley se cumpliera sólo para los demás y no para
ellos. Pero, nosotros sabemos que diariamente, ustedes los Policías se
enfrentan con una serie de peligros y adversidades. Siempre están allí
soportando maltratos y humillaciones de irrespetuosos e influyentes,
alcohólicos, asesinos y drogadictos. ¿Pero acaso no se dan cuenta que los
policías, también son seres humanos, que tienen familia y que las agresiones e
insultos los afecta y afecta a sus hijos, a sus esposas, a sus familias?
Amigos Policías,
ustedes deben estar tranquilos, porque a mí me consta que ustedes son los
profesionales del orden, profesionales que tienen encomendada una misión
especial que cumplir: dar la vida si es necesario en aras de la paz social y de
la justicia, porque están al servicio de los demás, actuando siempre de manera
pública y comprometidos jurídicamente ante aquellos a quienes sirven.
Hoy con esta carta quiero
rendirles el más sincero homenaje a los policías de ayer, hoy y siempre; y a la
vez hacer el desagravio público que otros no se atreven hacerlo, por temor,
ignorancia o simplemente por cobardía, porque ustedes los Policías, con su
sangre, con honor y dignidad, han pintado los colores de nuestro pendón
bicolor, y aunque no lo crean, aún habemos ciudadanos honestos que reconocen
labores como la vuestra.
¡Viva la Policía
Nacional!
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