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26 ene 2014

FAYO DE LA HALLA

ORIGINAL AQUI
MARIELLA BALBI
Periodista
Debemos recibir el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) con sangre fría, afirma el ex canciller Fernando de Trazegnies. Como especialista en arbitraje internacional descarta que el Perú y Chile puedan negociar el fallo de la corte de La Haya sobre límites marítimos, ya que estos no se
negocian, solo se acatan con celeridad.

¿Esta situación es relativamente menos complicada que el pasado conflicto con Ecuador que derivó en un acuerdo de paz?
Lo de Ecuador y el acuerdo territorial con Chile fueron secuelas de problemas bélicos. Felizmente, con la delimitación marítima con Chile no tenemos un escenario bélico. Lo de Ecuador fue más violento; también las secuelas de la Guerra con Chile. Duraron 120 años. Aunque no había conflicto armado, el conflicto estaba presente en el ánimo de la gente. Afortunadamente superamos eso en noviembre de 1999, cuando se firmó en Lima la entrega del muelle de Arica. Con eso terminó un asunto que creaba enfrentamientos.

¿Qué fue más difícil de resolver, la paz con Ecuador o la delimitación marítima con Chile?
No lo sé. En este último punto yo he participado muy de lejos y privadamente. Cuando se terminó el tema territorial con Chile, como canciller quise entrar al problema marítimo. Para mí, era fundamental que se firmara la Convención del Mar. Pedí la autorización del entonces presidente Alberto Fujimori, me la dio, pero vinieron las elecciones y ya no era el momento. Luego Fujimori me dijo que si quería que firmáramos dicha convención, me quedara como ministro. Busqué hacerlo, pero vino la renuncia de Fujimori y mi labor concluyó. Con Ecuador tuvimos guerra en 1995, murió gente y eso era difícil de manejar. Sin embargo, logramos la paz.

El diferendo marítimo con Chile se resolverá mañana de un modo estrictamente jurídico…
Es la mejor manera. He visto declaraciones de algunos que cuestionan a la CIJ como lugar para resolver conflictos entre Chile y el Perú, y plantean separarse de La Haya. Es una posición absurda. Si se separa un país de esta corte internacional, solo quedan los cañones, no habríamos avanzado nada, estaríamos como en la Edad Media.

¿Fue un error de Chile no aceptar la negociación propuesta por el Perú?
Creo que sí, era lo racional. Con Ecuador tuvimos muchas posibilidades de negociación, acá también las había. Podíamos tener beneficios económicos mutuos, acercábamos la relación entre los dos países. Es absurdo que Tacna no tenga casi mar.

¿La Corte Internacional de Justicia es solo derecho, cero política?
Es lo más puro en lo que a derecho se refiere. Es incorruptible. Su tendencia es pensar por ambos países y, en consecuencia, busca equilibrar las cosas.

¿Es salomónica?
No en el sentido despectivo del término. Se rige por el derecho y lo sigue estrictamente. Pero claro, los jueces interpretan, los abogados también. Tenemos la equidistancia y la equidad, principios consagrados por la Convención del Mar. La equidad es un principio básico que maneja la corte de La Haya.

¿Equidad y equidistancia son sinónimos?
En el campo marítimo se entiende que cuando hay una situación irregular como la que tiene el Perú, lo equitativo es partir el ángulo por el centro, se le da igual a cada uno. Equitativo viene de ‘equus’, que es igual. Es un argumento fuerte.

Mañana se sientan los miembros de la corte de La Haya y se lee el fallo…
La lectura puede tomar dos horas, se lee en inglés y hay traducción simultánea al español. No sé si se tomará como traducción oficial. Va a ser un día muy confuso por los muchos detalles.

¿Los presidentes de Chile y del Perú se pronuncian de inmediato?
Creo que nadie se pronunciará inmediatamente. Se puede tener una opinión general cuando termine la lectura, pero hay que analizar y pensar el fallo.

A Colombia le pasó que se entusiasmó al inicio, pero conforme avanzó el conocimiento del fallo, vio que no era beneficioso.
Es que perdieron bastante mar, les dejaron las islas pero no el mar que las rodeaba, justamente por equidad. Colombia no quedó satisfecha. Incluso está planteando retirarse de La Haya, aunque el fallo ya está dado. Me parece terrible esa posición.

Nadie puede desdecirse de un fallo de La Haya.
De ninguna manera, guste o no. Al firmar el Pacto de Bogotá, en 1949, todos nos sometimos a resolver los conflictos de manera no bélica. Establece primero reglas de conversación, de negociación y, por último, La Haya.

Pero Colombia no está acatando el fallo de La Haya.
No, pero una vez emitido el fallo, no hay nada que hacer. Colombia ha paralizado la ejecución del fallo. Tal parece que no reconoce el mar adjudicado a Nicaragua. En mi opinión, está desprestigiándose. Es una situación complicada. Colombia retrasa la ejecución del fallo. En eso, debemos tener cuidado. No sabemos quién saldrá beneficiado, pero el fallo tiene que acatarse.

¿No hay nada que negociar, como han dicho algunas autoridades chilenas?
No hay absolutamente nada que negociar. Preparar las cosas tampoco debe demorar. Las resoluciones que se den no tienen que demorar más de dos días. No entiendo por qué Chile menciona que la implementación del fallo será larga. Ocurre que hay un patrioterismo demagógico, propio de América Latina, que está funcionando excesivamente y también intereses comerciales ocultos detrás de ese ambiente patriotero.

¿Se refiere a las compañías pesqueras de Chile que están en la zona de controversia?
Sí. No son pescadores artesanales, sino compañías pesqueras grandes que están en Arica e Iquique. La anchoveta va más allá del mar chileno y da la vuelta justamente a la altura del Perú. Esas compañías pesqueras están moviendo el asunto.

¿Si el fallo de La Haya le asigna dicho espacio marítimo al Perú, al día siguiente deben retirarse esas empresas chilenas?

Al día siguiente, no hay necesidad de trámites ni negociación posible. El fallo no tiene negociación posible.

El presidente Piñera dijo que se acataría el fallo de acuerdo con los intereses soberanos de Chile.
Esto tampoco procede. Los intereses soberanos de Chile los ha llevado a someterse al fallo de La Haya. Desde el momento en que se conozca el fallo, y si nos otorgan la equidistancia, tenemos soberanía sobre ese espacio. Por supuesto que hay que formalizar para poder inscribir esa zona en Naciones Unidas. Pero es solo una tramitación, la soberanía ya estaría otorgada.

¿Chile puede actuar como Colombia?
Mire, barbaridades las puede hacer cualquiera [sonríe]. No sabemos. En Chile se ve gente muy sensata, y también a personas que son la insensatez total y la demagogia absoluta. Hay un cambio de gobierno en Chile, pero el que está en funciones tiene que ejecutar el fallo. Tengo la impresión de que Chile va a intentar dilatar la aplicación, no tanto como Colombia que quiere salirse de La Haya. Piñera es un hombre inteligente, no va a negar el fallo. Posiblemente quiera poner una serie de mecanismos para implementarlo.

¿La corte de La Haya puede llamar la atención a los países?

Creo que sí, si se lo pide una de las partes. Habría que ver su procedimiento porque la corte se disuelve, es una corte para cada caso. Si hay consultas tendrá que ver si tienen sentido o no. Como en los arbitrajes, imagino que pueden hacer aclaraciones pero no variar el fallo.

Se dice que el Perú no tiene nada que perder.
Depende de cómo se vea. Si el límite se queda en el paralelo como está actualmente, el Perú no pierde lo que tiene. Pero si se parte de lo justo, de la equidad, y el fallo no va en ese sentido, pues nos está afectando.

¿Cuáles son los escenarios?
Ganar el triángulo interno y perder el externo. O perder el interno y ganar el externo. O mantener el statu quo, cosa que creo improbable.

¿Pueden darnos una parte del triángulo interno?
Es difícil justificarlo. O tenemos razón o no la tenemos. Se da la equidistancia o no se da, no pueden otorgarnos un bocadito. Ahora todo es especulación.

El presidente Piñera declaró que para determinar la frontera era preciso determinar el hito en el cual se inicia y que eso es parte del trabajo de La Haya.
En las mismas declaraciones, muy hábilmente, dice que Chile es miembro de la Convención del Mar y que el Perú no. Trata de hacer de eso una cuestión materia de una “aplicación acordada” (entre ambos países). Eso no tiene sentido porque la adhesión a la Convemar es un acto de voluntad unilateral del adherente, en cuya decisión Chile no tiene nada que ver.

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