Durante los últimos días se ha viralizado la entrevista
que una conductora española le realizó a Pepe Mujica, el actual
presidente uruguayo. La razón principal de la popularidad del video es
que en sólo 26 minutos, a partir de la conversación establecida con la
española, Mujica se las arregla para expresar sencilla y sabiamente su
filosofía de vida, filosofía que, en gran medida, se ve reflejada en su
acción
política.
A continuación, compartimos los que
consideramos ser los highlights de su discurso. Sorprende que, con
actitud desenfadada y abierta (basta mirar la cantidad de ocasiones que
abre sus dos brazos), Mujica exprese estas máximas y sobre todo,
sorprende que las haga experiencia cotidiana en su país:
“Vivir mejor no es tener más, sino es ser más feliz [...] Para ser feliz no hay que tener más, hay que tener tiempo”
Cuestionado ante la sobriedad con la que
vive sus días, Mujica explicó que, para él, la felicidad no reside en
la acumulación de bienes, sino en la medida en que se tiene tiempo para
ser libre. Aquél que se preocupa constantemente por sus posesiones, se
niega la posibilidad del descanso. En nuestros días, un discurso que
privilegie el tiempo sobre la acción constante, más bien, la
“obligación” constante, es un discurso rebelde, que se manifiesta en
contra las expectativas del ritmo de vida contemporáneo.
“En el fondo, ‘naide’ es más que ‘naide’, dicen los paisanos de mi tierra”
Escuchar en la boca de un presidente que
nadie es más que nadie es, cuando menos, alentador, pues con base en
esta máxima, la política pública no puede ser más que justa. Un
campesino vale lo mismo que un empresario. Una mujer embarazada y
desempleada vale lo mismo que un presidente.
“Lo que ofrece el Uruguay es seguridad, los políticos se comprometen con lo que hicieron sus pares anteriores”
Como casi ningún político
latinoamericano, Mujica reconoce el trabajo de sus pares en el poder,
sin atender a si éstos pertenecieron al partido que él abraza o si éstos
fueron quienes lo encarcelaron en su juventud guerrillera. Se reconoce
heredero de la congruencia política anterior y reconoce también, todo el
tiempo, al pueblo uruguayo, que ha sabido tomar decisiones junto con
sus políticos.
“Para construir cosas de cambios
esenciales, se necesita construir herramientas colectivas [...], hay
que construir sistemáticamente, con paciencia”
Al contrario del discurso político
convencional, que postula que será durante la gobernación de tal o cual
presidente cuando se lleven a cabo todas las reformas estructurales que
significarán un “gran” cambio que se deberá agradecer al político en
turno, Mujica explica, desde su visión de activista social, que los
cambios no son producto de una sola persona, por más importante que
parezca ser, y que tampoco son producto de un día, dos meses, un año de
“negociación”, sino que son el resultado de la paciencia y el trabajo
colectivo y sistemático.
“Hay que leer a Confucio”
Una de las características del pueblo
uruguayo es que es culto. Los uruguayos leen, critican y analizan su
entorno. Están abiertos a adquirir conocimiento de distintos sistemas de
pensamiento. El ejemplo paradigmático lo encontramos en esta frase de
Mujica, que conmina a leer a Confucio, el sabio pensador chino del siglo
VI a. C., cuya filosofía de Estado se basó en cualidades humanas como
la bondad, la tolerancia y el amor al próximo.
“Tenemos que aprender a incluir la diversidad que hay en este mundo”
A pesar del discurso “multiculturalista”
que se ha puesto de moda, es evidente para Mujica que la diversidad no
se ha incluido todavía como política de Estado. Esta frase la dijo
cuando fue cuestionado por su controversial decisión de legalizar el
aborto y, además, la aprovechó para recordarle a la conductora y a los
escuchas, que Europa no es, necesariamente, el centro del mundo, sino
una más de las civilizaciones que conviven dentro de él.
“Ninguna adicción, salvo la del amor, es recomendable”
Un presidente que predica el amor sobre
todas las cosas es bastante inusual e inspirador. Con esta máxima,
Mujica matizó su decisión de legalizar la marihuana.
Además de ser consciente del grandísimo
dolor y problema económico-social que representan las guerras para los
habitantes del mundo, Mujica manifestó una actitud política solidaria
con el también país sudamericano, Colombia, que desde hace años ha
vivido en un clima particularmente violento, y agregó que no puede haber
cosa más sagrada para los mandatarios latinoamericanos que contribuir a
lograr la paz colombiana.
En uno de los momentos más emotivos de
la entrevista, Mujica recuerda su vida y comparte una de las enseñanzas
que ha podido extraer de ella: los dolores sufridos no deben olvidarse,
pero tampoco deben ser removidos constantemente. Lo mismo aplica para la
historia de un país: no se debe cerrar los ojos ante las malas
decisiones que se hayan tomado en el pasado, sino que se deben recordar
para no repetirse.
“Los únicos derrotados en el
mundo son los que dejan de luchar y de soñar y de querer… y es la
diferencia que tiene la vida humana, se le puede dar un contenido”
En ese mismo momento, Mujica explicó
cómo no se dejó vencer por las torturas y frustraciones experimentadas, y
explicó cómo los seres humanos no debemos olvidar nunca que nuestra
vida debe estar fundamentada en nuestras decisiones, que le darán
contenido, autonomía y felicidad.
“Tenemos una demasiado pequeñez
en nuestro natural egoísmo. Toda cosa viva lucha por su vida, pero
agrandar el abrazo, nos multiplica”
Al contrario de lo que se vive en la
mayoría de los países, en los que se promueve la autosuficiencia
tecnológica, la competencia irracional y el deseo de éxito personal,
Mujica postula acciones conjuntas y generosas, que reconocen la
existencia solidaria y enriquecedora de los otros.
“Tán locos, tán locos… yo que
premio de la paz ni premio de nada… si me dieran un premio de esos,
sería un honor para el Uruguay, para los humildes del Uruguay y para
poder arrimar unos pesos más pa’ hacer casitas pa’ las mujeres pobres
[...] para eso serviría todo eso, pero la paz se lleva dentro”
Al ser interrogado por aquello que
experimentaría si fuera galardonado con el premio Nobel de la Paz,
Mujica respondió eso, con una actitud que demuestra que no está buscando
el reconocimiento personal, sino que está volcado a gobernar para el
grueso de la población uruguaya.
Hasta aquí los highlights. Sólo queda
decir que la inspiración que este hombre produce no se queda en la
simple admiración del individuo, sino que invita a reflexionar sobre
nuestros gobernantes y sobre nuestras acciones cotidianas, pues unos se
corresponden con otras, aunque no queramos verlo. También queda decir
que la entrevista da para hacer un análisis mucho más pormenorizado y
contextual, al que invitamos a hacer a nuestros lectores, si así lo
desean, en los comentarios.
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