Ingeniero. Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires)
Lunes, 3 de Noviembre de 2008
escuchan.
El espectro es amplio, y abarca desde equivocar las razones que originaron el problema, hasta fallar en el pronóstico de la dirección que supuestamente irían a tomar, pero no tomaron..., algunas variables claves de la economía mundial al
explotar la burbuja.
Por ejemplo, la cotización del dólar.
Porque lejos de colapsar irremediablemente, y para sorpresa de muchos..., la divisa estadounidense se está fortaleciendo aceleradamente.
En verdad, la sorpresa no sería tal si los análisis hubieran tenido más contenido económico. Y menos prejuicio ideológico.
En efecto, luego de haber perdido valor por efecto de la manipulación a la baja de las tasas de interés hecha por el gobierno estadounidense, que inundó de liquidez al mundo durante varios años, el dólar comenzó a recuperarse en estos últimos tiempos. Justamente al explotar la burbuja.
Ocurre que al estallar la crisis, todos en el planeta, desde las familias asalariadas hasta los grandes inversionistas, actuaron como siempre lo hacen en tiempos de incertidumbre: volcándose a la moneda estadounidense, percibida como el mejor "refugio de valor".
No es un tema ideológico ni tiene por qué serlo: en el dólar se refugian tanto quienes besan la bandera estadounidense como quienes la queman. Porque en última instancia todos besan sus billeteras. Y nadie la quema.
Parafraseando el título de la película de Marilyn Monroe: "Los caballeros las prefieren rubias", las evidencias muestran que ante una crisis "la gente los prefiere verdes". Y con la cara de Washington.
Esto siempre ha sido así. Lo era en 1989, cuando en medio de la hiperinflación argentina con mis compañeros de trabajo corríamos al cobrar el salario para comprar dólares en alguna casa de cambio cercana.
La semana pasada estuve de paso por Buenos Aires y el cuadro era exactamente el mismo: casi veinte años después, mis amigos refugian en el dólar el valor de su salario, huyendo de la moneda local ni bien cobran. El resultado de estos comportamientos, repetidos en todo el mundo, es un aumento en la demanda de dólares.
Dicho aumento en la demanda fortalece la cotización de la divisa estadounidense frente a cualquier otra moneda, y también frente a los "commodities" (petróleo, granos, minerales, etc.), a su vez con un pronóstico de menor demanda por la recesión mundial.
Una mayor demanda de dólares aumenta su cotización. Y una menor demanda de "commodities" reduce su cotización. Así funciona la ley de la oferta y la demanda.
Asimismo, ante un clima de incertidumbre la gente se vuelca al dólar porque esa moneda genera más confianza que otras. Así funcionamos los seres humanos.
También contribuye al fortalecimiento "post-explosión" del dólar el hecho que las reservas monetarias de los países fuertemente exportadores, tanto de Asia (China, India, árabes) como de América Latina (Venezuela, Argentina, Chile), están en dólares o en títulos denominados en dólares. ¿Por qué lo fortalece?
Porque esos países han acumulado muchos dólares, ya sea directamente como depósitos bancarios, o como bonos del Tesoro estadounidense. El comercio internacional de "commodities" se hace en dólares.
Y si bien durante la bonanza exportadora los citados países recibieron gran cantidad de dólares como pago de lo que exportaron (petróleo, soja, cobre), esos eran ciertamente "dólares depreciados" frente a otras monedas.
Pero esos mismos dólares, restando los que hayan despilfarrado..., siguen atesorados en dichos países, sólo que ahora "sorpresivamente" se transformaron en "dólares revaluados", generándose el incentivo de mantenerlos atesorados. Para beneficiarse con la ganancia del revalúo.
Y como bien sabemos que atesorar dinero no es sino otra forma de demandarlo..., y que una mayor demanda aumenta su cotización, ello también explica su recuperación.
El dólar podrá haber estado circunstancialmente "depreciado". Pero "despreciado", nunca.
Hasta la próxima.
*Ingeniero. Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires).
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