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13 ene 2015

ELEODORO BENEL ZULOETA Y CORONEL GC ANTENOR HERRERA

Ricardo Franco 
¿QUIENES SON ESTOS SEÑORES ELEODORO BENEL ZULOETA Y  EL TENIENTE CORONEL GC ANTENOR HERRERA JEFE DE LA SEGUNDA COMANDANCIA DE LA GUARDIA CIVIL QUE PERSIGUIO A BENEL?
INICIO Y FINAL DE UNA VERDADERA CAMPAÑA MILITAR DE LA GUARDIA CIVIL QUE VENCIO AL BANDOLERISMO SUBVERSIVO DE BENEL
¿Quién fue Eleodoro Benel? Se discute si Benel fue un abigeo, bandolero, malhechor o un guerrillero idealista, un luchador social. Pues no fue ni lo uno ni lo otro. No fue un bandolero tipo Daniel Pérez
Sánchez, ladrón de ganado para subsistir. Un desadaptado social. Tampoco fue un guerrillero, tipo Luis de la Puente Uceda que buscaba una patria libre sin explotados ni explotadores, pues fue un revolucionario que se alzo en armas con su ejercito de ronderos y campesinos, donde se había plegado al General EP. Oscar R. Benavides para derrocar al Pdte Augusto B. Leguia, al igual que al Coronel EP. Samuel Del Alcazar (finalmente Benavides fugo a Costa Rica y Del Alcazar fue fusilado)
Benel fue un hombre acaudalado, dueño de haciendas, de tierras y de negocios, con hombres a su servicio, que circunstancialmente y pensando en un futuro promisorio tomó parte de un movimiento político armado para derrocar al dictador Leguía. Claro, Benel tenía problemas con la justicia, porque escapó de la cárcel de Cajamarca en el año 1919 cuando fue detenido por problemas personales con otros guapos o matones de la región.
Por otro lado el bandolerismo era una consecuencia social de la época. Existía en la provincia de Chota, en todas las aledañas y en muchas del Perú con todas sus consecuencias. El bandolerismo era fruto de la impotencia del poder judicial, del abuso de las propias autoridades, y la carencia de recursos económicos de algunos hombres, quienes ingresaban a un grupo armado como un medio de vida y también del ejemplo de las fuerzas armadas paramilitares que tenían los hacendados para defender sus intereses desde épocas inmemoriales. El bandolerismo, significó, además un enfrentamiento entre campesinos.
Pero el movimiento encabezado por Osores distinguido político, maestro, abogado, diplomático y el Coronel Del Alcázar, distinguido militar tacneño no tuvo nada que ver con el bandolerismo.
Con el fusilamiento de Del Alcázar y con la prisión de Osores la insurrección terminaba, pues habían desaparecido su jefe militar y su jefe político. Pero Benel no depone sus armas y decide seguir luchando; para ello tenía a sus hombres armados que lo seguían incondicionalmente, que sumaban unos 500 hombres a caballo y otro tanto igual de infanteria que conocía la topografía del terreno, a las gentes, a parte que Benel era un hombre que tenía dinero.
Benel, después de la debacle del combate de Churucancha se dirige a Achiramayo y al encontrar sus campos arrasados y sus casas incendiadas, jura “luchar hasta el final y no perdonar nunca a los piojosos y cachacos (apodo que se lo habian puesto a la guardias civiles por el bien vestir)”.
En su comarca se hizo fuerte y esperó que fueran siguiéndolo. Así ocurrió. El capitán Ezequiel padrón salió de Chota con más de 200 hombres. Llegaron al pueblo de Andabamba, cerca de la Samana, pero antes que se decidiera atacar a Benel, éste lo sorprendió. En la refriega murieron más de 50 soldados. El resto huyó. Benel se sentía seguro al haber vencido al Ejercito
En una segunda incursión y con el mismo fin, salió el Capitán EP. Gárate desde Santa Cruz, con un escuadrón de caballería. También pensó sorprender a Benel, quién conocedor del terreno y del arte de la guerra, lo dejó que se aproximara hasta el punto estratégico y atacó. Gárate y su escuadrón tuvo que huir dejando algunos muertos, los buenos caballos y armas que tanta falta le hacían a los insurgente.
Una tercera incursión hizo el Tnte. Coronel EP. Valdeiglesias con un batallón de infantería Nº11 de Lambayeque , de donde salió en Enero de 1925. Llegando el 20 del mismo mes a las inmediaciones de la Samana. Siendo avistados por los hombres de Benel, quien tenían una fuerza armada integrada por sus hijos, Andrés, Segundo y por sus hijas Lucila y Donaltilde, expertas en el manejo de armas de fuego.
Valdeiglesias atacó con todo ímpetu, pero al final no pudo vencer la resistencia de los rebeldes quienes atrincherados respondían con igual fuerza a los gobiernistas. Viendo que todo era inútil el jefe del escuadrón ordenó a los sobrevivientes, la retitrada, dejando descenas de muertos. De lado de los benelistas cayeron 18. La lucha duró todo el día.
El Éxodo.- A pesar del triunfo, Benel y sus lugartenientes Misael Vargas y César Asenjo, quienes siempre estuvieron de parte de Benel y luchando bravamente en todas las contiendas, acordaron dejar la Samana y retirarse a Silugán, tanto porque carecían de municiones como porque –talvez- querían ya la paz.
La caravana estaba compuesta por Benel, sus lugartenientes, sus hijos, viudas, y más de 150 fusileros fidelísimos. Sumaban unas 300 personas entre hombres y mujeres, e hijos de los combatientes. La ruta fue La Esperanza, La Cordillera de Huambos, Mamabamba, Callayuc y al fin las montañas y los bosques de Silugán. En el trayecto tuvo que enfrenterse a una banda gobiernista capitaneada por Manuel Alarcón en Cahbarbamba. No hubo mayores contratiempos. La larga y penosa jornada duró cuatro días.
Siguiendo la información de Juan D. Vigil en su libro ya citado, Benel habría recibido en Silugán, material de guerra y una carta del general Benavides, donde le decía que pronto se levantarían las tropas del ejército y que viajara a Chiclayo con urgencia.
Benel, habría aceptado la noticia de buen agrado y se dirige rumbo a la Costa, el 11 de Marzo de 1925, pasando por diversos pueblos en los cuales su presencia alborota a toda la población, provocando comentarios y especulaciones. Llega al pueblo de Niepos y envía un propio (emisario) a la hacienda Tumán para cerciorarse de la verdad de las cosas. Al cabo de algunos días recibió sólo desesperanza, comprende –una vez más- que su sitio es Silugán. Emprende el regreso.

LA ETAPA FINAL SILUGAN Y SEDAMAYO
En la zona de Chota no solamente operaba Benel, sino que según manifiesta el General GC. Rómulo Merino Arana, en su libro Historia Polocial del Perú, su página Nº 166 (1) existían las sgtes. Bandas armadas:
“En Sedamayo y Silugán actuaba Eleodoro Benel, el más temido de la región; en Lajas, los Villalobos; en Pallac y Camsa, los Vásquez y Misael Vargas; en Santa Cruz, los Soberón; en Callayuc Fermín Arrascue; en Querocotillo, los Castañeda; en la hacienda Jerez (Celendín) los Alfaro y los Marchena; en Tacabamba, los Mejía; en Yerbabuena (Callayuc), los Barón; en la Samana, Anselmo Díaz; y en fin, cada lugar había una banda grande o pequeña ”. Todos recibían la misma denominación y el mismo trato. Aunque en el fondo las fuerzas del orden no sabían quién es quién; es decir quiénes eran bandoleros en es estricto sentido de la palabra o quiénes eran bandoleros políticos. Ya que el mismo general Merino Arana dice en la pag. 179 de su mencionado libro que Benel fue un bandolero político.
Así, Benel, era para el gobierno un objetivo –con el que se debía acabar por el peligro político que significaba: un foco de resistencia que podía expandirse. Era un paladín y un ejemplo para el resto de bandoleros de la zona, y era un reto para las fuerza gubernamentales que hasta entonces no podían con él.
El coronel Valdeiglesias que vino de Chiclayo con 145 hombres, lo perseguía: sus fuerzas habían chocado con las de Benel en más de una oportunidad sin ningún éxito.
Por eso es enviada desde Lima la Segunda Comandancia de la Guardia Civil (recientemente creada) y un escuadrón al mando del Tnte.Coronel GC. Antenor Herrera, teniendo como subjefe al capitán Emilio Vega.
Salen el 04 de Enero de 1927 con destino a Eten – Chiclayo. De esta ciudad se dirigió con 100 hombres de caballería por la ruta de El Izco – Llama, llegando a Chota el 12 de febrero. Otra parte de la compañía partió por la ruta de Carhuaquero Santa Cruz al mando del mayor Emilio Vega (El grueso de las tropas dice Merino Arana). Llegando a Chota el 22 de febrero contaba con 300 hombres de tropa aparte de los oficiales. Contaban con fusiles y ametralladoras modernas.
De Chota se trasladan a Cutervo, el 20 de junio de 1927, desde donde trazan un plan de operaciones para acabar con Benel.
El plan se cumple con éxito y capturan a bandoleros rebeldes, a quienes fusilan en el acto, mediante una corte marcial Así cayeron los hermanos Vásquez de El Lanche; Epifanio Arrascue en Callayuc, los Barón en Yerbabuena y Queromarca; etc. Para capturar a Benel fue necesario movilizar a las dos fuerzas. Las regulares del ejército y las de la Guardia Civil. Según el General Merino Arana en el libro ya comentado el Coronel Valdeiglesias (Ejército) contaba con 400 hombres y Herrera (G.C) tenía más de 450 hombres. Según Juan D. Vigil cada fuerza tenía más de mil efectivos. En cualquier caso: ¿Tantos efectivos para reducir a un hombre?
Y la muerte le llega a don Eleodoro Benel el 27 de noviembre de 1927, en el lugar denominado El Arenal, (hacienda Silugán, distrito de Callayuc) a donde se había refugiado, estableciendo su último reducto entre bosques y cuevas.
Según Merino Arana, General G.C. Merino Arana anti-benelista, fue el tiro de un efectivo civil el que le cegó la vida. Según Juan D. Vigil decidido benelista, Benel se suicidó antes de caer prisionero. Así también lo atestigua Lucila Benel, que estuvo hasta el último minuto al lado de su padre, en una carta publicada en el diario El Comercio de Lima, el 24 de setiembre de 1963, en respuesta a otro artículo publicado en el mismo diario el 10 del mismo mes, sobre Benel y el bandolerismo. En Chota, desde niño,siempre escuché se suicidó.
Particularmente creo que fue suicidio por los sgtes. motivos:
1. Benel sentía un profundo odio por “Los Cachacos (que era la Guardia Civil)” quienes devolvían los mismos sentimientos.
2. Benel sabía que le había llegado la hora, que una bala acabaría con él en lucha o en prisión. Todo prisionero era fusilado en el acto. No había alternativa
.
3. Su temperamento, su valentía, su orgullo no le permitía darle ese gusto a “los cachacos (guardias civiles)”.
Con su muerte dice Merino Arana, “terminó este legendario personaje de 67 años, enjuto, con su barba y cabellos ampliamente crecidos por el tiempo, la camisa de mísero tocuyo y el pantalón de loneta, sucios y rotosos, los pies descalzos y la salud a medias” “Cerca de un año vivió acosado por la formidable fuerza de la Guardia Civil que no podía tocar fajina, sin antes haber sentado el acta de muerte”.


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