El caso de Nadine Heredia es clamoroso. Es la prueba de los aportes malhabidos de la corrupción a su campaña, pero bien camuflados como "asesorías". No hay ninguna campaña mediática. En realidad la denuncia fue hecha por el propio Banco de Crédito del Perú cumpliendo con la ley de lavado de activos. Todo lo que hizo el BCP fue alertar a las autoridades por los depósitos sospechosos. Algo
que no ocurre en el Scotiabank que encubre las cuentas de la parejita Toledo-Karp.
Es difícil que la causa prospere legalmente porque siempre habrá un contrato trucho por asesorías con pagos exorbitantes y un padrino como Maiman que salga de la nada para dar la cara por los sospechosos. Es la historia de siempre. Y esto pasa cuando se le da el voto a saltimbanquis, trepadores salidos de la nada que dicen que van a transformar el Perú y a limpiarlo de corruptos con el cuento de la "honestidad para hacer la diferencia". Si no se sabe quiénes son ni de dónde vienen hay que desconfiar. Pero lo peor es que en el caso de Ollanta y Nadine todos sabíamos quiénes eran y de dónde venían.
Ollanta y Nadine es otra parejita de trepadores igual que Alejandro Toledo y Eliane Karp, la dupla de sanguijuelas que estafó al Perú con el cuento de "recuperar la democracia". Ahora están aliados al gobierno de Ollanta-Nadine hasta que les de sombra. Nunca antes el Perú había caído en manos de gente de tan baja categoría. Lo único que les importa es el poder por el poder, aprovecharse del poder para si mismos, para llenarse de gloria personal y dinero, porque, en realidad, de política nunca supieron nada. Son improvisados e ignorantes. Ni siquiera saben si están en la izquierda o en la derecha. Solo improvisan cada día.
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