Alberto Jordán Brignole
LO ADVERTÍ EN EL AÑO 2011, EN MI LIBRO "EL HONOR ES MI DIVISA", ESTE ES EL RESULTADO DE LA IMPOSICIÓN DE LOS POLÍTICOS POR GANAR VOTOS Y UTILIZAR A LA POLICÍA POLÍTICAMENTE SIN IMPORTARLES LAS CONSECUENCIAS.
Sorpresa y decepción causó el hallazgo de varias bolsitas de marihuana
a jóvenes alumnos que anhelan convertirse en miembros de la Policía Nacional del Perú (PNP), en Chiclayo.
La quiebra moral de la Policía no es solamente producto de la lucha anti subversiva. La corrupción ha corroído también a algunos miembros de esta venerable y heroica institución. Asimismo, para predecir lo que viene más adelante, basta darle una somera mirada a las escuelas donde se forjan los futuros policías de la Patria. En la educación de los policías se ha ido de más a menos. Las escuelas son ahora paupérrimas. Hay 28 escuelas pero no hay infraestructura ni presupuesto adecuado. Así como no se invierte en infraestructura ni equipos, tampoco se invierte en educación. Se abrieron escuelas por todas partes, a tal punto que prácticamente hay una escuela por cada departamento. Lo razonable es que debería haber 6 o 8 escuelas policiales en todo el país a fin de proporcionarles la preparación y el adiestramiento que su formación requiere.
Pero el defecto no es sólo la absurda proliferación de escuelas policiales. Los males comienzan desde la selección de los postulantes. Entran a la policía solamente los envarados, con antecedentes policiales, familiares de delincuentes, etc.; y el que logra ingresar tiene que cargar con gastos inverosímiles. La Escuela no les da absolutamente nada; los estudiantes tienen que llevar su cama, pagar hasta las ollas que se lavan, etc. El futuro policía tiene que comprar todo, hasta el uniforme, en lo cual tiene que invertir unos S/. 7 000 de su propio peculio.
Tampoco se cumplen requisitos esenciales como los de una talla adecuada para el difícil trabajo que tienen que desempeñar, no hay selección en esto. Luego viene la baja calidad del profesorado. ¿Quiénes enseñan? Muchos de ellos oficiales, civiles y suboficiales sin la menor preparación, que solo buscan hacer puntaje para su currículo pero no tienen la capacidad de impartir los conocimientos que la noble tarea del policía necesita para su formación. El origen de esta situación, es que pagan 250 soles a los que enseñan, razón por la que muchas veces van como profesores los profesionales menos calificados, porque, lo que les pagan no alcanza ni para gasolina.000000000000000000000000000000000000000
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