Diario Correo....
LUIS GARCÍA MIRÓ ELGUERA....
El abyecto abimael guzmán no sólo es un desalmado, cobarde, asesino en serie que creó un grupo terrorista para imponer su doctrina totalitaria a base de amedrentar a la ciudadanía, sometiéndola a toda clase de torturas. Desde el sicariato individual a base de metralla, hasta la explosión de coche bombas que segaban la vida de decenas de seres humanos para, en función a aquel pánico ciudadano, consolidar su vil proyecto. Guzmán no sólo es ese monstruo que ordenaba ejecuciones de inocentes, amparado en la dialéctica socialista que la injusticia debe ser combatida con la violencia; práctica que manejaban a la perfección sus mentores comunistas Stalin, Mao, Lenin y Castro. No, señores, abimael guzmán es todo eso y, encima, un despreciable cobarde que no merece la más mínima cortesía –mucho menos lástima- de esta sociedad a la que se dedicó a destruir, a sangre y fuego, si respetar la vida humana de todos los peruanos.
Indigna, por ejemplo -y ya lo explicamos en comentario anterior- que esos senderistas, liderados por guzmán, cegaran nada menos que la vida de 35 mil seres humanos y produjeran, asimismo, incalculables daños a la propiedad privada y pública; y encima, merezcan presentarse ante un juez 25 años después de haber perpetrado el genocidio de Tarata. Y por si fuera poco, ese magistrado los trate con guante blanco permitiendo que tamaña caterva de criminales irredentos se burle de la Justicia al enrostrarle que el proceso es extemporáneo y, por tanto, todos sus delitos han prescrito. ¿A qué se debe que el poder Judicial haya esperado un cuarto de siglo para procesar a los terroristas culpables del salvaje atentado ocurrido en la miraflorina calle Tarata? ¿Es posible que nuestras autoridades encargadas de impartir justicia hayan demorado la friolera de 25 años en organizar el proceso contra guzmán y su cúpula de la muerte, pese a que las pruebas, los actores y todo lo concerniente a este atestado han estado a disposición de los jueces durante todo este tiempo? Ello revela la incompetencia y permisividad que rodea al poder Judicial al cual, con razón, rechaza casi 80% de esta sociedad. El magistrado Duberlí Rodriguez, presidente de la corte Suprema que gusta adelantar opinión –en defensa del reo en ciernes, como es el caso Humala/Lava Jato- debiera más bien explicarle a la opinión pública cuál es la razón por la que el poder del Estado a su cargo ha tardado un cuarto de siglo en iniciar el simbólico proceso Tarata.
Pero volviendo a la cobardía de guzmán y su comparsa terrorista, ésta se hizo todavía más palpable por dos hechos exhibidos por este rufián, so pretexto de exteriorizar una supuesta salud quebrantada para, de esa forma, eternizar el juicio y quedar indemne. El primero fue el día de la apertura del sumario, cuando guzmán no acudió alegando achaques de salubridad; y el segundo fue el pasado miércoles, cuando finalmente se presentó pero montando un dramático cuadro de malestar corporal, al extremo de pedir médico. ¿Esto le parece bien, justo, atendible, doctor Duberlí Rodríguez.
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