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1 mar 2018

Generales PNP en retiro vejados en las comisarias del Peru.

RICARDO EDWIN ROMERO

MALTRATO DE LA NUEVA POLICÍA A LA ANTIGUA POLICIA
Regreso a Lima, después de años en EEUU. Traje a mi esposa extranjera y a mi hijo pequeño, para que conozcan mi país; sobre todo, llevarlos a Macchu Picchu. Durante los días que pase en Lima, decidí recorrerla tan cambiada que la veía, y visitar a miembros de mi promoción, que ya deben estar peinando canas cómo yo. Así que un día sin previa cita, estaciono mi auto en la avenida del Ejército. La primavera de Lima apenas estaba empezando a mostrar sus encantos, luego de un invierno frío e intenso, (aunque no cómo los de EEUU), reacio a despedir su temporada. Considero que, de seguro, es en estos momentos en que encontraré a mi promoción, más desocupado y así charlaremos más sueltos. Así que ingrese a la comisaría de Orrantia del Mar, en San Isidro. Al saludar al vigilante de puerta me topo con un General de la antigua Guardia Civil, que se retiraba de la Comisaría muy ofuscado, con el rostro compungido, su premura derrumba mi opción a saludarlo, no me miró, así que me hice a un lado y le abrí paso. Desapareció en la calle, un reflejo en su nada.
Mi promoción, el flamante Comisario, Martín Carvajal, después de un eufórico saludo me invito a su despacho. No le di oportunidad a nada. Apenas me acomode en uno de los sillones frente a su escritorio, lo primero que le comenté fue el cruce que tuve segundos antes con el General.
Martín me cuenta que había despachado al alto Jefe, llamado Arteta, luego de un mal rato qué pasó el susodicho, al ser atendido por el Alférez PNP de servicio de turno. El General, al apersonarse a la comisaría se identificó con el centinela, quien enseguida lo puso en contacto con el joven Oficial de servicio de día, que de inmediato y a bocajarro, le pregunto si era General en "actividad" o en "retiro". Arteta reacciono incrédulo ante la afrenta y levantando su voz como en las épocas en que comandaba la Escuela de Oficiales, pregunto directamente por el Comisario, a lo que el novato oficial insiste en preguntar si estaba en "actividad" o en "retiro". La cólera se manifestó en el General, y sus gritos, se escucharon por toda la comisaría. Mi promoción Carbajal bajo rápidamente del segundo piso para averiguar qué pasaba. Al reconocer al General, lo saluda con todo rigor militar, preguntándole el motivo de su visita y ofreciendo su disposición a servirlo. El General, aún bastante contrariado, le cuenta ofuscado, la falta de respeto a su alta jerarquía, por cuestionar su actividad en el servicio, de parte del incipiente Alférez. Mi promoción tuvo que confesarle, a manera de disculpas, que la falta de CRITERIO de los nuevos Oficiales que esta pariendo la disque renovada institución policial, es una anomalía, muy extendida entre los nuevos efectivos; que hay que continuar y profundizar su formación brindándoles instrucción fuera de la academia, es decir en el servicio, y que por desgracia, muchos están dispuestos a aprender, pero siempre hay gente cerrada y le garantizaba, que esa falta de respeto de su subordinado no se iba a volver a repetir ni con el, ni con ningún otro miembro policial, menos de su alta investidura. El General no quedo muy convencido, pero el escándalo hizo olvidar los motivos de su visita a la dependencia; al final, nunca le comunicó ninguna razón al Comisario; pese al esfuerzo de mi promoción, se retiró poco satisfecho. El incidente malogró un poco el encuentro.

Después de eso, yo y mi familia, nos centramos en el viaje al Cuzco. Mi esposa muy entusiasmada hace las maletas y tomamos vuelo para disfrutar ese encanto de la arquitectura majestuosa del granítico Cuzco. Una vez instalados en un hermoso hotel que nos brindaba la visión panorámica de la enigmática y encantadora ciudad, desde sus 14 pisos, viendo los techos rojizos de las casas que aún muestran su señorial indiferencia a los pocos modernos edificios infiltrados en la zona. Me brota la nostalgia de todo cincuenton y decido (previo acuerdo con mi esposa), aprovechar ese viajecito de un par de semanas, para escaparme solo, unos tres días, hasta la provincia de Quillabamba, La Convención, para luego dirigirme al pueblito de Pucyura, lugar donde 29 años atrás, brinde 9 meses de mi vida como Jefe De Línea. Además, la nueva carretera Cuzco-Quillabamba, que hoy en día luce completamente asfaltada, invitaba a la travesía; mejor aún: los antiguos viajes de Quillabamba a Pucyura, hecho por camiones que demoraban entre ocho a diez horas y solo los fines de semana, eran cosas del pasado, y ahora son remplazados por autos que salen a cada momento y que les toma solo dos horas y media todo el viaje.

A eso de las cuatro de la tarde, llegue a la provincia de la Convención. Rápidamente me instalé en un pequeño Hotel, a una cuadra de la Plaza de Armas y también a una cuadra de la antigua Comandancia de Quillabamba, que ahora funciona como Jefatura de Región. Luego de un baño reparador y cambio de ropa, pase por la Plaza y me vi frente a la Comandancia. Enseguida, como me sucede habitualmente, cada vez que viajo a cualquier lugar (inclusive en el extranjero) y me encuentro con una dependencia policial, se me da por pasar a conocer a los efectivos policiales y pregunto por los Jefes para saludarlos.
Me recibe el Coronel Flores, Jefe de la Comandancia de Quillabamba, a quien le confieso mi mal hábito de presentarme a todos los encargados de comandar las diferentes dependencias policiales por donde camino. Luego se dio una grata conversación con el Coronel -resultaba ser ahijado de mis cadetes de segundo año, cuando yo era técnico cadete de cuarto año-. Salí contento, alimentado de una formidable experiencia.
Al siguiente día, amanecí algo apesadumbrado, desayune en el hotel un café con unas tostadas, mantequilla y huevos revueltos, entregue las llaves del hotel a la señorita de la recepción comunicándole mi decisión de viajar y que regresaba al siguiente día; salí, a tomar el vehículo, que por 30 soles me llevaría, en dos horas y media aproximadamente, a arrebatarme la nostalgia de años que guardaba escondida en mi pecho y que en estos últimos tres días consumía buena parte de mis recuerdos.
Efectivamente, para mi asombro, en poco más de dos horas y veinte minutos, llegue a la ciudad de Pucyura; debo confesar que el viaje se hace más fácil porque principalmente, en la mayoría de los ríos que atraviesan el camino, se han construido puentes, evitando a los viajeros el cruel trajín de esperar, como sucedía antes, que los ríos bajen su cauce para atreverse a cruzarlos.
Rápidamente, apenas baje del vehículo, me dirigí muy raudo, a la Línea donde hace casi tres décadas me había desempeñado como jefe de Unidad, mis pasos flaqueaban mientras más me acercaba, los recuerdos me brotaban como disparos, mi corazón me latía a mil. Al saludar al vigilante de puerta y presentarme muy entusiasmado como teniente en situación de retiro de la policía código uno, le pregunto por el Jefe de Línea (que el Coronel Flores, Jefe de la Comandancia de Quillabamba, me había advertido, era un Oficial con el grado de Comandante). El vigilante me sugiere que tome asiento mientras me anunciaba con el Jefe de Línea. Al cabo de unos cortos minutos regresa y me pregunta a que código pertenecía, le repetí "al código uno, antigua Guardia Civil". Noté rápidamente, cierta incomodidad del vigilante, así que me adelante a preguntarle si el Comandante estaba ocupado, entonces regresaba en otro momento. A todo esto pude apreciar en un lado de la pared del interior de la comisaría, el famoso cuadro de honor, donde van escritos los nombres de los superiores del Comandante de esa unidad, encabezadas por el Ministro Basombrio; pude percatarme también que su Jefe era mi promoción, el General Alexis Bahamonde Chumpitaz (Jefe del Vraem).
Justo ahí, aparece el señor Comandante con short, sin camisa, y con shampoo en la cabeza (entiendo que en la sierra es poca la preocupación por la presentación en la atención al público, aunque la mayoría mantiene cierta línea), preguntándome agriamente: ¿Quién es usted y a qué viene a mi unidad? Medio sorprendido le respondo: Soy el Teniente Romero Vega, Ricardo, trabaje en esta línea hace casi 30 años y venía a visitarla y a saludar a los que aquí laboran y que lo mismo había hecho con el Coronel Flores, de Quillabamba y que me acababa de percatar, que el General Alexis Bahamonde, su jefe directo, era mi promoción.
El inefable Comandante me pregunta por mi carnet de identificación policial. Le respondo que solo tengo mi DNI, porque lamentablemente, nunca solicite mi carnet de teniente en retiro, vivo en los EEUU y solo estoy de visita, no necesitaba nada solo venía a saludar. Muy malhumorado y con tono despectivo, me espeta que si no tengo identificación como ex policía no me podía atender porque estaban en zona de emergencia y que se encontraba ocupado. Traté de mantener la ecuanimidad a pesar de la decepción, solamente atine a decirle que era ridículo su cuestionamiento hacia mi persona, porque con toda la información que le había dado y siendo además promoción del General Bahamonde, quien le merece poco respeto, consideraba que eran razones suficientes como para gozar de cierta consideración y no esa animadversión mostrada. Me replicó altaneramente, que no le importaba quién me había atendido antes y que podría ser promoción de quién sea, simplemente el no me iba a atender y se fue dejándome parado y solo. Me retire de la Línea muy dolido y desilucionado.
Es triste en lo que se ha convertido la "nueva policía", donde la antigua camaradería que existía hasta con los que no formaban parte de nuestra propia institución, recuerdo las buenas atenciones que mutuamente nos brindábamos en provincias las antiguas GC, GR y PIP, intercambiando tratos de cortesía y respeto.
El Comandante PNP Bustamante Vaca, fue un cretino, un patan; su trato fue de hostilidad, resentimiento y desprecio; era evidente que no le gustaba estar ahí; lo demostró con el adefesio de atención hacia un colega Oficial que nunca antes había visto, y que lo único que buscaba era saludarlo al igual como lo hice con el Coronel en Quillabamba. Si a un Oficial en retiro nos dan este tipo de maltrato, que debe esperar la pobre ciudadanía. ***********NO AL ASESINO DE NICOLAS MADURO EN EL PERU******** Para pagar la internet:
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Los generales (no todos solo el 99.999% se ganaron a pulso este trato, de que nos quejamos si ellos fueron el referente de todos los subalternos.

Unknown dijo...

Que un efectivo le pregunte a una persona si esta en retiro o en actividad no lo ofende ... Esta de servicio ese efectivo y tiene que saber la situación de una persona que recurre a la dependencia policial.. Lamentablemente el hecho de haber sido general en actividad no le permite mas que vivir de los recuerdos que un dia tuvo mando y comando, pero todo tiene su final y la policia es del estado no de los retirados y los que ingresamos a esta triste institucion no se lo debemos a los antiguos.

omar chacon dijo...

Pasa que los ex oficiales estan acostumbrados a tener un trato especial en diferentes instituciones y se valen de influencias de altos cargos los famosos padrinos para intimidar a quien no lo quiere atender.