Gustavo Faveron
Los uniformes de las fuerzas armadas y policiales no los denigra una chica bonita que quiere ganarse la vida modelando y que francamente parece tan feliz en un vestido sexy como con su traje de servicio. Los uniformes y las instituciones los denigran payasos miserables como el ladrón de Donayre y el lamentable charlatán intrigante de Tubino; lo denigran los delincuentes como Antauro Humala y sus reservistas de pantomima; lo denigran los militares golpistas y los policías coimeros, lo denigran los cánticos racistas de la Escuela Naval y sus aberrantes "exámenes de presencia"; lo denigran las instituciones que nunca quisieron juzgar a sus miembros acusados de homicidio y abusos de función; lo denigran las élites policiales y militares que dejan abandonados a sus miembros cuando sufren terribles heridas en acción o son víctimas de estrés postraumático; lo denigran la alucinante tradición de gollerías como el combustible gratuito y los choferes y el ascenso automático en el retiro; lo denigran historias de vergüenza como la carta de sujeción y lo denigran la sarta de babosos que están abriendo proceso a esta chica por usar un vestido corto en el mismo video en que usa su uniforme pero que no le han abierto todavía ningún proceso serio y con un juicio a fondo a quienes desatendieron las llamadas de los crímenes de El Agustino y a sus jefes y a los responsables políticos.
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