*CARTA ABIERTA AL COMANDANTE GENERAL DE LA MARINA*
Todos los que servimos a la Marina y otras instituciones armadas realizamos el juramento de defender nuestra Patria cada vez que sea requerido hasta entregar la vida de ser necesario, como lo hicieron muchos Marinos a lo largo de la historia, juramento y compromiso que debemos mantener siempre presente, ya sea la situación militar en la que nos encontremos.
A nuestra generación nos tocó vivir momentos muy difíciles, nos tocó vivir la infamia e insania del terrorismo demencial, época que afianzo más nuestra convicción de luchar por el Perú, fuimos testigos presenciales de la muerte de muchos de nuestros compatriotas y de muchos Héroes de nuestra institución y amigos que ofrendaron su vida por la firme convicción que heredamos y que nos inculcaron de defender a nuestra Patria de cualquier enemigo o amenaza.
El gobierno de transición y los sucesivos, adoptaron medidas promovidas por los partidos de izquierda que querían de alguna forma restar importancia a la lucha contra el terrorismo y hacer creer que fue una guerra interna y justificar esta a través de la creación de una Comisión de la Verdad, abriendo juicios a miembros de las fuerzas armadas por hacer su trabajo de defender a nuestro país, muchos aún siguen con estos procesos judiciales; observando entre tanto como se liberaban a terroristas criminales condenados y hasta la construcción de un museo de la memoria.
A lo largo de los últimos casi 20 años, hemos sido testigos de cómo nuestra Patria comenzaba a desangrarse internamente. Los gobiernos de turno fueron los causantes de la aparición y crecimiento de la informalidad, la anarquía y la corrupción que fue carcomiendo todos los cimientos de nuestra sociedad e instituciones. No olvidemos además, que en los años posteriores recientes se han consumado una serie de actos de corrupción y despilfarro de nuestras arcas, al aprobarse obras millonarias innecesarias y todas sobrevaluadas como: la carretera transoceánica, el gasoducto del sur y la refinería de Talara, solo por mencionar algunas.
He decidido tomar la palabra para manifestar mi indignación ante todos los hechos de que diariamente somos testigos; todos los días a través de los medios de comunicación electrónicos leo las quejas, malestar e indignación de muchos compañeros de armas en situación de retiro, que se manifiestan internamente; en nuestra querida institución todos estamos preocupados del rumbo que está tomando nuestra Nación; como lo mencione los que estamos en situación de retiro lo manifestamos en privado y pocos como el Almirante Jorge Montoya, al cual reconozco su valor, ha tenido el coraje de hacerlo públicamente. Entendemos que los oficiales que se encuentran en actividad por obvias razones no se pueden manifestar abiertamente, pero supongo y creo no equivocarme que comparten el mismo descontento e impotencia, viendo como día a día el país se hunde en un mar tormentoso, avizorando un futuro incierto para el país y sus seres queridos.
A lo largo de los años la Marina de Guerra siempre se caracterizó por defender ante todo a la Patria, incluso como voz solitaria. Defender la integridad y soberanía, respetar la Constitución y la institucionalidad y preservar sus instituciones tutelares, base fundamental para que todo país pueda crecer y desarrollarse. Claro ejemplo de esto fue nuestro máximo Héroe el Almirante Miguel Grau, que antepuso todo a fin de defender al Perú hasta llegar al sacrificio que todos conocemos.
La historia de la Marina ha sido larga y en estos años muchos Oficiales en actividad se han manifestado abiertamente y han rechazado medidas y acciones que dañaban el rumbo del país y de la institución, aun cuando eso significó el fin de su carrera Naval, pero se fueron con la frente en alta y siempre serán recordados por su valentía y patriotismo.
Siempre recordaremos que por estos poderes ocultos y su ansia de ambición y poder, se perpetró un hecho histórico que será recordado a través de la historia, como el inicio de una de las peores desgracias para nuestra frágil democracia, sin justificación alguna y valiéndose de una figura antojadiza, se decidió disolver el Congreso fácticamente, lo lamentable y vergonzoso de este hecho fue ver como la cúpula militar aceptaba sin ningún reparo esta violación a la Constitución, convirtiéndose así en cómplices de esta infamia.
Desde entonces, hemos visto como los poderes del estado y las principales instituciones tutelares de la Nación cayeron en las manos de estas hordas llamadas socialistas pero que en el fondo es el comunismo; no puedo dejar de mencionar como un solo organismo no estatal, supuesto defensor de la Democracia y Libertad decidía quien debía ser privado de su libertad, mientras negociaba con las empresas corruptas que tantos millones le robaron al Estado. Hoy vivimos bajo una dictadura disfrazada de democracia, ya que todos los poderes del Estado están en manos de una sola persona.
Hasta que llego un enemigo invisible, la excusa ideal, este virus que todos sabíamos que tarde o temprano llegaría, hubo tiempo para que el Estado tomara las acciones correspondientes en el ámbito sanitario con el propósito de afrontarlo adecuadamente, pero pasaron los días y meses y no se hizo nada y cuando nos atacó directamente nos encontrábamos totalmente expuestos y sin los equipos y materiales para combatirlo, enviándose a la guerra a médicos, enfermeras, policía, fuerzas armadas y muchas otras personas que conformaban la primera línea de defensa totalmente desarmados e indefensos.
El Gobierno de turno fue incapaz de preparar al país, se rodeó de gente inepta, ideologizo la pandemia, copió medidas adoptadas por otros países con realidades distintas, sin ser capaz de advertir la realidad del Perú; solo atino a la solución más fácil: el confinamiento obligatorio; para luego dedicarse a engañarnos todos los días con el mismo discurso inútil, carente de medidas concretas que ayudaran a combatir esta emergencia desde el punto de vista sanitario, social y económico; este virus sacó a relucir nuevamente lo peor de la clase política gobernante.
Pasados más de 90 días desde el inicio de este aislamiento social, lo único que hemos visto los peruanos es la indolencia del gobierno, hospitales sin capacidad instalada para recibir a tantas personas, despilfarro del tesoro público, compras ineficientes, pago de asesorías a los amigos, financiamiento a la prensa mermelera, pago de encuestas falsas, carencia de liderazgo y empatía, muertes por doquier, echarle la culpa a todos, menos reconocer sus errores y la mayor traición que pueda existir en época de guerra: la corrupción.
Las instituciones que tienen que investigar estos actos de corrupción brillan por su ausencia y una vez más la Impunidad se encuentra presente. Son los partidos de izquierda que aliados con el gobierno buscan inculcar sus doctrinas a través del descontento y rencor, la anarquía, la miseria, la desinformación de la prensa comprada, destrucción de la clase media, para de esa forma apoderarse del país y diseminar su ideología absurda y obsoleta.
Y para terminar de completar todas estas intenciones de la ideología extremista, en estos últimos días hemos visto también como se han presentado proyectos para postergar las elecciones con el único fin de perpetuarse en el poder; un proyecto para modificar la constitución vigente, la admisión de un Habeas Corpus para pretender liberar al mayor asesino y sanguinario de toda la historia del Perú y por último con el aval y promoción del gobierno rendir homenaje a un guerrillero comunista que se levantó en armas contra el Estado y que asesino a policías; sin dejar de mencionar la llegada de seudos médicos Cubanos que no son más que agitadores políticos y que están realizando proselitismo a vista y paciencia de las autoridades.
Lo sucedido hasta el momento es un gran fracaso, pues nos trae no solo una crisis sanitaria, sino una catástrofe social y económica producida en tan corto tiempo de su historia. El desastre del que hoy somos testigos, no es culpa de la población como pretenden hacerlo creer, es culpa de gente inepta, a la que solo les interesa su ideología absurda; una Guerra nunca la podremos ganar si no contamos con gente experta y preparada en cada uno de los ámbitos requeridos y sobre todo lo más importante contar con un líder capaz que nos conduzca por el derrotero de la Victoria.
Señor Comandante General de la Marina, usted tomó una decisión errónea al avalar el golpe de Estado perpetrado por este gobierno corrupto e incapaz, pero los errores los cometemos todos, lo importante en esta vida es saber reconocerlos y enmendarlos a tiempo; todavía podemos evitar una tragedia mayor para millones de compatriotas. Nos encontramos en un momento crucial de nuestra historia y supervivencia y debemos defender a costa de nuestro propio sacrificio e intereses personales a nuestra Patria, el País necesita verdaderos patriotas en estos tiempos.
Usted y el Alto Mando Naval tienen el deber y obligación de defenderlo, es hora de hacer respetar la institucionalidad y la Constitución, dejemos de pensar por un momento en el poder y cargo que se ostenta, es hora de pensar en el futuro que les depara a millones de compatriotas, a nuestras familias, hijos, nietos y generaciones venideras; estamos a un paso de convertirnos en una nueva Venezuela, es esto lo que queremos para nuestro Perú.
Haga usted lo correcto y lo que su corazón y amor por su País le exige y pasará a la historia; actué con firmeza, patriotismo y no permita más atropellos a nuestra querida Patria; siga el ejemplo de nuestro gran Almirante Miguel Grau y de muchos otros oficiales que no permitieron atropellos ni abusos de poder, honre usted sus memorias y honre la memoria de tantos peruanos y marinos que sacrificaron sus vidas para que los que vivimos hoy, vivamos en Paz y Libertad.
Atentamente.
Ricardo PATRÓN Alcázar
Capitán de Navío (R)
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