Pronunciar la palabra “Colina” en el Perú significa referirse al comando de Operaciones Especiales de Inteligencia “que el siglo pasado estuvo bajo las órdenes del Mayor EP Santiago Martín Rivas, quien trajo a colación los hechos satanizados que dañaron la imagen del Ejército”.
Se comenta que dicha agrupación militar adoptó ese nombre en memoria de un oficial caído en una acción antisubversiva. El Capitán EP José Pablo Colina Gaige murió abatido por las balas que dispararon sus compañeros de armas, quienes desconocían su trabajo de infiltración en Sendero Luminoso (SL). Su labor camaleónica permitió conocer el organigrama de la banda maoísta, robos de armamentos en los cuarteles, prever emboscadas y crear bases antisubversivas en lugares estratégicos. Increíblemente, la historia de este valeroso militar quedó prolongada por un póstumo anonimato.
José Pablo nació el 20 de julio de 1951, en Lima. Estudió en el colegio Hermanos Maristas de San Isidro. Con el tiempo se inspiró en su padre, el General EP (R) Juan Colina Wenzel, para ingresar a la Escuela Militar de Chorrillos, donde egresó con el grado de subteniente en 1975. José integró la promoción “Juan Bautista Zubiaga”.
En recompensa a sus notables capacidades, fue becado por la Escuela de las Américas para seguir, durante un año, cursos de comando, supervivencia y operaciones especiales (sabotaje, contra sabotaje, paracaidismo e infiltración) en Fort Gwlick, USA. En aquella capacitación también fueron preparados los combatientes que, años más tarde, viajaron a la guerra de Vietnam.
Su amplio conocimiento sobre la realidad y amenazas en Latinoamérica fueron publicados en la revista “Delante”, de la prestigiosa academia mencionada de guerra.

Misión especial
Apenas se produjo la quema de ánforas en Chuschi, el 17 de mayo de 1980, Ayacucho sufrió la escalada terrorista, que se hizo imparable y arrasó pueblos enteros dentro de las zonas andinas y ceja de selva. El cruento episodio motivó al entonces Coronel Clemente Roberto Noel y Moral, jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), a plantear una estrategia vital para la infiltración de su personal en las entrañas de Sendero Luminoso. Su objetivo era evitar que SL continúe tejiendo, poco a poco, un manto de terror.
El coronel convocó a oficiales que habían seguido cursos en el extranjero y, una vez que los tuvo en su despacho, los fue llamando como un profesor que pasa la lista de asistencia entre sus alumnos de clase.
“Señores -reiteró Noel- todos los días, comunidades enteras son masacradas y nuestros hombres caen en diferentes emboscadas del enemigo invisible y cobarde. Tenemos que conocer al monstruo desde adentro. Ustedes están aptos para eso y mucho más”. Afirmación muy explícita, si se tiene en cuenta la mentalidad del desaparecido militar.
Luego de varias reuniones se escogió a Colina, quien logró pasar su primera prueba de fuego en “falso Paquisha”, operación relámpago que culminó con el desalojo de tropas extranjeras del territorio nacional. El elegido sabía que convertirse en un infiltrado en la organización genocida del “presidente Gonzalo” no era un juego de aventureros, había que prepararse.
José Pablo fue aislado de su propia familia durante meses en una vivienda del sector Oasis, Villa El Salvador, donde llegó vestido humildemente. A los días se ubicó en la avenida Pachacútec como “llantero” y se rodeó de un nuevo círculo de amigos, la mayoría de ellos eran provincianos en extrema pobreza.
La nueva identidad de Colina era José Sánchez Oliver, quien, más adelante, participó en protestas y declaró que la única solución era la “lucha armada”.
Alguien le comentó que en la Universidad de San Marcos había camaradas que reclutaban gente para el “Ejército Guerrillero Popular”. Llegó al punto de encuentro y de allí un estudiante lo mandó al parque Universitario, donde se entrevistó con un sujeto que vivía en Europa y fue miembro de la Sociedad Americanista, cuya sede está en París.
Por su parte, Colina le contó una historia ficticia, donde aseguró que su progenitora había sido francesa, por eso dominaba aquel idioma, pero que quedó huérfano desde muy pequeño.
Analistas del SIE sostienen que las características físicas del individuo con quien se entrevistó era nada menos que Antonio Díaz Martínez, miembro de la cúpula senderista. Colina viajó solo a Ayacucho después de unos días. Un miembro de su promoción recuerda que una tarde se encontró con él, en el jirón Canana, y que pese a los cambios en su aspecto físico, lo reconoció. Cuando lo observó bien, se acercó y le dio dos palmadas en la espalda. José Pablo lo miró con extrañeza y le dijo: “qué le pasa, usted me está confundiendo”. A su colega de armas no le quedó otra opción que retirarse.

Descubre infiltrados
En Andahuaylas (Apurímac) fue el inicio del fenómeno terrorista y escenario de constantes matanzas de campesinos. Aquella localidad era el centro de operaciones de Julio César Mezzich. En 1982, cuando el capitán Colina viajó a esa región, conocida como “senderista”, los actos sangrientos habían aumentado y en la compañía de infantería Independencia N° 4 venían produciéndose robos sistemáticos de armamento y municiones, aumentando la preocupación en los altos mandos.
Surgió la hipótesis de que la columna terrorista “huaycholo”, al mando de Mezzich, preparaba un ataque furibundo cuyas consecuencias serían fatales para esa unidad del Ejército. El hecho fue confirmado por Colina cuando se encontraba en Andahuaylas.
Según fuentes del SIE, el capitán Colina, confundido entre los pasajeros de un bus interprovincial, llegó a Andahuaylas y apenas descendió del vehículo se acercó a un ciego -quien era agente G2- y al entregarle una dádiva le dio un mensaje. Luego ingresó al mercado con la mirada atenta y los parpados entreabiertos, echó una rápida ojeada y se dirigió a hacer compras.
Por su recomendación se reforzaron las bases militares de Ongoy, Chincheros, Andahuaylas y Acobamba, con la finalidad -como él lo sugerió- de repoblar la región que había sido abandonada por sus habitantes por las continuas incursiones de vándalos a cargo de Mezzich.
Poco a poco retornaron los pobladores a sus hogares, quienes posteriormente con apoyo del Ejército organizaron Comités de Defensa Civil Antisubversivos (DECA).
Posteriormente, informó sobre la criminal “célula sur”, que venía cometiendo ataques a comisarías y asesinatos selectivos en Arequipa, Cusco y Puno. Dicha banda asesina había sido creada en marzo de 1981 por Neri Alejandrina Chávez Díaz, (a) “Dina”, quien fue detenida a los primeros días de diciembre del mismo año en Arequipa, pero fugó en vísperas de Navidad.
En esa ocasión, Colina dejó un mensaje con un potencial bélico, donde precisó el número de terroristas que conformaba la banda bajo la almohada de la cama del hotel de Huamanga, lugar que fue su refugio.
Aporte vital
La contribución del Capitán Colina fue invalorable. Hizo posible la ubicación de “células” sediciosas en Canarie, Machente, Chungui, Uripa, Vilcashuamán, Umaro y Cocharcas, que eran parte del denominado Comité Zonal Ayacucho que tenía amedrentadas las provincias de Cangallo y Víctor Fajardo.
Así mismo, dio las pautas para el establecimiento de bases antisubversivas en lugares claves como Rumi Huasi, San José de Ticllas, que dio protección a los poblados de Atampaeo, Cochapampi, Santiago de Pischa y Santa Rosa. Igualmente, en Qasanqay, San Juan de Trigopampa, Huancasancos, entre otros.
Su presencia en Sendero Luminoso y sobre todo su estrecha vinculación con Osmán Morote Barrionuevo descartó la teoría de “la conspiración extranjera” lanzada alegremente el 9 de septiembre de 1982 por Valentín Paniagua que era presidente de la Cámara de Diputados.
“Golpe de hacha”
El Capitán EP Colina llegó a ser “mando” senderista, tuvo que cometer acciones de sabotaje (voladuras de puentes y postes de alta tensión, saqueos, etc.) así como proselitismo difundiendo el “pensamiento Gonzalo”.
Qué impresionante saber esto. La heroica vida del capitán Colina debería servir de ejemplo a nuestra niñez y juventud. Esto es lo que necesitamos difundir, no la vida y milagro de Abimael Guzman.,,., es el mundo al revés. Saludo mi Capitán Colina
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