CORTESIA EL PAIS.
En la guerra no hay sitio para un hijo. Claudia Roa ha estado allí y lo ha vivido. A los 14 años, abandonó a sus padres y a sus cinco hermanos en Puerto Inírida (Colombia) para ser un peón más de la lucha guerrillera de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). No fue un arrebato. Un grupo de guerrilleros llegó a su pueblo, se hizo una amiga, hablaron de lo que pensaba hacer en la
En la guerra no hay sitio para un hijo. Claudia Roa ha estado allí y lo ha vivido. A los 14 años, abandonó a sus padres y a sus cinco hermanos en Puerto Inírida (Colombia) para ser un peón más de la lucha guerrillera de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). No fue un arrebato. Un grupo de guerrilleros llegó a su pueblo, se hizo una amiga, hablaron de lo que pensaba hacer en la