“El Calafate, 5 de enero de 2013
Estimado Ricardo Darín
De mi consideración,
Quiero en primer término felicitarlo una vez más por su
trayectoria artística y por haber dado al cine argentino memorables
actuaciones. Entre otras, El Secreto de sus Ojos y un Cuento Chino me
parecen interpretaciones, sobre todo esta última, que no sólo evidencian
su enorme talento sino que han logrado premios y reconocimiento
internacional a nuestro cine.
¿No sé si sabe que soy una cinéfila total?
Pero bueno, como usted imaginará no le envío la presente sólo
para comentarle la cartelera cinematográfica. Si. Acertó. He querido
escribirle luego de leer en varios periódicos del día de hoy sus
inquietudes e
interrogantes: “Declaraciones sobre política del
protagonista de la Luz de tus Ojos. Darín: Que alguien me explique el
crecimiento patrimonial de los Kirchner”, titula hoy Clarín en página
24. Se ve que quien escribe la columna, que por otra parte no tiene
firma, no ha visto sus películas, no por lo menos la que yo considero
una de las más lindas, porque confunde el título. Vio. Nada que ver.
No quiero apartarme de una de las cuestiones centrales de sus
preocupaciones: “Que alguien me explique el crecimiento patrimonial de
los Kirchner”.
Es obvio que, por razones de público, notorio y doloroso
conocimiento, – esto último por lo menos para algunos argentinos -, la
única que le puede responder soy yo, Cristina. Y es precisamente una de
las razones que más me movilizaron y decidieron a hacerlo. Es tan
difícil que alguien que no está pueda defenderse que usted entenderá los
motivos por los que le escribo.
Ricardo, permítame llamarlo por su nombre de pila como usted lo
hace conmigo en su entrevista en la revista Brando, porque es más
amigable y aleja toda posibilidad de pelea y confrontación que tanto
parecen afectarlo. No quiero imaginar cómo se sentiría usted si alguien
llevara carteles escritos por la calle insultándolo, deseando su muerte o
festejando la de su compañero de toda la vida como me ocurre a mi en
algunas manifestaciones opositoras. ¿Nunca vio alguna? Seguro que sus
múltiples ocupaciones y compromisos propios de un artista exitoso le
restan tiempo para una observación más completa de la realidad, pero no
se preocupe, tampoco es culpa suya, seguramente los medios que usted lee
no publican esa información.
Pero sigamos con el tema del crecimiento patrimonial. Quiero
decirle que no ha habido funcionarios públicos, sean políticos,
gobernadores, legisladores, intendentes, jueces o jefes de gobierno más
denunciados penalmente e investigados por la justicia argentina en
materia de enriquecimiento, que quien fuera mi esposo y compañero de
toda la vida, y quien le escribe. No sólo se investigó a fondo sino que
también se designó al cuerpo de peritos de la Corte Suprema de la Nación
para que realizara pericias contables, que duraron meses, y concluyeron
que no se había cometido ningún acto ilícito, lo que obligó al juez a
desestimar las denuncias.
Nunca en toda la historia política de la Argentina se ha podido
acceder a las Declaraciones Juradas de un funcionario público con mayor
facilidad, frecuencia y publicidad que a las de Néstor Kirchner y
Cristina Fernández de Kirchner.
Ríos de tinta, fotografías, y todo lo que uno pueda imaginar en
torno a una Declaración Jurada. Lo desafío a que intente encontrar lo
mismo de algún funcionario público opositor ma non troppo, juez,
gobernador, legislador o intendente.
Mire Ricardo, sin ir más lejos hoy otro diario, La Nación,
propietario de la revista Brando donde usted formuló las declaraciones
que llamaron mi atención, publica en su página 16 un reportaje al
Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli. No sólo me
enteré de que mantiene sus ahorros en dólares (está en todo su derecho a
hacerlo) sino que cuando el periodista le preguntó por el monto de sus
divisas, se rehusó a contestar y declaró que el monto figura en su
Declaración Jurada, que es pública. En un apartado de la nota los
periodistas se se muestran luego sorprendidos porque además, cuando
pretendieron acceder a la información, no se les permitió hacerlo.
Nadie parece preocuparse por ninguna otra Declaración Jurada que
no sea la de “Los Kirchner” (sic). Sólo se conocen fotos de las casas
en que vivíamos nosotros, y ahora habito solamente con mi hija. ¿Se
publican fotos de las casas de gobernadores, jueces, altos magistrados,
intendentes, concejales, legisladores actuales o de mandato cumplido?
Sin embargo todo el país conoce mi casa, la de Rio Gallegos, y a pesar
de que a pocas cuadras y en el mismo barrio viven dos legisladores de la
oposición en casas mucho más importantes que la mía, nunca se vio una
foto. ¿No le parece raro, Ricardo? Ni hablar de mi casa de El Calafate.
Vio que los medios nunca van al Delta, Punta del Este, Miami. ¿Es
extraño verdad?
Siempre me pregunto por qué siguen también la vida de mis hijos,
dónde van, con quién, y nadie parece preocuparse de la vida rumbosa que
esposas, hijos, hijas y otras yerbas de otros políticos llevan adelante
en fiestas y viajes permanentes que parecen no tener fin. ¿No le llama
la atención? Me parece que las personas con tantas inquietudes e
interrogantes deberían observar estas cosas. Pero sabe qué, después de
todo, el haber sido y seguir siendo los únicos funcionarios públicos
observados y fotografiados con tanta tenacidad, nos ha permitido
demostrar que vivir en un país donde el único político investigado es el
Presidente (o la Presidenta, como me gusta decir a mi), significa que
vivimos con la más absoluta libertad. Eso sí, con la información más
retaceada sobre otros funcionarios.
Sería bueno, sano y transparente para el sistema democrático si
todas las Declaraciones Juradas de gobernadores, intendentes, jueces,
magistrados, ministros de la corte, estuvieran a disposición de toda la
sociedad, publicadas, analizadas y publicitadas como siempre lo son las
de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.
Usted quería que alguien le explicara. Ya se lo hemos explicado a
la Justicia y a peritos de la Corte. Descarto, Ricardo, que usted
confía en la Justicia. Usted mismo fue acusado y detenido por un juez en
marzo de 1991, por el delito de contrabando de una camioneta que
ingresó al país con una franquicia especial para discapacitados. Perdón,
no le deseo el mal a nadie, pero menos mal que no estábamos “Los
Kirchner” en el gobierno, o hubiera sido considerado una persecución
política. ¿Lo recuerda? La verdad yo lo había olvidado, con tantas cosas
en la cabeza, pero hoy entré a clarín.com y leí la nota “Un fallo
benefició a Darín”, algunos de cuyos párrafos le transcribo:
Los jueces de la Sala A de la Cámara, Nicanor Repetto y Edmundo
Gendler, consideraron que por el paso del tiempo la acusación contra el
actor está prescripta. Pero se preocuparon por aclarar que el actor
sabía que estaba comprando la camioneta en forma irregular.
“Debe descartarse bajo todo punto de vista la buena fe de la
compra”, apuntaron los jueces. Y advirtieron que el actor “tuvo una
actitud claramente responsable”.
Lo que leí y me llamó la atención en la entrevista de Brando, es
su convocatoria a una reconciliación. Y disculpe si le digo que soy yo
la que me gustaría que explicara que significa para usted
“reconciliación” (no se sienta presionado o intimidado, si prefiere no
hacerlo está en todo su derecho). Porque no vivimos en un país niño,
como ha dicho usted y es el título de la nota de la revista Brando, sino
en un país democrático donde cada uno es libre de decir lo que se le de
la gana, y le aclaro que me encanta vivir así y no como lo hicimos
durante los años de la dictadura. Por eso, ¿Cómo llamaría usted a un
país donde nadie hablaba excepto las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo?
Si este es un país niño, ¿aquel qué sería, un país in vitro?
Sigamos con el tema de la reconciliación. Me interesa saber a
que qué se refiere. ¿A los juicios de lesa humanidad? Porque ha habido
alguna jerarquía eclesiástica que se ha referido a terminar con los
juicios por la memoria, verdad y justicia utilizando justamente el
término “reconciliación”. O tal vez usted se refiera a que me reconcilie
con quienes me desean la muerte, festejan la de Néstor o les gustaría
destituirme. ¿No sería mejor pedir que cesen los insultos, las
agresiones, los golpes a periodistas o la falta de respeto a la voluntad
popular?
La palabra “reconciliación” goza de múltiples acepciones. ¿Con
quiénes deberíamos reconciliarnos? Porque créame, no estoy peleada con
nadie, aunque sí es público y claro que existen diferencias de
pensamiento con respecto a nuestro proyecto de país, políticas públicas,
la memoria, verdad y justicia… y eso es vivir en un país democrático.
No ponerse de acuerdo también es un derecho, como lo es resolver de
acuerdo a la voluntad y responsabilidad que el voto popular le ha
asignado a cada uno, sin la menor soberbia, simplemente con la
responsabilidad que me otorga la Constitución Nacional.
Usted define que el problema de nuestro país es la falta de
“tolerancia”. Hubo un tiempo en que yo usaba esa palabra, sin embargo me
di cuenta de que la significación de tolerar, era algo así como que te
aguanto porque no me queda otro remedio, entonces decidí cambiarla por
“aceptación”. Aceptar al otro, al diferente, al que piensa y actúa
diferente. Piénselo, es más positivo que tolerar.
¿Recuerda usted algún otro momento del país con tanta libertad,
libertad de palabra, de pensamiento y de acción?¿Recuerda usted que se
haya tratado a un Presidente de la Nación como se me trata a mi desde
medios, dirigencia opositora, etc.? No crea que me molesta, yo he vivido
cuando era joven otro país que era el que cantaba Charly cuando decía
“Los que están en los diarios pueden desaparecer, los que están en la
radio pueden desaparecer, los amigos del barrio pueden desaparecer, pero
los dinosaurios van a desaparecer”. Afortunadamente ya no estamos en
esa etapa del país, aunque algunos dinosaurios resisten, atacan, impiden
y algunas cosas peores. Estoy segura de que a usted los dinosaurios
tampoco le gustan.
No lo distraigo más. Usted se preguntará y esta mujer, con todo
lo que tiene que hacer, se ocupa de escribirme… Y debo reconocer que soy
un poco cholula y usted es uno de mis actores preferidos. Hoy es sábado
5 de enero, víspera de Reyes, estoy en El Calafate, leí los diarios y
me pregunté, por qué no explicarle a Ricardo Darín, algo que lo tiene
tan preocupado.
Con todo mi respeto y admiración.
Cristina Fernández de Kirchner
Presidenta de la Nación Argentina
P.D.: Podría haberle contado también como se encontraba nuestro
país en mayo de 2003 cuando Néstor Kirchner asumió con apenas el 22% de
los votos, pero como nunca lo había escuchado hacer declaraciones
políticas antes, en su extensa y exitosa trayectoria, supongo que debía
estar más de acuerdo con el otro país que con este. No lo tome como
reproche, está en todo su derecho. Ah! Me dijeron que su nueva película,
un thriller (le aclaro que me encantan), es muy buena y desde ya me
atrevo a recomendarla. Atentamente y con la misma consideración de
siempre.”
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