31 DE JULIO DE 1941.
ASALTO AEREO A PUERTO BOLIVAR
El siguiente es un reportaje que la revista peruana "CARETAS" Nº 1375 de agosto de 1995 dedica a los valientes soldados peruanos que protagonizaron la hazaña, la primera en toda América, de tomar por asalto aéreo una ciudad enemiga.
Vale recordar ese hecho, hoy que la frontera norte ha sido demarcada por completo, esperando que la paz definitiva y la sensatez se imponga en el país vecino.
"El primer lanzamiento de un paracaídas peruano fue de carácter experimental. En 1920, desde una altura de dos mil metros, se soltó un muñeco relleno de arena atado a un paracaídas de tocuyo. El paracaidismo militar se desarrollaría
en los veinte años siguientes, teniendo como máximo esplendor el asalto a Puerto Bolivar, en Ecuador."
Héroe Nacional del Perú. Suboficial de 1ª CAP Antonio Brandariz Ulloa
"Cuando mi oficial me informó que iría a una misión suicida, sólo atiné a sacar el dinero que tenía en mis bolsillos" (ganaba 110 soles). "Entrégueselo a mi señora", dijo el suboficial de 1ª CAP Antonio Brandariz Ulloa.
"El uniforme azul luís del Técnico Supervisor FAP Antonio Brandariz Ulloa, de 78 años de edad, parece un cielo estrellado. Está lleno de insignias, alas y medallas fulgurantes. Son las condecoraciones que recibió este técnico experto en armas luego de la valerosa acción que protagonizara en el conflicto de 1941, junto a los suboficiales de 2ª Carlos Raffo García y de 3ª Armando Orozco Falla".
Antonio Brandariz vive provisoriamente en un departamento ubicado en el conjunto habitacional para técnicos y suboficiales de la FAP, en San Roque. Por su parte, Carlos Raffo García, de 84 años, vive en una pequeña habitación con baño propio -también de carácter provisorio- en el local barranquino de la Asociación Mutualista de Técnicos y Suboficiales. Sobre su cama se ve un retrato de Manuel Polo Jiménez, héroe de la suboficialidad, y otro del capitán FAP José Abelardo Quiñones Gonzales, paradigma FAP y cuya nave estuvo a cargo del propio Raffo, que se desempeñaba como mecánico de aviones. Parte de la casona donde está Raffo sirve de local para fiestas, pero al héroe no le molesta mucho el ruido. Usa audífonos. El tercero de la trilogía, Armando Orozco Falla, murió en 1981, y está considerado como un "personaje inolvidable" dentro de la suboficialidad FAP.
Héroe nacional del Perú. Técnico Supervisor FAP, Carlos Raffo García, él es uno de los tres paracaidistas que cayó sobre tierra ecuatoriana
Héroe nacional del Perú. Técnico Supervisor FAP Armando Orozco Falla. Entre los tres hicieron realidad lo que nadie hasta entonces había hecho en América.
Por ley 16126 se les reconoce como héroes nacionales. Y en la actualidad (a la fecha que se publico el artículo) son tratados como héroes vivientes. Asisten puntualmente a las ceremonias oficiales de la Fuerza Aérea del Perú y sirven de vivo ejemplo a los jóvenes aguiluchos.
LOS HECHOS
Hasta esa fecha, 1941, el paracaídas sólo se había utilizado bélicamente en dos oportunidades, apenas meses antes. Había sido cuando los alemanes descendieron en Creta y cuando los rusos hicieron lo propio en Finlandia, durante la segunda Guerra Mundial. En América, los estadounidenses lo habían utilizado en la primera gran guerra, pero sólo para lanzar pertrechos. En América nunca se había visto caer guerreros del aire.
Grupo de paracaidistas de la base aérea de Chiclayo que ejecutaron el primer salto grupal de exhibición en 1940. El avión peruano es un Caproni Ca.111 conocido por "Pancho". De izquierda a derecha: Néstor Madalengoitia, Antonio Brandáriz, Ricardo Colmenares, Luis Alferano, el capitán David Roca, el alférez José Quiñones, Carlos Raffo y Oscar Alamo. Dos de ellos serían los elegidos para tomar por asalto aéreo Puerto Bolívar.
Era el 31 de julio de 1941. Ocho días antes el teniente José Quiñones se había inmolado, estrellado su avión en un puesto de artillería enemigo. Esa mañana, durante su vuelo de inspección, el comandante César Alvarez vio cinco vagones de ferrocarril repletos de armas y una inusual movilización en puerto Bolívar.
De regreso a la base de Tumbes avisó al Estado Mayor, quien ordenó la inmediata toma del estratégico puerto.
Se necesitaba una flotilla de aviones para "ablandar" el terreno, siete audaces que llegarían por tierra, y tres más que descenderían en paracaídas, lo cual en ese entonces lindaba en lo experimental. Brandariz, a sus 23 años, era un experto en armas; Raffo, de 28, mecánico del avión de Quiñones, quería seguir luchando por la memoria de su piloto caído. Ambos habían demostrado su pericia un año antes en el primer salto masivo ejecutado en Chiclayo. El tercero sería Orozco, de apenas 19 años, quien le dijo a Brandariz: "Mi suboficial: si usted va, yo voy". Orozco nunca había saltado en paracaídas. Se completaba así la trilogía que debía saltar al vacío desde un avión Caproni.
El objetivo: tomar por asalto aéreo Puerto Bolívar.
A las 17:45 de la tarde los tres valerosos soldados cayeron del cielo armados cada uno con dos pistolas, un cuchillo, mapas del lugar y una linterna. Se trataba de la primera acción de comandos aerotransportados del continente.
Fotografía histórica: 31 de julio de 1941. El asalto aerotransportado peruano sobre Puerto Bolivar (Ecuador), primero en toda América ejecutándose.
"El traqueteo de las ametralladoras, el estampido de las bombas y el ronquido de los motores", según recuerda Raffo, "produjo el caos en la población". Los pescadores del lugar salieron despavoridos Brandariz cayó en la playa y su paracaídas lo arrastró a tierra firme. Raffo se estrelló en una construcción pero salió ileso. Y Orozco quedó colgando de unos postes. Superados los primeros inconvenientes, el trío, dando gritos que simularan una presencia cuantitativamente mayor y disparando sus armas logró reunirse. "Encontramos las ametralladoras alineadas en la costa", dice Brandariz, "porque ellos creían que el ataque iba a ser por mar. No fué así, los hombres cayeron del cielo. Así que tomamos las potentes armas y empezamos a disparar. Algunos heridos cayeron en el terreno pantanoso, y otros en el agua, atrayendo a los tiburones. Esos pobres hombres morían, defendiendo a su patria, como nosotros. Pero así es la guerra".
Cuando los soldados ecuatorianos habíanse rendido moralmente y huido a las afueras, llegó el destacamento de tierra, siete hombres perfectamente armados. Y el total de incursores se apertrechó, con las ametralladoras capturadas, en una construcción que permitía dominar el muelle. Empezó a anochecer.
Seria entre la una y dos de la mañana cuando notaron entre las sombras la presencia de unas embarcaciones. Los atrincherados no esperaron a que se acercaban demasiado, abriendo fuego todos a la vez. Unas dieron media vuelta y escaparon por el norte, y también hubo la que sucumbió ante las balas. En la oscuridad se oían los lamentos de los caídos al mar, infestado de tiburones.
Recién al tercer día se presentó en línea de batalla la cañonera Guardían Ríos. Eran refuerzos peruanos. Se consolidaba así la toma de Puerto Bolívar, que lucía una bandera peruana hecha en base a telas rojas y blancas unidas con alfileres. La bicolor flameaba en lo alto.
El recibimiento que se dio al pelotón de paracaidistas en Tumbes (Perú) fué lleno de júbilo. Con felicitación personal del presidente Manuel Prado. El pecho azul del uniforme de los suboficiales se llenó de brillantes condecoraciones. Eso fué entonces, hace 54 años, cuando un país entero los reconoció como héroes que eran y seguirán siendo."
Puerto Bolívar, pequeña población ubicada a 50 kilómetros dentro de territorio ecuatoriano y la estratégica salida al mar de la importante localidad de Machala, sitio ferrocarrilero de la Provincia de El Oro, al momento de su captura por paracaidistas peruanos en uno de los actos mas espectaculares de la guerra peruano-ecuatoriana en 1941. Hasta antes de esa acción solo los alemanes en Creta y los rusos en Finlandia realizaron lanzamiento de paracaidistas.
Foto del Puerto Bolívar completamente abandonado después de la captura por medio de paracaidistas del CAP - 31 de Julio de 1941. (Enciclopedia Aeronáutica del Perú, Tomo VI, Copyright By Instituto de Estudios Históricos y Aeroespaciales del Perú).
Fotografía de Puerto Bolívar en 1941 luego de su captura. Pueden verse claramente los vagones del ferrocarril en el muelle y que el enemigo ecuatoriano fue incapaz de arrojar al mar. Sobre esto, en la pagina Nº 20 del libro "Tragedia ecuatoriana y sus responsables" de 1945 de Julio Santamaría, se lee lo siguiente: "...y no había necesidad de usar la dinamita sino realizar lo que insinuó al Coronel Rodríguez, jefe de las fuerzas ecuatorianas, el mecánico Octavio Rojas: empujar al agua los carros del ferrocarril cargados de parque insinuación que rechazo ese jefe atolondrado...".
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