La Divina Tentación:
Somos el encuento
de dos tiernos mares,
de tiempos y azares,
de noches perpetuas.
Ven, cierra tus ojos ,
ven, abre los labios,
ven, con tus aromas
dicha y desagravios.
Y en cuanto agitas
tu aliento en el mío
mis manos traviezas
sugetan el brío,
el corcoveo, el vilo,
de tus senos tibios .
Mientras mas abajo
de tu monte de Venus
húmeda palpita
tu gana infinita.
Ay ! como se alteran
todos los pudores,
como se trastocan
las fieles virtudes,
Y las impudicias
visten al decoro
sin fatuas aldabas
o vacuos blazones.
Y vuelan las sábanas
en trizas risueñas,
mi viril entrega
tu acuosidad encierra,
Entre ayes sin nombre
y quejidos sin quejas
en galope imparable
la simiente se asoma.
Y tu embrujo me toma
madurado de esperas,
y tu grito y mi grito
arañando silencios
nos elevan a cielos
dibujando centellas.
Y al final de este vuelo
tan fugaz e infinito,
nos sorprenden los sueños
en la dicha enredados
Y me pides un beso
y me dices que me amas
y me tientas, me emvuelves
y me das tu manzana.
¡este santo descaro
esta bella indecencia,
este casto pecado
esta impura inocencia!.
Con esta forma de amar
no hace falta indulgencias,
será un gozo aguantar
la indolencia sin par
la mas cruel penitencia.
©homero oyarce
San Jose california 13 de mayo 2013.
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