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14 may 2013

ELIDIO ESPINOZA UN POLICIA BRAVO.

¿Qué pasa con la fiscalía? - Antuca Ganoza

¿Qué pasa con el Ministerio Público, organismo institucional
controlado por la fiscalía? Es la pregunta que nos hacemos, estupefactos, cuando ciertos fiscales piden cadena perpetua para policías que, cumpliendo con su deber y arriesgando la vida, se enfrentaron al mundo del hampa y en medio del fuego cruzado murieron los delincuentes.

La fiscalía debería estar al servicio de la sociedad, pero ciertos jueces y fiscales de casi nula profesionalización y atrapados dentro de una organización poco racional, se coluden con el caos interno y en vez de administrar justicia, procesan alarmantes niveles de injusticia.

La fiscalía provincial conduce desde el inicio la investigación del delito y la Policía Nacional está obligada a cumplir los mandatos del Ministerio Público. Pero al carecer el Perú de un Ministerio Público organizado, moderno y eficiente, que brinde servicios de alta calidad a la sociedad, aplicando una cultura humanista de sólidos valores morales y elevada mística, el accionar de la Policía Nacional es juzgado por fiscales que no dudan en pedir penas absurdas que paralizan la iniciativa policial en resguardo de la seguridad ciudadana.

¿Cómo podemos exigir a la policía que actúe en favor de la sociedad si está permanentemente expuesta a ser juzgada y condenada por jueces de dudosa reputación?¿Quién nombra a los fiscales y a los jueces y bajo qué criterio se evalúan las condiciones humanas, intelectuales y profesionales de los ciudadanos que van a administrar justicia? Porque la posibilidad de perder la libertad a causa de la acusación innoble de un fiscal inmoral es absolutamente inaceptable.

El coronel (r) Elidio Espinoza Quispe se ganó el aprecio y la gratitud de los trujillanos y, pese a ello, está otra vez en el banquillo de los acusados junto a nueve valerosos policías que lo acompañaron la noche del 27 de octubre del 2007, cuando se enfrentaron a delincuentes que estaban armados.

Esperamos que el Ministerio Público dé señales de racionalidad a fin de que los peruanos podamos confiar nuevamente en la administración de justicia y, finalmente, vivir seguros en una ciudad como Trujillo que alguna vez fue tranquila.
¿Qué pasa con la fiscalía? - Antuca Ganoza

¿Qué pasa con el Ministerio Público, organismo institucional
controlado por la fiscalía? Es la pregunta que nos hacemos, estupefactos, cuando ciertos fiscales piden cadena perpetua para policías que, cumpliendo con su deber y arriesgando la vida, se enfrentaron al mundo del hampa y en medio del fuego cruzado murieron los delincuentes.

La fiscalía debería estar al servicio de la sociedad, pero ciertos jueces y fiscales de casi nula profesionalización y atrapados dentro de una organización poco racional, se coluden con el caos interno y en vez de administrar justicia, procesan alarmantes niveles de injusticia.

La fiscalía provincial conduce desde el inicio la investigación del delito y la Policía Nacional está obligada a cumplir los mandatos del Ministerio Público. Pero al carecer el Perú de un Ministerio Público organizado, moderno y eficiente, que brinde servicios de alta calidad a la sociedad, aplicando una cultura humanista de sólidos valores morales y elevada mística, el accionar de la Policía Nacional es juzgado por fiscales que no dudan en pedir penas absurdas que paralizan la iniciativa policial en resguardo de la seguridad ciudadana.

¿Cómo podemos exigir a la policía que actúe en favor de la sociedad si está permanentemente expuesta a ser juzgada y condenada por jueces de dudosa reputación?¿Quién nombra a los fiscales y a los jueces y bajo qué criterio se evalúan las condiciones humanas, intelectuales y profesionales de los ciudadanos que van a administrar justicia? Porque la posibilidad de perder la libertad a causa de la acusación innoble de un fiscal inmoral es absolutamente inaceptable.

El coronel (r) Elidio Espinoza Quispe se ganó el aprecio y la gratitud de los trujillanos y, pese a ello, está otra vez en el banquillo de los acusados junto a nueve valerosos policías que lo acompañaron la noche del 27 de octubre del 2007, cuando se enfrentaron a delincuentes que estaban armados.

Esperamos que el Ministerio Público dé señales de racionalidad a fin de que los peruanos podamos confiar nuevamente en la administración de justicia y, finalmente, vivir seguros en una ciudad como Trujillo que alguna vez fue tranquila.

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