VIDA Y EXISTENCIA
José Borrás Tortosa, discipulo de Felipe de Torres Del Solar.
Naturopata superioR Consejero Higuienista Dietetico Antroponomo Vitacultor
4.- MINERAL.
Vivir y existir no son términos sinónimos, aunque puedan emplearse alguna vez como tales: todo
cuanto vive, existe, pero no todo cuanto existe, vive. Un mineral
existe, pero no lo sabe; no se da cuenta de ello. Llamamos vida a cuanto
está dotado de movimiento autónomo, no gobernado desde fuera, sobre
todo si esta autonomía está organizada de modo jerárquico, esto es,
cuenta con sistemas, aparatos, tejidos, órganos, células, orgánulos. No
denominamos vivientes a las estructuras menos jerarquizadas o
infinitamente pequeñas para nuestros animales medios sensoriales de
percepción indirecta. En rigor no hay materia sin vida ya que también
átomos y partículas subatómicas obedecen a un gobierno interior, central
y no a una movilización ajena, externa. La diferencia fundamental entre
ambos conceptos no debe ser absoluta, sino, más bien, relativa al grado
de proximidad entre el polo del existir y el de vivir; el de la anodina
existencia de un comienzo de evolución y el de la plenitud de vida del
final material de evolución, antes de la ruptura de nivel, por
superación, a una identidad incorpórea, angélica, espiritual.
5.- BIONTE.
Un
vegetal, un animal y un hombre, existen y además, viven: Se dan cuenta
de su ser individual o corporal y lo distinguen de los demás cuerpos o
seres, en un grado mayor o menor de distinción y selectividad.
6.- INSTINTO CELULAR.
Las
células del vegetal, aunque en magnitud ínfima comparada con la del
hombre, tienen mayor grado de consciencia (no confundir con
“conciencia”), esto es, del darse cuenta de sus necesidades y
satisfacciones, que los órganos vegetales que ellas integran y sirven a
su especialización, y que el individuo o planta, o ejemplar (como
prefiera nombrarse) integrado por la corporatividad de dichos órganos.
7.-INSTINTO METAZOO.
El
individuo animal, por el contrario, tiene poder para distinguir entre
su propio cuerpo y el de los demás, con todo el resto del medio
circundante, con un nivel de consciencia más elevado que el de
cualquiera de sus órganos o células (con la reserva de fisiología
vegetativa de celenterados. En los celomados, el alma animal del
ejemplar mantiene a nivel inferior, subconciente, polarmente opuesto, el
ánima orgánica o visceral y las celulares.
8.- OPERACIÓN MARIPOSA.
Las
batallas de la vida en la tierra culminan con el éxito de la “Operación
Mariposa”. Llamamos así al feliz resultado de la transformación del
hombre-bestia en hombre espiritual; algo así como la transformación de
la oruga en mariposa si consigue no quedar destruída en la fase
indefensa y minusvalente de crisálida. Esto representa la dura y difícil
prueba del tránsito desde el instinto decreciente hasta la intuición
creciente. Si se libera de la bestialidad por el control del imperio de
los deseos y la revisión de la falsa instrucción y educación recibidas
en nombre de una civilización corrompida hasta el tuétano (como las
precedentes que fenecieron), la persona humana, con alma racional,
alcanza el más elevado nivel de consciencia (de darse cuenta, de sacar
la cabeza a flote del pantano de la estupidez). Este es el objetivo
óptimo de la Operación Mariposa en un ser dotado de cuerpo físico y
sujeto a principio y fin. Los griegos, tomando la imagen de más
antiguas filosofías y religiones, dieron al alma el nombre de “psique”,
es decir, “mariposa”.
9.- MACROCOSMOS Y MICROCOSMOS.
Vivir
es, pues, un grado diverso de “darse cuenta” del mundo externo, del
mundo interno (lo que pasa dentro del cuerpo y del alma) y de la
relación entre ambos.
10.- CICLO DE LO ANIMADO CONTRA LO INANIMADO.
La
vida induce movimiento, y el movimiento educe vida. La vida existe por
el movimiento; donde cesa el movimiento, cesa la vida. El movimiento
está sujeto a ritmo de aumento y de disminución: este conserva la vida;
para seguir viviendo hay que reducir la intensidad vital o detener
determinado aspecto del movimiento. Esto es el reposo. El reposo es
morir un poco para poder vivir luego mejor; es renunciar para poder
luego hacer más eficaz la acción; morir, no del todo (“non omis moriar”
no moriré del todo) para resucitar un poco después, como si se acabara
de nacer, con vigor, descansado.
11.- VIVIFICACIÓN O REGENERACIÓN.
El
movimiento ordenado y coordinado en lo ecuménico, favorece la
superación de la vida. Libra de la condena física, que es la enfermedad;
de lo moral, que es la desdicha; de la mental, que es la ceguera del
embrutecimiento de los que se creen “listos” porque viven engañando a
los demás.
12.- MORTIFICACIÓN O DEGENERACIÓN.
Si la conducta
regenerante lleva a un esplendor cuyo resultado es que la vida merezca
la pena de ser vivida, la conducta opuesta, degenerante, conduce al
misérrimo estado en que no se sigue “viviendo”, como se figura la
víctima, sino que ya sólo es cuestión de ir muriendo poco a poco, en una
pena de muerte precedida de tormento. El movimiento desordenado e
incoordinado, propio del individuo egoísta, aumenta la degeneración del
cuerpo, y esta acelera la degradación de la vida.
José Borrás Tortosa
Discipulo deFelipede Torres del Solar
Antroponomo, Vitacultor, Consejero Higienista Dietetico, Naturopata Superior
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