Con la misma impunidad mediática con la que actúa, comenta, critica,
insulta y olvida, Alan García Pérez sueña con volver a presidir el Perú,
por tercera vez. Para tal fin dirige sus mensajes especialmente a los
peruanos más jóvenes, aquellos que no sufrieron la crisis económica de
su primer
gobierno ni formaron largas colas por un kilo de arroz o por
cinco panes.
No sufrieron tampoco la debacle de la deuda externa, la brutal alza de
precios con dos millones por ciento de inflación acumulada, ni
apreciaron la temporal nacionalización de la banca, que resultó pura
demagogia y un fracaso más de su libreto heterodoxo dictado por
Carbonetto. Tampoco saben del silencio de García frente a la crisis
venezolana de los ochenta que derivó en la expulsión de Carlos Andrés
Pérez, su compadre espiritual, quien al frente del gobierno quiso
aplastar el ‘Caracazo’ con brutal violencia, dejando un resultado de 300
muertos y más de 2 000 desaparecidos.
Todo esto puede ser una pintura surrealista sobre el Perú de los años de
García, sumando los muertos y heridos del ‘Baguazo’ como corolario de
su teoría de “El perro del hortelano”, los ‘narcoindultos’, los faenones
con los ‘petroaudios’, la construcción sobrevalorizada de un puñado de
colegios emblemáticos, entre otros casos de corrupción investigados por
la Megacomisión. Pero muy pocos han reparado en el tremendo daño que se
hizo a nuestro país en el campo militar.
El Perú, gracias a Alan García, perdió su capacidad disuasiva y
defensiva de las Fuerzas Armadas durante su primer gobierno (1985-1990) y
en adelante, al reducir la flota de aviones de guerra.
Según el libro titulado “Pájaros de alto vuelo”, de Carlos Malpica, en
1985 García habría hecho contacto con el traficante de armas libanés
Abdul Rahman el Assir, quien habría sido el intermediario en la reventa
de estos 14 Mirage a países árabes con una utilidad de muchos millones
de dólares. Esta es la historia.
EL PEDIDO INICIAL DE FERNANDO BELAUNDE
A solicitud de la Fuerza Aérea y para mantener la capacidad operativa de
la aviación, el presidente Fernando Belaunde dispone la adquisición de
26 aviones Mirage 2000-P/DP de la empresa francesa Dassault Aviation,
mediante los contratos denominados Júpiter I y Júpiter II. En ese
entonces el Perú enfrentaba situaciones de riesgo internas y externas,
especialmente con Ecuador, lo cual se agravaría años más tarde.
Antes del cambio de gobierno y del ingreso de Alan García a la
presidencia, llegaron los dos primeros Mirage 2000, recibidos por la
Fuerza Aérea como un histórico acontecimiento.
EL ARGUMENTO DE LA PAZ
Sin embargo, vendría García a terminar esta historia y empezar otra. En
su discurso del 28 de julio de 1985, al asumir la presidencia de la
República, anuncia que el Perú solo iba a ad¬quirir 12 Mirage 2000 de
los 26 adquiridos por el gobierno de Belaunde. Sus palabras retumbaron
en Palacio: “Anuncio a los pueblos del mundo nuestra decisión de reducir
sustancial¬mente las compras de material bélico, comenzando por el
recorte del núme¬ro de aviones Mirage, cuya compra ac¬tualmente está en
trámite”.
Muchos de los presentes en el acto aplaudieron y confiaron en que era un
acto heroico de García como una muestra por la paz. La verdad se
abriría paso tiempo después, cuando se supo que los 12 Mirage (diez
monoplaza y dos biplaza), que formaban ahora parte del contrato Júpiter
IV, llegaban sin el armamento correspondiente y que los 14 restantes
serían revendidos con la intervención del traficante de armas libanés
Abdul Rahman el Assir.
CONTACTO EN MARRUECOS
Las negociaciones con Abdul Rahman el Assir habrían comenzado meses
antes de asumir el poder, cuando en junio de 1985 El Assir traslada en
jet privado al joven Alan García hasta Marrue¬cos, supuestamente para
expresarle su interés en invertir en pesca y en los fosfa¬tos de
Bayóvar, en Piura, de acuerdo al testimonio del senador de Izquierda
Unida Carlos Malpica Silva Santisteban en su libro póstumo “Pájaros de
alto vuelo”.
García encontró la salida legal en base al contrato que permitía al Perú
decidir sobre el destino de los 14 aviones que dejaba de comprar, hecho
que contó con el aval de los gobiernos peruano y francés y el amén de
los fabricantes. El vendedor de armas Abdul Rahman el Assir vendió los
14 Mirage 2000 a varios países árabes, a precios exorbitantes.
Para esta vergonzante operación, Alan García conformó un equipo de
trabajo con el empresario televisivo y compadre espiritual Héctor
Delgado Parker (ya fallecido) y otros conocidos funcionarios del
Ministerio de Economía y Finanzas.
Lo cierto es que el Perú perdió la oportunidad de contar con una Fuerza
Aérea debidamente equipada para defender al país de las amenazas
externas. Tal como ocurrió en el conflicto con Ecuador, los Mirage
prácticamente no le sirvieron al Perú.
Pero no contento con eso y después de las diversas publicaciones que
cuestionaban esta operación, en su segundo gobierno (2006-2011) dispone
el “mantenimiento” de los 12 Mirage por US$140 millones. Un gasto que no
sirvió para nada porque persistía el defecto de origen, que los Mirage
2000 no contaban con el armamento, y además resulta más que evidente la
antigüedad tecnológica de los aviones. Se mandó a reparar los 12 Mirage,
pero solo seis están operativos.
Y una perla más de esta historia. Se habría ordenado silenciar un
extraño accidente que significó la pérdida de la unidad N°60 de los
Mirage 2000. En efecto, el 5 de julio del año 2011 se produjo un
accidente –por razones indeterminadas– en la Base Aérea de La Joya que
dañó la referida unidad, dejándola inoperativa.
Este accidente no fue informado a la Comisión de Transferencia del
Gobierno ni a las actuales autoridades. El hecho ha sido reportado
recientemente, a raíz del análisis de la situación operativa de la
Fuerza Aérea.
LOS MIRAGE AHORA
Las naves resultan tecnológicamente desfasadas y ponerlas a la altura de
las necesidades demandaría más de 1 216 millones de dólares o unos 882
millones de euros, con el agravante de que la fábrica francesa ha dejado
de producir los Mirage desde el año 2007. Al respecto, el gobierno
francés y la empresa están ofreciendo ahora unidades reparadas y
totalmente equipadas a US$80 millones cada una.
LA EXIGENCIA DE PEDRO CATERIANO
Respecto a este tema, dentro del marco del fallo de la Corte
Internacional de Justicia de La Haya, el ministro de Defensa tuvo que
expresar su preocupación sobre la situación de los Mirage 2000 y pedir
cuentas al comando de la Fuerza Aérea. La situación encontrada ha sido
más que preocupante, a tal punto que hasta en tres oportunidades se ha
dirigido al contralor general de la República, Fuad Khoury Zarzar, dando
cuenta del gasto innecesario de US$140 millones hecho por la gestión de
García en la ‘reparación’ de los Mirage y del accidente en el que
perdimos una de esas unidades.
Khoury guarda silencio en todos los idiomas y guarda los documentos bajo siete llaves
1 comentario:
SORPRENDENTE!!
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