Es trujillano y se calcula que al menos tiene
300 asesinatos en su haber, algunos que ordenó y otros que ejecutó. Su
lista negra incluye niños y ancianos, familiares de empresarios
extorsionados. Ha escapado de penales en Bolivia, Chile y Perú y ha
robado hasta el nombre que tiene en su DNI. Su criminalidad ha sido
forjada desde la niñez y habría acumulado varias decenas de millones de
dólares. Su fiereza no llegó a la capital, salvo por las noticias; pero
en el norte del país (Chiclayo, Piura y Tumbes) su nombre presagia la
muerte o algo mucho peor.
ESCRIBE: RAMÓN ESPEJO
Hola. Buenos días para mí y muy malos
para ti.
Habla el Viejo Paco y te llamo para decirte que hoy te vas a
morir”, le dice Román León Arévalo a quien tuvo el desatino de negarse
de alguna manera a sus requerimientos. El incauto se entera pocas horas
después que esa lapidaria frase no era una broma, pues entra en acción
el ala de aniquilamiento del más sólido imperio criminal de nuestra
historia: La Gran Familia.
Todos los empresarios de la
construcción, comercio y transporte en el norte del País saben
perfectamente quién es el ‘Viejo Paco’ porque lo han sufrido. Igual lo
conocen policías, periodistas, fiscales y jueces, a quienes soborna o
mata. La amenaza, intimidación y extorsión son solo la cara menos
salvaje de una carta de presentación que podría culminar en asesinato.
Cuatro balas en el pecho y dos en la cabeza, como mínimo. Ese era el
sello de los sicarios de La Gran Familia. Exigían fuertes sumas de
dinero a cambio de una supuesta protección por una situación que ellos
mismos generaban. De no aceptar la protección, sencillamente eran
eliminados.
“Ah, ¿no quieres trabajar conmigo? No te
preocupes, te dejo mi número. En dos horas me vas a llamar”, le decía
el ‘Viejo Paco’ a un ingeniero de obra y se retiraba tranquilo. En pocos
minutos la hija del ingeniero era secuestrada en su colegio y este
cumplía la terrible predicción que oyó minutos antes: llamaba de
inmediato al ‘Viejo Paco’ que ahora le exigía el doble de dinero. “Así
era el ‘Papi’”, nos cuentan dos miembros de la organización que se
encuentran recluidos.
‘Papi’ es la manera como le llamaban
dentro de la organización. A Maritza Díaz Huamán, su mujer, le decían
‘La Mami’. El trato era cariñoso para ellos, pero hacia afuera el
‘Viejo Paco’ tenía un trato déspota, prepotente y arrogante. Con
habilidad política y un discurso de hermandad, igualdad y reparto justo
del botín, consiguió que lo sigan con una mística increíble. “Podría
haber dado la vida por él. Todos nosotros veíamos un dios en él, un
padre. Su ranking delictivo, su sangre fría y los ‘fríos’
(asesinados) que tiene así lo mandaban”, nos dice el criminal que le
cuidaba las espaldas.
No era el único. Todos adoraban al
‘Papi’. Su casa estaba resguardada por siete personas: dos volantes a
los alrededores armados con fusiles AKM, dos en la puerta con
metralletas y tres dentro de la casa con pistolas automáticas. Las
armas se las compraban a la Policía, a remanentes terroristas y a
narcotraficantes. ‘Viejo Paco’ nunca andaba solo ni desarmado, vivía
rodeado de sus secuaces como Isaías Fernández, ‘Serrano Isaías’;
Segundo Salazar, ‘Kike Gavilán’; José Elver, ‘Mango’; entre otros.
LOS ANTECEDENTES PESAN
Es que ‘Viejo Paco’ no solo era
respetado por ser el cabecilla de esta organización. Sus antecedentes
lo situaban en una posición privilegiada. Se hizo criminal desde muy
joven. Ha asaltado bancos, ha asesinado sin piedad, se ha “comido cana”
y ha fugado de penales como el de Picsi, saltando una pared mientras
sus carceleros jugaban fulbito. También se escapó de una cárcel en
Bolivia, donde asaltó un camión blindado de Prosegur y se apoderó de un
millón de dólares, dejando un civil y dos policías muertos en el camino.
Para borrar ese pasado obtuvo el DNI de
un difunto cuyo deceso no había sido registrado. Hasta eso robó: la
identidad al muerto. Se hizo llamar de ahí en adelante Aureliano Ángeles
Bonilla, firmando con ese nombre a su único hijo varón. Con nueva
identidad y los bolsillos llenos, reúne en Trujillo a los 11 avezados
hampones que dirigían diferentes bandas y les comunica sus ambiciosos
planes formando inicialmente la agrupación criminal “La última cena”.
ANTECEDENTES. En los archivos
policiales, figuran sus primeros y más feroces crímenes en el Perú y el
extranjero. Todos con el nombre de Román León Arévalo, aunque luego
cambió de identidad y se hace llamar Aureliano Ángeles Bonilla, con la
cual firmó a su único hijo varón.
“Vamos a llenarnos de plata. Aquí en el
norte la plata está botada. Solo hay que utilizar nuestra habilidad e
inteligencia y nadie nos va a parar, ni la Policía”, fueron las palabras
del ‘Viejo Paco’ frente a sus nuevos discípulos. Tiempo después,
motivados por el fraterno discurso de hermandad y familiaridad (“uno
para todos y todos para uno”) que transmitía Paco, lo eligen como líder y
le juran lealtad, decidiendo juntos la expansión territorial y
económica de sus fechorías. Entonces dejan el apelativo de “La última
cena” (ya eran más de 12) y pasan a ser “La Gran Familia”, desde el
verano del 2008, en una reunión algo ceremoniosa y festiva en la playa
trujillana de Huanchaco.
MODALIDADES DE INTIMIDACIÓN
Constituyendo esa federación de aliados
y a costa de sangrientos operativos encabezados por él, ‘Viejo Paco’
se convirtió en el semidiós inspirador de las más ingeniosamente
aterradoras prácticas de amedrentamiento. Desde llamadas telefónicas,
hasta envío de flores fúnebres, pasando por dejar sobres con balas o
granadas de guerra acompañando las fotos de los familiares, o ruidosas
motos que pasan por la casa de las futuras víctimas disparando ráfagas
de metralleta que destrozan puertas y ventanas.
Según un informe de inteligencia policial, al que Velaverde tuvo
un completo acceso y en exclusiva, La Gran Familia realizó operaciones
en cuatro rubros, claramente definidos: a través del Sindicato de
Trabajadores de la Región Lambayeque, se especializaron en la
extorsión, secuestro y asesinato de propietarios y administradores de
millonarias edificaciones privadas y gubernamentales, copándolos con su
propia gente para tener control desde adentro.
Incursionan también en el transporte
coaccionando a taxistas, transportistas interprovinciales y hasta
mototaxistas. Crean incluso sus propias empresas de transportes y
afilian a todos los taxistas de la ciudad, quienes deberían pagar cupos
diarios, semanales o mensuales. “Dábamos facilidades”, nos dice con
sorna un exintegrante. “Nadie se escapaba, nos repartíamos por zonas,
les poníamos stickers, y aquel que no se integraba y respetaba,
pues le quemábamos el carro, y a veces con el chofer adentro”, detalla
nuestro testigo.
Siguen las invasiones de terrenos que se
repartían entre los cabecillas luego de “negociar” con los dueños. El
tema era tan sencillo como criminal. Decidían tomar un terreno
cualquiera, lo llenaban de invasores, luego los empadronaban y les
cobraban cupos mensuales. “200 soles mensuales, por diez mil o quince
mil lotes, saca tu cuenta”, nos precisan. Pero a la vez, contactaban con
el verdadero dueño de la propiedad y, con violencia y mostrando
siempre las armas, le daban a elegir: vendía a precio ínfimo o pagaba
para desalojar el terreno. Cualquiera de las dos opciones. O se volvían
propietarios “legales” o simplemente eran una empresa informal de
seguridad que hacía su trabajo.
Finalmente, ejecutaban desalojos,
tomaban terrenos, empresas, construcciones y obligaban a sus víctimas a
contratarlas y pagarles por servicios y personal “fastasmas”.
Encontraban salidas “legales” a diferentes asesinatos realizados con
esas armas que, para terror de la ciudad y felicidad de ellos, portaban
con licencia.
UN CRIMEN (REALMENTE MUY) ORGANIZADO
Según la denuncia penal interpuesta ante la Dirincri en el 2012, a la que Velaverde tuvo acceso, así intentó el ‘Viejo Paco’ y su Gran Familia extorsionar a la empresa constructora Mirage S.A.C., de capitales americanos, la misma que denunció y colaboró con la captura del ya terrible delincuente y los cabecillas de su organización criminal.
MIRAGE S.A.C. DEBÍA PAGAR POR:
CUPO POR DERECHO PARA CONSTRUIR: S/. 1.560.000,00 (un millón quinientos sesenta mil nuevos soles), suma equivalente al 3% del costo total (S/. 52.000.000,00) de la obra de construcción en Chiclayo.
SEGURIDAD O “CHALEQUEO”:
S/. 10.000,00 mensuales.
CUOTA SINDICAL: 10 soles por trabajador y por cada semana. Considerando que Mirage tenía 200 trabajadores, debía aportar a las arcas del ‘Viejo Paco’ la suma de 8 mil soles mensuales.
TRABAJADORES FANTASMA (categoría Operarios): La Gran Familia obliga a cada constructora a pagar por trabajadores que no existen (“empleados fantasma”), la suma de 2 mil soles por cada uno. Esto suma otros S/. 16.000,00 mensuales para Paco.
COMPRARON FISCALES, POLICÍAS Y PRENSA
El nivel de organización de esta banda
era tal que podría pasar por una eficaz empresa. Esa tranquilidad para
delinquir se las brindaba el brazo legal que tenían muy bien montado a
cargo de Orlando ‘Chacho’ Palomino, un expolicía y abogado con todos
los contactos necesarios para matar, extorsionar, asaltar y secuestrar
“librando” con tranquilidad la cana.
Tenían también un aparato de prensa que
se encargaba de desinformar a la opinión pública y aparecer en los
medios como defensores de los derechos laborales. Trabajaron con
fiscales y con la Policía de su lado, donde se incluyen a altas
autoridades policiales de la región Chiclayo. Incluso se asegura que
todavía estas autoridades reciben dinero de la organización.
En su momento, la fuerza del ‘Viejo
Paco’ fue tal que logró unir bajo su dirección a todo el norte delictivo
del país. Monopolizó el crimen. Todo negocio por pequeño que sea tenía
que dejar su cupo. “Si te robabas una gallina tenías que pedirle permiso
al ‘Papi’ y, de esa gallina, tenías que darle aunque sea un ala para
que se haga un abanico”, nos cuentan los miembros de la banda.
ASESINATO DE SU PROPIA GENTE
La fama de La Gran Familia iba en
aumento tanto como los cadáveres que dejaba a su paso. Pero cuanto más
sólida se hacía, el ‘Viejo Paco’ se volvía más paranoico. Seleccionaba a
gente de su entorno que podría ser capaz de matarlo y ordenaba
eliminarlo. Es así que asesina a Richard Tandazo, ‘Sarry’, a una cuadra
de Radio Patrulla, en Chiclayo. Según un testimonio recibido por Velaverde,
Paco sobornó al jefe local de la Policía para cometer este y otros
crímenes. “Le dieron 120 mil soles para que no haya ningún patrullero
cerca. En ese momento se ordenó un repentino operativo fuera de la
ciudad y ya lo pudimos matar tranquilos”, nos detalla nuestra fuente.
‘Sarry’ no fue el único, ni el último,
ni el primero. ‘Viejo Paco’ comenzó una carrera por eliminar a todo
aquel que le haga sombra. Comenzó a matar a su propia gente. A ‘Trompudo
Falla’ lo sacaron de su casa delante de su familia, lo metieron a su
carro y lo quemaron vivo. Era un delincuente menor, pero se había
quedado con un billete de la banda.
“En una oportunidad, a un trujillano
que vino por un trabajo le metió un balazo en la cabeza por sentarse
donde no le correspondía, el asiento delantero del carro. Lo dejó
tirado en la calle y seguimos nuestro camino”, nos cuenta el presidiario
y continúa. “Al final el ‘Viejo’ se maleó, se volvió angurriento. Ya no
repartía el botín parejo como al inicio. Si ganaba 100 mil soles, decía
que eran 10 mil. La gente comenzó a incomodarse, pero siempre fiel,
seguíamos adelante con la organización. Como una camiseta a la cual
defender hasta la muerte”, afirma.
CIFRAS DE LA INVESTIGACIÓN
Según el informe policial, La Gran
Familia acumuló más de 50 millones de soles en 8 años de gloria,
llegando a copar el 80% de territorio en Lambayeque (con sus tres
provincias: Chiclayo, Lambayeque y Ferreñafe) y expandiéndose a otras
zonas como Tumbes y Piura. El ‘Viejo Paco’ compró casas que puso a
nombre de sus hijos, empresas de transporte que manejaba su mujer y
hasta dos hoteles en Ecuador a nombre de la esposa de Robinson Maguin
Castro, ‘Taita’. Más de 300 muertos suman sus crímenes.
¿EL FIN DEL ‘VIEJO PACO’?
Román León Arévalo enfrenta procesos por
secuestro, extorsión, robo agravado y homicidio calificado desde el
penal de Challapalca, en Puno. Es considerado un reo de altísima
peligrosidad y llevará su juicio desde su celda, a través de
videoconferencia, pues las autoridades temen que sea liberado por sus
secuaces, que son más jóvenes y sanguinarios.
Informes de inteligencia policial
aseguran que sus cómplices en libertad, en estrecha coordinación con
los cabecillas que han sido detenidos y con su esposa presa en Santa
Mónica, están reagrupándose en Chiclayo. Están corrigiendo también los
errores cometidos y reforzando su brazo legal.
FOTO: DIARIO LA REPÚBLICA
La Gran Familia es presentada en Lima luego de su captura. Cayeron 16 miembros.
Como vemos, lejos de habernos librado
de esta lacra, hoy sufrimos una nueva y más salvaje ola de violencia que
renace en el norte del país y que se hace llamar, terroríficamente, “La
Nueva Gran Familia”.
LA POLICÍA NO PUDO CON ÉL
“¡No me maten! ¡No me maten! Soy
empresario y tengo familia”, suplicó el ‘Viejo Paco’ mientras un
efectivo de la Policía Antisecuestros le encañonaba el rostro. A su
costado tenía una ametralladora Uzi y en el suelo yacía el cadáver
acribillado de ‘Serrano Isaías’, su sicario de confianza que intentó
disparar a sus captores. Fueron 16 los miembros capturados en aquella
oportunidad. Luego cayeron más.
Para vergüenza de nuestra Policía, esta
captura se debió más a un error cometido por el Viejo Paco y su gente
que a un paciente y arriesgado trabajo de los agentes del orden. A
mediados del 2012, integrantes de La Gran Familia intentaron
extorsionar a la constructora Mirage S.A.C., una empresa de capitales
extranjeros que decidió construir en Chiclayo y que se negó a ceder
ante los requerimientos de los delincuentes.
MARITZA: ‘LA MAMI’ DEL VIEJO PACO
Maritza Díaz, ‘La Mami’, era el cerebro y motor detrás del líder de la organización. De carácter muy fuerte era tan respetada y temida como el propio ‘Paco’. Incluso, él mismo le temía y dejaba que ella tome decisiones directas en la organización. Según las investigaciones, en varias ocasiones Maritza sacaba a cachetadas al ‘Viejo Paco’ cuando se encontraba tomando. Una vez llegó a golpearlo delante de toda la gavilla, cuando tuvo que llevar dinero hasta la gallera donde su esposo acababa de perder 70 mil soles en una apuesta. “Cuatro botellas le reventó”, aseguran.
Era dura y no entraba en vainas y tenía funciones puntuales dentro de la organización: se encargaba de la caja chica. Paco ordenaba matar a alguien o tomar un terreno y su esposa entregaba los viáticos. “Nos daba 10, 20, 50 mil soles, por ejemplo, dependiendo del trabajo por hacer, y nosotros le firmábamos el recibo, nos despedíamos con besito y nos deseaba suerte ‘La Mami’”, precisa nuestro informante.
También se asegura de que todos los integrantes de La Gran Familia “respeten” a sus esposas y sus propias familias. No permitía que sus delincuentes tengan amantes o hijos en la calle. Hacía de mediadora muchas veces cuando alguno tenía un problema marital y ahuyentaba a las chicas que merodeaban a sus sicarios. Si no le hacían caso, simplemente les retiraba su confianza y eso podía ser fatal.
Maritza Díaz había sido antes mujer de Fernando Ramos, ‘Facho’, procreando a Yesenia Ramos Díaz. ‘Facho’ y ‘Paco’ habían sido muy amigos y realizaron muchos atracos juntos. Luego del asalto a un banco, ‘Facho’ cayó preso, mientras que ‘Paco’ la libró. En libertad se acercó a Maritza y la hizo su mujer, quedando en claro que, efectivamente, “Paco no tiene bandera”. Luego de esa traición, los examigos se convirtieron en enemigos y se juraron muerte. “Cada vez que mato a uno, siempre veo el rostro de ‘Facho’”, decía siempre el sanguinario ‘Viejo Paco’.
“Yo, como estadounidense, no negocio ni
con delincuentes ni con terroristas. Prefiero cancelar el proyecto
antes que ceder a las extorsiones”, afirmó el neoyorquino Ray Slate,
director de Mirage Perú a El Comercio. El empresario optó por
contratar a su firma de seguridad, también americana, Police Security,
que se encargó de investigar a los extorsionadores para luego presentar
una denuncia en Lima. Se estima que esta operación costó 300 mil soles y
que duró tres meses aproximadamente.
¿EL CRIMEN NO PAGA? Madre e hijo
presos. Según información policial Maritza Díaz, ‘La Mami’, sigue
manejando los hilos de la organización desde el penal de Chorrillos.
Ángelo, hijo de ella con el ‘Viejo Paco’, también se comunica con los
nuevos integrantes.
Finalmente, el Viejo Paco fue detenido
en medio de una balacera en el poblado de La Esperanza donde realizaba
una reunión con los pobladores para el respectivo cobro de cupos por los
terrenos. Enmarrocado de manos y pies, fue presentado en Lima y
trasladado a Piedras Gordas desde donde continuó manejando “su negocio”
vía telefónica hasta que fue trasladado al penal de Puno. “Allá está
aislado y ya no puede mandar. Hay gente nueva que ya no quiere depender
de él o que le teme, entonces es mejor para ellos que esté incomunicado,
así se quedan con el negocio”, manifiestan los testigos.
Actualmente, y según la Policía, su
esposa Maritza ha asumido el control y toma las decisiones importantes
de la organización dando las directivas y recibiendo el dinero del
negocio.
Con el ‘Viejo Paco’ preso e
incomunicado, está lejana la idea de que la ola criminal desaparezca en
Chiclayo, pues nuevos delincuentes han tomado la posta y son más
“profesionales” y cuidadosos, así como también más sanguinarios y
despiadados. En este contexto aparece Robinson Castro Torres, alias el
‘Taita’. Actualmente, y en coordinación directa con Maritza Díaz (‘La
Mami’, esposa del ‘Viejo Paco’) y reclutando a decenas de jóvenes nuevos
sicarios y secuestradores han formado “La Nueva Gran Familia”.
Según inteligencia de la policía
‘Taita’ trabaja bajo la fachada de ser un próspero empresario hotelero
de Máncora, donde efectivamente posee un burdel muy concurrido. También
es dueño de la empresa de seguridad H&S que se encuentra operando en
todo el norte. Se ha asociado con Raúl Tello Pérez, quien domina la
cantera de Ferreñafe, un terreno de más de 20 mil hectáreas. Esta nueva
dupla ha desplazado a la que formaron ‘Chacho’ Palomino (quien fuera
asesor legal de la ahora Gran Familia) y ‘Kike Gavilán’ (seguridad
personal del ‘Viejo Paco’), quienes eran de alguna manera los llamados a
suceder a su líder preso y que ahora se encuentran perfil bajo, pues la
Policía los busca.
POLICÍA DE LA MANO CON SICARIOS Y EXTORSIONADORES.
En los últimos meses, en Chiclayo, un
grupo especial de policías –respaldado por el Ministerio Público–
realizó una investigación detallada respecto al accionar de los grupos
criminales (y también de malos policías, que incluyen altos mandos en
la región) en el norte del país; trabajo que tenía carácter de secreto.
No obstante, y debido a la corrupción policial, esta información
clasificada está en manos de los propios investigados, tal como lo ha
denunciado y lamentado la presidenta de la Junta de Fiscales Superiores
de Lambayeque, Carmen Miranda Vidaurre. “Es lamentable y preocupante
que un sindicato de construcción haya obtenido información reservada
para una investigación y la esté repartiendo, es un golpe bajo para los
que trabajan contra el crimen organizado; esto puede frustrar una
investigación y hacer que los investigados se fuguen y los testigos
sufran agresiones”, manifestó hace unos días.
Toda la información consignada en el
reportaje que publicamos en esta edición, en cada uno de sus extremos y
detalles, sobre el accionar de la organización criminal denominada La
Gran Familia, así como la conformación de su sucesora –la aún más
sanguinaria y especializada La Nueva Gran Familia– ha sido tomada de la
investigación policial y fiscal realizada en Chiclayo en los últimos
meses. Naturalmente, y como corresponde a la labor periodística, también
se contrastó con testimonios directos de integrantes y exintegrantes de
ese grupo a los que Velaverde contactó en exclusiva.
Asimismo, hemos reservado –por esta vez– información que implica a
altos mandos militares en varios crímenes.
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