Por : Juan Aguilar Davila
Continuando con la serie de escritos, presentamos otro; que ha nuestro modesto entender, por desgracia, cada dia cobra mas vigencia. pero a la vez constituye un pesado lastre, que impide revertir la actual situacion
EL COMPLEJO DE CREERNOS PREDESTINADOS
Uno de los mayores problemas que afronta el personal policial, es el de que unos cuantos de ellos; por el simple hecho de desempeñarse como “policías”, los hace creerse “mesiánicos” o
“predestinados”.
¡Discriminan aun a sus propios hermanos¡; ¡manifestando que son ellos los únicos y verdaderos “policías”¡ y qué ¡aquellos provenientes de las otras ex Instituciones “No, lo son”¡.
Esta reverenda tontería, que no resiste ningún tipo de análisis; hace que pese a que han transcurrido ya más de dos décadas de la llamada “unificación”; En lo que es hoy la Policía Nacional del Perú, no exista una verdadera cohesión o identidad uniforme, así como también ha sido causa para que se haya diluido lo que en el argot castrense se conoce como “Espíritu de Cuerpo”, que solidifica fuertemente a sus integrantes, unos con otros.
En el mencionado proceso de “unificación”, realizado, ahora lo sabemos, sin planificación coherente alguna y por lo tanto a la “guerra y/o troche y moche”.
Los problemas se solucionaban como se podía, según iban apareciendo; aun así se fuera, contra normas legales, técnicas o profesionales y lo que es peor aún, contra la razón y la sensatez que se debe guardar en tan delicado proceso.
Obteniéndose como consecuencia, lo único que podía dar como resultado, tan disparatados actos. ¡Un mamarracho¡ edificado sobre las bases de las conocidas “soluciones parche”.
Punto aparte de ser resaltado, fue la actitud genuflexa y totalmente pasiva de los Comandos Policiales, que se dejaron avasallar, aun en cuestiones técnico-profesionales; por “expertos” salidos de la nada. Imponiéndose la hasta hoy, subsistente política del “Chicheño”; aquí hubo solo rarísimas excepciones por parte del Generalato Policial, que no hizo, más que confirmar la regla.
Nunca, se puso como objetivo, ni se quiso hacernos entender (para lo cual debió; haberse empleado previamente, las llamadas Operaciones Psicológicas); ni mucho menos quisimos hacerlo. De que nuestras ¡Almas Maters”, ¡ya no existían¡ ¡que por propia culpa nuestra, habíamos dado pie, a que el poder político, con plena aceptación de la sociedad, de un plumazo; borre del mapa, a la Benemérita Guardia Civil (BGC), Policía de Investigaciones (PIP) y Guardia Republicana (GRP), por lo tanto estas; como las personas jurídicas, ¡habían muerto¡. Solo, nos quedaba, en el dolor producido por tan irreparable perdida, la acción de que como a nuestros ancestros; honrarlas y venerarlas, guardando el mejor y más dulce recuerdo en nuestras mentes.
Más bien; en lugar de unirnos y constituir una nueva Institución fuerte y poderosa; estúpidamente, nos dedicamos a construir y fomentar “clanes”, cuyo único objetivo era mantener la supremacía del grupo policial, al cual habíamos pertenecido; en el poder. Para lo cual necesariamente había que mantener, como sea; los Altos Mandos y por tanto, la conducción de la nueva Institución. Pero no con el ánimo de fortalecerla, sino de mantener las “taras” y por ende “oscuros privilegios”, que habíamos traído de nuestras Instituciones de origen.
Cuando es nombrado, algún Policía; en los Puestos de la Alta Dirección del Ministerio del Interior y del Comando en sí, lo primero que se averigua es su Código o ex Institución de procedencia y si no es de la nuestra, por desgracia mayormente, por no decir siempre; en lugar de apoyar las buenas ideas que traiga, nos dedicamos a minar su labor, buscando que este caiga y permanezca en el puesto el menor tiempo posible. ¡Cuantas “Noches de Cuchillos Largos”, hemos tenido ya al interior del Instituto, ¡muchas¡.
Esto; si lo hemos aprendido muy bien de nuestra “brillante” clase política.
Algo de lo que no podemos evadir nuestra gravísima responsabilidad, por dolo u omisión, es que en lugar de fomentar, que los nuevos integrantes de la Policía (a los que los “viejos” policías, llamábamos despectivamente PNs o Código 5), se sintieran orgullosos de serlos. Más bien ¡Nos dedicamos a medrar y destruir su autoestima¡, lo que si hemos realizado con una perfección digna de mezquinos dioses.
¿Y que hemos conseguido con ello? Personal, totalmente desmotivado e indolente, que en su gran mayoría, que no se identifica mayormente, para nada; con el apostolado al cual pertenecen.
Otro punto aparte, digno de resaltar lo constituye que cierta parte de la Oficialidad (porcentaje que cada vez se incrementa mas), que una vez que alcanza ciertos niveles altos de Comando, se cree procedente de la Corte Francesa, antes de la Gran Revolución.
Ellos con sus actitudes y forma de desenvolverse, encarnan la perfección; las expresiones de aquellos tiempos, que son famosas hoy en dia: “El Dios Sol” y “Después de mi, el diluvio”.
Estos tipos de comportamiento, son los que más daño ha causado al personal componente de la fuerza policial y deben de ser desterrados por completo. Hay que volver a recuperar los conceptos de: “El policía amigo”, que era sinónimo de tranquilidad, confianza y seguridad para la población. ¡En nuestra manos y solo en nuestras manos; está el lograrlo¡
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