Manuel Velit.
Ya terminando mi tercer año como Oficial en la Policía, de la 36 Comandancia GC de Huacho fui cambiado a la 20 Comandancia de Ica, Comisaría de Nazca, y el problema de la delincuencia en aquel entonces, como ahora, si que era grave alli. Unos años antes la población había sacado de la ciudad la Estación de la Policía de Investigaciones por un acto aislado de un Oficial que ocasionó la muerte de un menor de edad y generó la violenta reacción de los pobladores. Como Guardias Civiles, asumimos tareas de prevención e investigación.
Durante nuestro paso por la Escuela de Oficiales, desde hace algunos años antes y también después, nuestro plan de estudios contemplaba especializaciones en criminología, inteligencia, criminalística en sus disciplinas de Grafotecnia, dactiloscopia, balística forense, investigación criminal, etc. y estábamos tan capacitados en delitos como lo estaba un Oficial de Investigaciones, pues en los lugares que no había Estación de la PIP, la Guardia Civil investigaba delitos.
Era finales del año 1986 o inicios de 1987; los delincuentes comunes hacían de las suyas y llegaron al colmo cuando el sujeto conocido como “Camote” rompió la puerta de la casa del Teniente Jefe de denuncias de la Comisaría de Nazca, robándose hasta su mascota, un perro con pedigree que cuidaba este Oficial. No obstante, teniamos nuestros servicios organizados en franco reten y servicio, y el reten en realidad era un día más de servicio ya que realizábamos patrullajes y operativos contra la delincuencia con muy buenos resultados. Así, apenas después de 24 horas de estos hechos, el “Camote” ya estaba detenido e investigado, con los bienes recuperados y puestos a disposición de la Comisaría de Nazca. Y era una labor diaria que hacíamos con bastante facilidad, ya que trabajábamos con información que nos proporcionaban distintas fuentes de inteligencia, como ambulantes, taxistas, lustrabotas, incluyendo delincuentes “plantados” con quienes había construido una red de informaciones, y que personalmente analizaba y operaba.
No obstante, el problema más grave en aquel entonces eran los asaltos, homicidios, secuestros y violaciones que cometía una banda de asaltantes de carreteras, quienes desvalijaban buses, camiones y todo vehículo que caía en sus manos en las pistas de Nazca y la carretera a Puquio, así como Haciendas, Grifos y Restaurantes, no dudando estos delincuentes en asesinar a los conductores de dichos negocios, y en violar a pasajeras de los buses. Era cosa de todos los días y en base a informaciones confirmadas, pudimos identificar como Jefe de la banda al desalmado y tristemente famoso asesino “La Cobra” cuyo primer nombre era Willy, a su lugarteniente “Loco Zavaleta”, y otros miembros de la organización delictiva entre ellos un policía en retiro apodado “Rosita” y….3 policías de carreteras que alquilaban las armas a los delincuentes. Realmente esto era gravísimo y organicé un pequeño grupo dedicado a cazar a estos delincuentes. En ocasiones hacíamos nuestro patrullaje a pie y en otras ocasiones en vehículos civiles ya que mi Comisario, Un Mayor que vivía en una casa de la Institución al costado de la Comisaría, que apenas podía caminar por su obesidad, me prohibió el uso del único patrullero que teníamos, para no gastar “su gasolina”, y prohibió que haga operativos o patrullajes, pues prefería que esté sentado toda la noche en la Comisaría. Empero, la cosa yo la tenía clara, las órdenes mal dadas se deben analizar bien y hacer lo que más conviene al servicio.
La Jefatura de Comandancia y la Región Policial en Ica se encontraban muy preocupados por los graves sucesos en Nazca, y se ordenaron operativos, movilizaron gente de inteligencia de la ORI Ica, hubo gran despliegue policial durante algunas semanas, pero no hubo resultados y solo se pudo recibir innumerables denuncias contra esta banda y se corroboraba la identidad de los delincuentes. El personal de apoyo de Ica regresó a su base.
Pero, nuestro trabajo diario, permanente y sostenido, aun con las carencias logísticas, dio sus resultados cuando me comunican una información muy confidencial sobre el paradero en esos preciosos instantes, del lugarteniente de la banda, el apodado “Loco Zavaleta”. En un vehículo particular y con dos Guardias de apoyo ubicamos al temible delincuente, dándose a la fuga sus acompañantes luego de los primeros forcejeos. Eran cerca de las 3 de la tarde y bañado en sangre (sangre del “”loco Zavaleta”), con el uniforme roto y sucio, pero cumpliendo con mi trabajo, trasladé enmarrocado a este delincuente a la Comisaría. Mi satisfacción por esta labor, que debería tener los mejores resultados luego de confrontar a las víctimas con el intervenido, entrevistar testigos, etc. se vió de pronto empañada cuando en menos de una hora, luego de encerrarse en su Despacho mi Comisario y la Mamá del delincuente, esta se lo llevaba a su casa “citado”. Por supuesto que tuve rabia, pero me tuve que controlar.
Asi, centré mi objetivo en capturar al Jefe de la banda para desarticular esa organización.De todas maneras, me causaba desazón ver al “Loco Zavaleta” entrar y salir de la Comisaría como en su casa, burlándose de mi en mi propia cara, y que continuaba los asaltos de carreteras de manera incesante. Diariamente cuando estaba de franco o de servicio, peinaba los lugares donde el sanguinario “La Cobra” solía estar, acopiaba información, verificaba lugares, rutas de escape, caminos, pasajes, etc. dentro de la jurisdicción.
Cuando me encontraba de servicio de guardia pero había alguna intervención de envergadura, por falta de personal tenía que intervenir personalmente fuera del local de la Comisaría.
Aquella noche en especial, mi Comisario prohibió que me mueva de la Comisaría y me reiteró que no use el patrullero por ningún motivo; ya la noche anterior había llenado los calabozos con delincuentes y todo el dia habían trabajado los furrieles y Oficiales de denuncias e investigaciones. Era común que cuando salía de franco dejaba nuevamente los calabozos llenos, no de borrachitos sino de delincuentes. Recuerdo que trabajábamos tres Oficiales de mi misma promoción como Oficiales de Guardia en la Comisaría de Nazca, teníamos el grado de Alferez y estábamos ascendiendo a Tenientes. Rómulo Corigiano, retirado después con el grado de Capitán GC; Luis Octavio Bisso Pum, hoy General PNP en actividad, y yo. Entre los 3 nos turnábamos en la Guardia.
A las 2 de la mañana entra la llamada de un informante: “Alferez Velit, “la cobra” está en una fiesta patronal en Buenos Aires, viste de tal manera, y tiene una pistola”……La llamada era de un informante de credibilidad y no lo pensé dos veces. Desobedecí la orden del Mayor de no moverme de la Comisaría, y en compañía del Guardia Pure Haracca, en un taxi, salimos en búsqueda del temible asesino. Cuando bajamos del taxi ya estaba como a cincuenta metros de ventaja corriendo a toda velocidad el delincuente “La Cobra”.
Por algo no había sido yo campeón nacional en atletismo…..y así con uniformes, Kepi, correajes, borceguís y una pistola ametralladora mgp, perseguí al delincuente que estaba con zapatillas y corría también como una gacela. Cuadras mas adelante ya estaba a punto de agarrarlo y se metió a una casa. Los de la vivienda salieron despavoridos y junto al Guardia Pure Huaracca que llegó instantes después, entramos a la vivienda y sacamos a “La Cobra” que estaba debajo de una cama. No tuvo tiempo de usar su arma o tuvo miedo ya que sabia que le dispararíamos si intentaba algo.
Era ya las 3 de la mañana cuando sudorosos pero contentos, llegamos con nuestro detenido, el tristemente famoso “La Cobra”, y apenas ingresamos a la Comisaría, la noticia corrió como reguero de pólvora…..se acumuló gran cantidad de gente en el frontis de la comisaría, cuando de pronto vi al Mayor Comisario entrar en calzoncillos a su Despacho y dirigirse al teléfono. Me llamó para preguntarme algunos detalles de la captura y llamó al Jefe de Región.
MI General…..hemos agarrado a “La Cobra”,…
Si Mi General, estamos seguros que es él….
Si Mi General….
No MI General…..
Si Mi General…..
Si Mi General…..
Era la conversación de mi Comisario dando cuenta al General Jefe de Región a las 3 de la mañana, del resultado de este trabajo, como si fuera planeado y ejecutado por el mismo.
Y antes que amanezca ya Nazca estaba invadido de personal de Inteligencia de Ica al mando de un Mayor, que luego de la confesión de “La Cobra”, se recapturó a Loco Zavaleta, Rosita, y una decena de integrantes de dicha banda, recuperándose robos, armamento, vehiculos, etc. e interviniendo a los policías que proporcionaban las armas a estos delincuentes.
Amaneció también la población frente a la Comisaría, con toda la prensa, y un tremendo despliegue policial que la población veía con agrado y hasta daba vivas y aplausos.
Estuve solo cinco meses en Nazca, y nuestro ascenso a Teniente fue retrazado unos meses; con ello vinieron los cambios. Fui el único Oficial cambiado, de la 20 Comandancia de Ica, a la 53 Comandancia USE- Cusco.
Entrevistado con el General Jefe de Region, este me dijo que mi cambio estaba mal dado pero que si yo quería, solicite documentadamente que me quede. No Mi General, le respondí….voy a acatar mi cambio…..y esa mismo dia, estaba rumbo al Cusco.
Meses después, Mi Mayor Comisario y el Mayor de Inteligencia de Ica, fueron Condecorados por Acción Distinguida con el Grado de Caballeros.
Desde el Cusco hice mi reclamo.....la verdad que ni me contestaron……
La subversión estaba en su momento mas duro y cruel, no habían muchos Oficiales y asumí el cargo de Jefe de Inteligencia de la Región Cusco, Apurimac y Madre de Dios, en mi primer año de Teniente GC, en reemplazo de un Comandante cambiado de colocación.
Recien llegado al Cusco y ya habían volado el tren de turistas a Macchupicchu; asesinado a distra y siniestra a policías y autoridades civiles, asaltado puestos policiales, y el baño de sangre era imparable. 1987 era un año muy duro en cuanto al combate al terrorismo, y como Jefe de Inteligencia haciamos analisis pero también planeabamos y ejecutabamos los mas grandes operativos que nos mereció Reconocimietos por Accion Distinguida en el combate a la subversión.
(Continuará)
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