Alfonso Baella
Publicado en el Diario Expreso de Lima el 28.04.2013
Mi columna sobre la naturaleza humana y el gobierno.
LA CABRA TIRA AL MONTE
El presidente de la república goza, al borde de su segundo año de gobierno, de una aprobación como nunca tuvo un mandatario en la historia del Perú. Con cifras que se mueven alrededor del cincuenta por ciento, Ollanta Humala, recibe también el trasvase de su esposa que, por cierto, lo supera en respaldo.
Con los programas sociales como su buque insignia, el gobierno –encarnado por Nadine Heredia y Ollanta Humala- avanza gastando dinero como nunca tuvo gobernante alguno en la historia del Perú. El asistencialismo como hay que llamarlo en rigor, se va convirtiendo en la fórmula que ayuda a que ese mundo idílico y de ensueño convierta gobernar en escoger cuánto, cuándo y a quién -según mi voluntad- le doy, más o menos, dinero. Si consideramos que ese recurso entregado no genera riqueza sino sólo la reparte resulta perverso si el gobierno cifra en esa política el mayor contribuyente a esa popularidad.
El ex canciller Francisco Tudela, decía hace unos días analizando la coyuntura política “no se puede ir contra la naturaleza humana”. El refrán popular dice que “la cabra tira al monte”. Es decir, no es posible ir en contra de lo que uno es o en contra de lo que uno aprendió de pequeño. Wikipedia nos ilustra: “ La naturaleza humana es el concepto filosófico, según el cual los seres humanos tienden a compartir una serie de características distintivas inherentes, que incluyen formas de pensar, sentir y actuar”.
La popularidad producto de regalar dinero -No el suyo sino el de todos los peruanos- revela claramente una naturaleza humana bien definida. Antes que impulsar, de verdad, las inversiones productivas, antes que apoyar la modernización del Estado y mucho antes que reforzar la institucionalidad democrática, el gobierno opta por el regalo, el asistencialismo, el intervencionismo y el retroceso. La Gran Transformación en lugar de La Hoja de Ruta; el polo rojo en vez del blanco.
El viraje en que estamos hoy en día es el producto de esa forma de pensar que cree en el espejismo de Velasco y un modelo donde el Estado está para servirse de él y no para servirnos convirtiéndolo, para ello, en uno verdaderamente eficiente y moderno.
La cabra tira al monte y lo estamos viendo. Pero no hay duda que hay otra naturaleza humana más importante aún y es la del pueblo peruano que pese a ese Estado inservible aprendió a no depender ni a pedirle prácticamente nada. La revolución económica de Lima norte, este y sur, la formación de emporios industriales y comerciales en casi todas la provincias y la conectividad de las zonas rurales, para mencionar sólo algunas cosas, son el vivo ejemplo que el peruano aprendió a trabajar sin Estado o, mejor dicho, a pesar de él. Por eso quien quiere volver al pasado tendrá que enfrentarse, de todas maneras, no a partidos ni a una oposición política solamente, sino a algo mucho más grande, aunque aún no plenamente organizado, que es, simplemente, la gente que se ha roto el lomo para llegar hasta aquí y que tiene su taxi, su terrenito, su negocio, hijos profesionales y, sobre todo, sueños, que ve progreso, perspectiva y futuro porque ve libertad. Vienen días difíciles pero vienen también días de reafirmación y esperanza.
Alfonso Baella
Publicado en el Diario Expreso de Lima el 28.04.2013
LA CABRA TIRA AL MONTE
El presidente de la república goza, al borde de su segundo año de gobierno, de una aprobación como nunca tuvo un mandatario en la historia del Perú. Con cifras que se mueven alrededor del cincuenta por ciento, Ollanta Humala, recibe también el trasvase de su esposa que, por cierto, lo supera en respaldo.
Con los programas sociales como su buque insignia, el gobierno –encarnado por Nadine Heredia y Ollanta Humala- avanza gastando dinero como nunca tuvo gobernante alguno en la historia del Perú. El asistencialismo como hay que llamarlo en rigor, se va convirtiendo en la fórmula que ayuda a que ese mundo idílico y de ensueño convierta gobernar en escoger cuánto, cuándo y a quién -según mi voluntad- le doy, más o menos, dinero. Si consideramos que ese recurso entregado no genera riqueza sino sólo la reparte resulta perverso si el gobierno cifra en esa política el mayor contribuyente a esa popularidad.
El ex canciller Francisco Tudela, decía hace unos días analizando la coyuntura política “no se puede ir contra la naturaleza humana”. El refrán popular dice que “la cabra tira al monte”. Es decir, no es posible ir en contra de lo que uno es o en contra de lo que uno aprendió de pequeño. Wikipedia nos ilustra: “ La naturaleza humana es el concepto filosófico, según el cual los seres humanos tienden a compartir una serie de características distintivas inherentes, que incluyen formas de pensar, sentir y actuar”.
La popularidad producto de regalar dinero -No el suyo sino el de todos los peruanos- revela claramente una naturaleza humana bien definida. Antes que impulsar, de verdad, las inversiones productivas, antes que apoyar la modernización del Estado y mucho antes que reforzar la institucionalidad democrática, el gobierno opta por el regalo, el asistencialismo, el intervencionismo y el retroceso. La Gran Transformación en lugar de La Hoja de Ruta; el polo rojo en vez del blanco.
El viraje en que estamos hoy en día es el producto de esa forma de pensar que cree en el espejismo de Velasco y un modelo donde el Estado está para servirse de él y no para servirnos convirtiéndolo, para ello, en uno verdaderamente eficiente y moderno.
La cabra tira al monte y lo estamos viendo. Pero no hay duda que hay otra naturaleza humana más importante aún y es la del pueblo peruano que pese a ese Estado inservible aprendió a no depender ni a pedirle prácticamente nada. La revolución económica de Lima norte, este y sur, la formación de emporios industriales y comerciales en casi todas la provincias y la conectividad de las zonas rurales, para mencionar sólo algunas cosas, son el vivo ejemplo que el peruano aprendió a trabajar sin Estado o, mejor dicho, a pesar de él. Por eso quien quiere volver al pasado tendrá que enfrentarse, de todas maneras, no a partidos ni a una oposición política solamente, sino a algo mucho más grande, aunque aún no plenamente organizado, que es, simplemente, la gente que se ha roto el lomo para llegar hasta aquí y que tiene su taxi, su terrenito, su negocio, hijos profesionales y, sobre todo, sueños, que ve progreso, perspectiva y futuro porque ve libertad. Vienen días difíciles pero vienen también días de reafirmación y esperanza.
Alfonso Baella
Publicado en el Diario Expreso de Lima el 28.04.2013
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